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Los graneros de los aborígenes, construcciones únicas en el archipiélago

Los graneros de los aborígenes, construcciones únicas en el archipiélago

Los aborígenes de Gran Canaria utilizaban el laurel para combatir los insectos, ya que las plagas podían acabar con la cosecha.

N.M

.Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 28 de septiembre 2020, 12:12

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Los graneros colectivos son construcciones únicas en el archipiélago canario, no se conoce nada igual en otras islas, además eran espacios vitales para los aborígenes de Gran Canaria, pues no solo funcionaban para conservar y almacenar los alimentos más allá del ciclo de la cosecha, sino que su mantenimiento unía al grupo y garantizaba la supervivencia, tal como pudieron descubrir los internautas de la cuarta visita virtual al Patrimonio Histórico celebrada por el Cabildo.

El arqueólogo insular Javier Velasco y el historiador de Tibicena Octavio Rodríguez, junto a la intérprete de Gran Canaria Signos, Nayra Jiménez, explicaron las curiosidades, similitudes y diferencias de los graneros colectivos de Temisas, Guayadeque y Acusa a 190 hogares en esta cuarto recorrido que se vale de técnicas modernas para transportarse al pasado.

El viaje comenzó en las Cuevas de Pósito, en la Caldera de Temisa, donde los internautas conocieron que aparte de almacenar alimentos, el entorno hacía posible la gestión de las cosechas y del agua.

Y es que los arqueólogos tienen la certeza de que el mantenimiento de los graneros se realizaba de manera colectiva y elegían el sitio para construir cada uno de acuerdo con ciertas especificaciones como la disposición de agua y la proximidad tanto a los asentamientos de población como a los espacios de interés agrícola.

Los silos: las neveras antiguas que conservan los alimentos

Los silos son espacios en donde se almacenaban granos y otros alimentos, son los agujeros tan característicos de los graneros colectivos y permiten mantener la temperatura y humedad constante gracias a sus características ambientales internas, a lo que se suma su altura y la disposición de zonas aireadas y secas. Estas características los hacían idóneos para la conservación de los granos, plantas o frutas.

Los estudios arqueológicos han probado que los aborígenes de Gran Canaria almacenaban sus alimentos en los graneros colectivos para conservarlos más allá del año que dura el ciclo agrícola, y por ello eran de gran utilidad para garantizar la protección y conservación de los alimentos.

La mayor parte de los silos presentan en su boca los restos de los acondicionamientos de su cierre, muy posiblemente con la ayuda de puertas de madera como la que fue identificada en una investigación arqueológica realizada en Temisas por el Cabildo de Gran Canaria.

La conservación de los alimentos

Los aborígenes observaban el medio que les rodeaba y creían que la mejor forma de conservación era la que mostraba la forma natural de la planta, por ello los cereales eran almacenados con cascarilla y la espiga sin trillar, los arqueólogos creen que era para ofrecer protección a los granos frente a los insectos. Los higos fueron centrales en la dieta de los aborígenes y son resistentes a la descomposición.

La cebada necesita poca agua y es un cultivo común en Gran Canaria. En los graneros colectivos los arqueólogos también han encontrado restos de trigo, lentejas, habas, espigas, dátiles, támara y fruto del mocán.

También han encontrado restos de gorgojos del trigo junto a hojas de laurel, pues esta planta se usaba como insecticida natural contra los insectos para que no acabaran con un volumen considerable de la cosecha.

Graneros fortificados y sin fortificar

Los intérpretes explicaron que hay dos tipos de graneros colectivos, los fortificados y los no fortificados, esta tipología podría estar relacionada con su antigüedad, ya que los primeros datan del siglo XI y los segundos del IX, lo que coincide con el desarrollo de la agricultura y de la supervivencia que los aborígenes habían adquirido como grupo.

El granero fortificado o inaccesible está ubicado en zonas de difícil acceso, lo que los hace fácil de defender, y un ejemplo de este tipo es el de La Audiencia o Cueva de Pósito que tiene orificio en el techo, lo que pudiera ser su acceso original.

Otros ejemplos de graneros fortificados son el de Cuevas Muchas, en Guayadeque, a pesar de parecer accesible y de tener un único acceso, su arquitectura interior es de difícil recorrido. Y otro es el que está ubicado en Acusa, el Granero del Álamo, ya que para acceder a este espacio se debe utilizar técnicas de escalada.

El segundo tipo es el granero no fortificado o accesible, generalmente están a pie de ladera, y su acceso es más sencillo, destacan el que existe en la Fortaleza y el de La Montañeta en Moya.

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