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Imagen de un mirlo visitando una de las estaciones Brinzal ubicadas en cinco colegios rurales de Gran Canaria. Cober
Proyecto Brinzal

Los guardianes de la Selva de Doramas: cómo cuidar aves sirve para restaurar el ecosistema

Escolares de cinco colegios rurales se convirtieron en agentes claves de la iniciativa liderada por la Asociación Fénix Canarias junto con el Cabildo de Grtan Canaria a través de Educa Ecoisla

Aday Martín Santana

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 21 de junio 2025

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En cinco colegios rurales de Gran Canaria, donde las sombras del monteverde aún se abren paso entre barrancos y laderas, un pequeño grupo de escolares 'trabaja' mimando a los pájaros en pequeñas estaciones instaladas en sus centros educativos para ayudar a repoblar la vegetación de unas medianías golpeadas por la presión humana y los incendios forestales. El proyecto Brinzal es una iniciativa promovida por la Asociación Fénix Canarias y el Cabildo de Gran Canaria a través del proyecto Educa Ecoisla.

Los centros CEIP Villa de Firgas, CEIP Carretería de Moya, CEO Valleseco, CEIP Monseñor Socorro Lantigua de Teror y CEIP Manuel Valbuena Pedraza de Fontanales han sido fundamentales en el funcionamiento del proyecto, que comenzó en febrero, aunque es la segunda edición. Cinco estaciones fueron colocadas en cada centro con cuencos con agua y frutos del monteverde -acebiños y madroños- y los escolares se encargaban de renovar el agua y la comida cada semana. Además, se instalaron cámaras de fototrampeo que se activaban cuando detectaban el movimiento de las aves.

Los animales que visitaban las escuelas podían hidratarse, asearse, desparasitarse y devorar frutos de especies endémicas del archipiélago, para así ser partícipes de la repoblación del ecosistema monteverde de Gran Canaria. ¿De qué forma? Cuando comían estos alimentos, sus semillas caían al suelo a través de sus heces, con un objetivo: la restauración de la antigua Selva de Doramas. Una alianza ejecutada a la perfección por los colegios y la asociación junto al Cabildo.

Distintas imágenes del proyecto Brinzal. C7
Imagen principal - Distintas imágenes del proyecto Brinzal.
Imagen secundaria 1 - Distintas imágenes del proyecto Brinzal.
Imagen secundaria 2 - Distintas imágenes del proyecto Brinzal.

«¡Mira, mira, mira 'profe' un mirlo, está ahí y está comiendo!», señalaba entusiasmado un niño del CEIP Monteseñor Socorro Lantigua de Teror, por lograr avistar a esta especie el pasado 10 de junio, el día que se clausuraba el proyecto. El cierre fue en la finca de Osorio y contó con la presencia de Víctor de León, biólogo de la asociación Fénix Canarias; María Belén Hernández y Arume García, técnicas del proyecto Educa Ecoisla del Cabildo; y alumnado de los cinco colegios mencionados anteriormente, que realizaron una serie de actividades para demostrar todo lo que habían aprendido en avifauna estos meses.

El mirlo -Turdus merula- fue con diferencia la especie que más visitó las estaciones. De hecho, en el colegio de la villa mariana, a uno le llamaron 'Pancracio' ya que cada día paraba en la caseta para comer. Se dieron cuenta de que era el mismo porque tenía una herida. Gracias a esta iniciativa fue curándose poco a poco de esta pequeña lesión y ya está al 100%. «Le cogimos mucho cariño, nuestro cole era como su segunda casa», comentó una niña con una sonrisa en el rostro recordando al pequeño Pancracio. El mirlo juega un papel crucial en la recuperación de la laurisilva en Gran Canaria al dispersar grandes semillas de especies endémicas, ya que gracias a su tamaño son capaces de diseminar en mayor volumen.

Algunas de las especies que visitaron las estaciones fueron el mirlo, el pinzón canario, el petirrojo, el herrerillo de Gran Canaria, el canario y el mosquitero

Otra de las especies que más visitó a los colegios fue el petirrojo de Gran Canaria, un pájaro fácil de distinguir por los pequeños ya que tiene una llamativa mancha anaranjada en el pecho, la garganta y el cuello. Este ave, que está incluido en el Catálogo Canario de Especies Protegidas, es atrevida, sociable y curiosa. Por eso no tardó en conocer las casetas de los colegios. Tampoco quiso perderse el fin de fiesta. «¡Un petirrojo, eso es un petirrojo!», exclamó un niño al verlo posado en un árbol de la finca de Osorio. También fueron captados por las cámaras el mosquitero, el pinzón canario, el herrerillo, la paloma y la tórtola.

Respeto por la naturaleza

Judith Artiles, profesora del CEIP Villa de Firgas, destacó en la clausura del proyecto el «entusiasmo» e «interés» de su alumnado con esta actividad. «Estaban deseando que llegase el viernes para darles de comer y de beber a las aves», señalaba mientras miraba de reojo a sus pequeños.

«A mí personalmente me ha gustado muchísimo, he notado que han sentido respeto por la naturaleza. Además, han valorado y entendido que hay que cuidar a los bosques que tenemos en la isla», añadió la maestra mientras realizaban una caminata por la finca de Osorio. «Al principio les costaba acercarse a la estación, los mirlos fueron los primeros, ya que son los más confianzudos. Los niños se pusieron a dar saltos cuando aparecieron más especies como el herrerillo o el pinzón», concluye.

Por su parte, Víctor de León agradeció la labor tanto al alumnado como a los profesores. «Gracias a ustedes hemos ayudado no solo a las aves, también a los bosques de laurisilva que tenemos aquí», señaló antes de comenzar con los talleres didácticos.

De León destacó que «más de un centenar» de pájaros visitaron algunos de los centros desde que comenzó la iniciativa e incluso puso en valor que Pancracio, el mirlo que visitaba a menudo el Monseñor Lantigua de Teror, pudo recuperarse de la herida y volar con normalidad.

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