20 años de la caída del hito geológico de Agaete: «Ya se nos fue el Dedo de Dios»
El 28 de noviembre de 2005 la tormenta Delta arrebató a la villa marinera su símbolo y dejó una profunda herida en los corazones de los culetos que, por mucho que pase el tiempo, será difícil que llegue a cicatrizar
Así como la naturaleza le concedió a Agaete el enorme privilegio de poder disfrutar durante muchos años del Dedo de Dios, en la tarde del 28 de noviembre de 2005 fue también la naturaleza la que decidió arrebatárselo, provocando un profundo dolor y tristeza en los culetos que perdura hasta el día de hoy.
Hace 20 años la tormenta tropical Delta irrumpió con fuerza en el archipiélago y, pese a pasar solo por encima de las islas la cola de la tormenta, causó destrozos de gran magnitud, como dejar sin luz a más de 350.000 personas en Tenerife. Aunque el más grande lo causó en el corazón de Agaete. El anteriormente llamado Roque Partido -fue nombrado como Dedo de Dios por Fray Lesco en los años 60- no aguantó las fuertes rachas de viento, de más de 130 kilómetros por hora, y los golpes del mar, por lo que se acabó derrumbando, generando un estruendo y una gran nube de polvo.
Pese a que la caída sucedió sobre las 18.00 horas de la tarde, debido a los avisos y las alertas activadas pocos fueron los testigos que presenciaron el derrumbamiento. Una de las afortunadas fue Rita Sosa, dueña del restaurante Dedo de Dios, quien recuerda aquella tarde con profunda tristeza. «Se escuchó un estruendo y seguidamente los gritos de la camarera que trabajaba con nosotros y de una pareja que estaba sentada en la mesa 15», relata.
«Se escuchó un estruendo y seguidamente los gritos de la camarera que trabajaba con nosotros y de una pareja que estaba sentada en la mesa 15», recuerda Rita
Tanto la camarera como los clientes decían que había sido el Dedo de Dios el que se había caído. Rita, quien veía ese hecho imposible, supuso que fue un desprendimiento de la montaña que se encuentra detrás. «Tuvimos que esperar un rato porque lo único que se veía era una nube de polvo, que junto a cómo golpeaba el mar imposibilitaba comprobar lo que se había caído». A los minutos ya se pudo apreciar que sí, había sido el hito geológico de Agaete el que se había derrumbado, a lo que Rita complementó con un «ya se nos fue el Dedo de Dios».
La dueña del restaurante afirma haber visto temporales grandes y al mar muy bravo, pero «en los 40 años que llevamos con el restaurante abierto nunca presenciamos algo como lo de aquella tarde. Las rachas de viento y las olas eran increíbles», rememora. Uno de los mejores recuerdos que no olvidará nunca Rita es cuando se ponía el sol y veía la sombra del Dedo de Dios reflejada en la montaña. «Siempre me asomaba por la cristalera para ver ese momento. Era una vista preciosa cuando la sombra de la falange se mostraba».
El peligro de querer reconstruirlo
Durante estas dos décadas han surgido ideas para reconstruir el trozo que se derrumbó, pero tanto en la opinión popular del pueblo de Agaete como en la de los expertos de las administraciones públicas se sostiene que podría ser realmente peligroso realizar una actuación de ese calibre sobre el símbolo geológico, puesto que se corre el riesgo de que se llegue a derrumbar al completo el roque.
Al poco del desprendimiento llegó Maria del Carmen Rosario, actual alcaldesa de Agaete, quien en aquel entonces ocupaba un puesto como consejera del Cabildo. «Estaba en la capital y cuando recibí la llamada fui corriendo hacia la playa de Las Nieves para ver cómo había quedado nuestro Roque Partido. Cuando llegué ya había periodistas cubriendo la caída. Esto fue un drama enorme para nuestro pueblo», recuerda.
La regidora expone que al poco de suceder comenzaron a llegar las llamadas desde Europa para pedir tanto al alcalde de Agaete de ese momento, Antonio Calcines, como al Cabildo para ver qué se podía hacer para reconstruir el Dedo de Dios. «Nos decían que nos daban el dinero que hiciera falta. Eran conscientes de que era un gran atractivo turístico en la isla», detalla la primera edil. María del Carmen cree que aunque se haya caído una parte, «aún sigue presente el resto del roque, al que seguimos considerando nuestro símbolo».
Actualmente desde las diferentes administraciones públicas se ha decidido trasladar la imagen del Dedo de Dios a un plano más cultural. Es por ello que en cada rincón de la villa marinera permanece la representación del roque, ya sea con fotografías, murales o cualquier otro elemento. Sin ir más allá, para las fiestas de La Rama de este año el fotógrafo Nacho González realizó una exposición de 20 instantáneas del Dedo de Dios para conmemorar las dos décadas desde su caída.
«Yo me enteré porque me llamó una compañera fotógrafa, ya que era reconocida mi pasión por Agaete», cuenta Nacho, quien al principio creía que no era posible y se fue al día siguiente a retratar con su cámara el estado en el que había quedado el roque. De la misma manera, la sensación que se vivió ese día fue «como cuando vas a un tanatorio a despedirte de un familiar que ha fallecido, ya que era parte de nuestro recreo», lamenta el fotógrafo.
Fuente de inspiración
La influencia del Dedo de Dios trascendía más allá de las fronteras de Agaete. Para figuras ilustres en las islas significaba su fuente de inspiración como para el artista de Agaete, Pepe Dámaso, o para el escultor César Manrique. El propio Dámaso declaraba en 2008 a este medio que «la desaparición del Dedo de Dios fue como una amputación espiritual en mi vida».
«La desaparición del Dedo de Dios fue como una amputación espiritual en mi vida», contaba entonces Pepe Dámaso
En 2005 Pepe Santana era sargento de la Guardia Civil en la villa marinera. Actualmente se dedica a rescatar historias sobre el municipio y difundirlas. «Lo recuerdo metido en mi casa y viendo el temporal desde la ventana. Me enteré por la noche de su caída y fui por la mañana a ver cómo había quedado», detalla Pepe.
«Tal y como lo creó la naturaleza, ella misma fue la encargada de decidir sobre él. No siempre tiene que haber interacción humana», opina Pepe. Para él fue una tristeza enorme, puesto que «nosotros siempre íbamos a buscar lapas cuando la marea estaba baja y nos quedábamos impresionados mirándolo».
Pese a que fue un duro golpe para los culetos, muchos eran los vecinos que vieron durante años la degradación y el desgaste de la parte más alta, por lo que «nosotros ya preveíamos que tarde o temprano se iba a caer», sentencia el exsargento.
Trabajando en un bar en Artenara se encontraba Cristóbal García, vecino de Agaete, cuando le llegó la noticia de que se había caído el hito geológico. «Me lo dijo una persona y creía que se estaba riendo de mí, porque siempre estaban con la broma de que era culeto. Le pregunté a un trabajador de la Cruz Roja que se encontraba por allí y me confirmó que se había derrumbado». Cristóbal cuenta que una tristeza enorme invadió su cuerpo. Tanto que «estuve tres meses sin poder mirar hacia el Dedo de Dios«.
«Estuve tres meses sin poder mirar hacia el Dedo de Dios», relata Cristóbal
Actualmente el Roque Partido se conserva a unos cuantos metros de la playa de Las Nieves, formando una especie de muñón a la que se le ha amputado su dedo índice. Pese al desagradable acontecimiento en la tarde de aquel fatídico 28 de noviembre de 2005, el Dedo de Dios continúa siendo una de las señas de identidad de Canarias.