La importancia de la neurociencia cognitiva del envejecimiento en el siglo XXI

A partir de la década de los años noventa del siglo pasado la neurociencia cognitiva del envejecimiento comienza a abrirse paso como una necesidad imperiosa ante el extraordinario aumento de la población mayor en el mundo, y de forma especial en nuestro país, uno de los más envejecidos de Europa por lo que en base a un tema de tanta actualidad estructuramos el artículo de hoy.

El objetivo principal de la neurociencia cognitiva del envejecimiento es analizar las relaciones entre los efectos del envejecimiento fisiológico o normal sobre el funcionamiento cerebral y la cognición para poder facilitar delimitar con la mayor precisión posible lo normal de lo patológico.

Hasta que punto ciertos fallos en el funcionamiento cerebral que nos comentan en la consulta nuestros pacientes se deben al envejecimiento normal o caen en el terreno de una patología neurodegenerativa en sus fases iniciales como una demencia ?

Para el adecuado desarrollo y aplicación práctica de la neurociencia cognitiva del envejecimiento se deben utilizar recursos de diversa índole como técnicas psicométricas, neuropsicológicas, de neuroimagen estructural, análisis bioquímicos, biomarcadores, modernas técnicas de neuroimagen funcional hemodinámicas y metabólicas como tomografía por emisión de positrones o resonancia magnética funcional.

Otras técnicas que pueden precisar determinados pacientes son las electrofisiológicas como electroencefalografía, potenciales evocados o magneto encefalografía.

Las evidencias procedentes de ambos tipos de técnicas se complementan ya que las electrofisiológicas informan de la actividad eléctrica directa de las neuronas con una resolución temporal del orden del milisegundo mientras que las hemodinámicas tiene una alta resolución espacial, especialmente la resonancia magnética funcional en el orden del milímetro.

¿Sobre que aspectos la neurociencia cognitiva ha realizado ha realizado aportes importantes al envejecimiento cognitivo?

En primer lugar, a la afectación diferencial y heterogénea de las funciones cognitivas en la vejez, en segundo lugar la identificación de factores que provocan la elevada variación interindividual en el rendimiento cognitivo de las personas mayores, en particular los que las condicionan favorablemente como la educación y otras variables que fomentan reserva cognitiva.

También el análisis de las complejas relaciones interactivas entre estructura y función concretadas en las relaciones entre reserva neural y cognitiva.

Sin olvidar los efectos a que dan lugar intervenciones no farmacológicas como el entrenamiento o la rehabilitación cognitiva en las mencionadas estructuras y funciones.

Con respecto a la afectación diferencial de las funciones cognitivas con la edad, la neurociencia cognitiva ha aportado pruebas de áreas y redes neurales con grados diferentes de afectación en el cerebro del mayor. Entre las evidencias que respaldan la afectación cognitiva asociada a la edad se encuentran:

-Reducción del volumen y adelgazamiento de la corteza en diversas estructuras cerebrales, particularmente los lóbulos frontales.

-Las alteraciones en la sustancia blanca de los haces que interconectan áreas del neocórtex.

-Los déficit funcionales, tanto en los patrones de activación como en la conectividad funcional de las distintas redes cerebrales que sustentan una reducción de la diferenciación funcional.

-La especificidad en distintas redes cerebrales en relación con las demandas de la tarea especifica.

-Las reducciones en la densidad sináptica y en la eficiencia de algunos neurotransmisores, particularmente dopamina y serotonina con repercusión en los procesos cognitivos.

Con respecto al estudio de la conocida e interesante reserva cognitiva las aportaciones de la neurociencia cognitiva están permitiendo superar la dualidad de las concepciones de reserva estructural neural o pasiva y de reserva funcional cognitiva activa y adentrarse en el análisis de las complejas relaciones que establecen ambos tipos de reservas.

Por otra parte, en lo que a efectos de las intervenciones cognitivas se refiere, las ganancias del entrenamiento y rehabilitación cognitivas así como su mantenimiento a través del tiempo de seguimiento informadas previamente por estudios conductuales, han sido respaldadas por el hallazgo de cambios cerebrales tanto a nivel estructural como funcional.

Hipótesis explicativas sobre el envejecimiento cognitivo como la del enlentecimiento cognitivo, la de las limitaciones en los recursos de procesamiento y de memoria de trabajo o la del déficit en el control inhibitorio están siendo respaldadas y enriquecidas desde la neurociencia cognitiva.

Otras como la hipótesis de la alteración frontal asociada al deterioro relacionado con la edad en las funciones ejecutivas tuvieron que compatibilizarse con la creciente evidencia procedente de la neurociencia cognitiva que destacaba el importante papel que los lóbulos frontales asumían en los procesos de compensación en personas mayores con niveles elevados de rendimiento.

En recientes estudios se pudo comprobar que el reclutamiento de nuevas áreas cerebrales, o la disminución de la activación de las que usualmente están activas para un determinado proceso cognitivo puede ir ligado a un menor rendimiento cognitivo, lo que apoya el proceso de desdiferenciación (pérdida de la especialización y especificidad de las regiones neurales) asociado a la edad, que previamente había sido descrito desde aproximaciones conductuales.

Se ha demostrado que personas mayores sanas tienden a mostrar activación bilateral en áreas homólogas de ambos hemisferios, generalmente en el lóbulo frontal, ante tareas que en los jóvenes activan regiones de un solo hemisferio.

Con la edad se observa un desplazamiento de la activación desde áreas posteriores del cerebro hacia áreas anteriores, con una mayor implicación del córtex frontal.

Con respecto a los importantes cambios plásticos cerebrales cabe indicar que los mecanismos que promueven la plasticidad a lo largo de la vida, además de poder verse influenciados por factores bien conocidos como el ejercicio físico, el estrés o la intervención cognitiva también pueden potenciarse a través de técnicas como la estimulación craneal no invasiva.

Después de varias sesiones de estimulación estos efectos pueden persistir en el tiempo debido a los cambios sinápticos a lago plazo que provoca.

La mayor comprensión del envejecimiento cognitivo facilitará un abordaje integral de los efectos de la edad sobre el cerebro.

Las aportaciones de la neurociencia cognitiva han venido a complementar las pruebas sobre el envejecimiento cognitivo obtenidas a través de medidas comportamentales desde diferentes aproximaciones psicológicas.

Hay estructuras cerebrales bien preservadas o con menor afectación a pesar de la edad como las diferentes áreas del córtex sensorial o de las que soportan funcionalmente el conocimiento general del mundo.

Estudios con modernas técnicas de neuroimagen funcional informaron de la capacidad del cerebro de adultos mayores para cambiar los niveles de activación y reorganizarse a través del reclutamiento de regiones neurales adicionales.

El efecto protector de la educación entre otras variables de la reserva cognitiva frente a enfermedades neurodegenerativas ha recibido un impulso desde la neurociencia cognitiva y ha contribuido a entender mejor los mecanismos subyacentes para poder fomentarlos.

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