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A la sombra del volcán de Toneles, transcurre esta ruta salpicada de lavas, jable y algún que otro charco que finaliza en el poblado de Jacomar. En la costa este de municipio de Antigua, el camino está incluido en el Red Canaria de Senderos y discurre a ratos abrupto, a ratos en corto remanso, siempre marcado por la piedra de malpey, por lo que exige un calzado de montaña de suela dura.
El sendero bordea la isla baja, esto es un nuevo terreno surgido en la costa por la acumulación de materiales de origen volcánico, que se formó cuando erupcionó el volcán de Toneles, también llamado de Jacomar, hace entre 185.000 años y 10.000 años. Toneles no es un volcán cualquiera ya que se sitúa sobre un cuchillo (restos de antiguos edificios volcánicos de hace unos quince millones de años) llamado de los Olivos. Es por tanto, un volcán sobre un volcán aún más antiguo, lo que le da una altitud de 435 metros: 300 metros mide el cuchillo de los Olivos y 135 más el volcán de Toneles.
Toneles da nombre también a la ensenada o pequeña playita de arena negra donde empieza la caminata, pero también a Punta de Toneles, donde la lava deja paso al jable, que se arremolina en forma de pequeña marisma con la marea baja y que llama al primer chapuzón del paseo.
Aunque el malpey puede abrumar a primera vista por lo sinuoso y a ratos abrupto, sólo hay que dejarse llevar por la vereda hasta Jacomar, contemplar cómo se pone en pie en algunos lugares como en la Punta de la Salina Alta, cómo cede y agacha la cabeza en la ensenada de Puerto Rico, ya muy cerca de las casas de Jacomar.
En Punta Gorda, las mareas dejan un charco rodeado de arena blanca que termina donde empieza la vegetación de uvillas de mar. Y aquí reside el segundo chapuzón de la ruta por la isla baja.
En cualquiera de esas puntas de lava entrando en el Atlántico, es fácil ver a pescadores de tierra que a veces hacen noche en los corralitos de piedra, a veces vienen desde el poblado de Jacomar a echar un lance.
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Cuando se llega al poblado Jacomar, que no está ni a media hora de la playa de Toneles, y después de tanto malpey, no hay que dejar de visitar las antiguas salinas. Están situadas detrás de las chozas y su sal se debió usar para conservar el pescado, ya que Jacomar hunde sus raíces en un antiguo poblado donde la gente venía en verano a pescar, jarear y salar el pescado para el invierno.
Cuando haya ganas, se coge la vereda de vuelta por el malpey hacia la playa de Toneles. Y entonces parece que la mirada se ha reconciliado con la lava.
En coche, hay que girar hacia Tenicosquey en el kilómetro 30 de la carretera FV-2, coger la pista de tierra que conduce a la playa de Toneles, dejar a un lado la señalización de la Red de Senderos, pasar por delante de la gambuesa y llegar a la playa. Allí, fuera del dominio público marítimo terrestre, aparcar el vehículo y coger el camino que bordea la costa hasta la playa.
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Melchor Sáiz-Pardo, Sara I. Belled, Álex Sánchez y Lidia Carvajal
Ignacio Tylko | Madrid y Álex Sánchez
Borja Crespo, Leticia Aróstegui y Sara I. Belled
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