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Ilustración: Tomás Ondarra
Tu móvil te espía: ¿qué sabe de ti?

Tu móvil te espía: ¿qué sabe de ti?

Desde tus desplazamientos hasta los latidos de tu corazón, los móviles son grandes cotillas que almacenan todo tipo de datos

SARA BORONDO

Lunes, 25 de octubre 2021, 23:03

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Estamos en la era de la información, con todo lo que eso supone. Internet es la mayor biblioteca de conocimiento que haya existido nunca, el 'big data' puede dirigir gran parte de nuestras vidas en unos años (no demasiados) y la información llega a todo el planeta desde cualquier parte del mundo, conectando personas y objetos. Los datos son actualmente un bien muy preciado, pero no difícil de conseguir, y la manera más sencilla de obtenerlos es a través de un teléfono móvil. Se dice que nuestros aparatitos saben más de nosotros que nuestra madre, nuestra pareja o incluso que nosotros mismos. ¿Hasta qué punto es así?

En realidad, los smartphones sabrán tanto como les permita su propietario, pero lo cierto es que sí suelen acabar 'conociendo' los gustos de sus propietarios, lo que hacen, dónde van, cómo duermen y juegan, lo que compran y hasta cómo respiran. En el caso de Google, esta información se suma a la de todos aquellos dispositivos en los que tengas cuenta de Google activada. Si quieres saber qué información tiene Google de ti, puedes irte en el ordenador a la configuración de la cuenta desde el navegador Chrome y entrar en el menú 'Datos y Privacidad': ahí se ve, incluso se pueden descargar todos los datos que tenga la empresa. Eso sí, probablemente sea tanta información que tarde horas en descargarse.

Los móviles, tal como se compran, vienen preparados para registrar buena parte de esa actividad, que supuestamente se queda almacenada en el terminal, pero luego la mayoría de las aplicaciones van pidiendo permiso para acceder a esa información que recibe el dispositivo y que es de lo más completo. Repasemos algunas facetas de nuestra vida de las que toma buena nota nuestro teléfono.

Ubicación: dónde has estado y cuándo

El GPS (siglas de 'global positioning sistem', sistema de posicionamiento global en español) utiliza la navegación por satélites, un receptor (el móvil, en este caso) y algoritmos para determinar dónde se encuentra el receptor. Como todos llevamos siempre el móvil encima, con el GPS se puede conocer el recorrido de una persona a lo largo del día, cuántos pasos ha dado, a qué velocidad (gracias al acelerómetro, una tecnología que detecta la fuerza y la aceleración con que se desplaza el teléfono, y al giroscopio, que mide la orientación hacia la que se mueve el aparato) y a qué horas. Esta es la base para que Google Maps indique dónde estás o cómo llegar a donde quieres ir, pero también lo utilizan las aplicaciones pensadas para controlar el ejercicio que haces cada día o Radar Covid, la app que detecta si has estado cerca de una persona que ha dado positivo en Covid-19.

Aunque el teléfono no tenga activado el GPS, sigue registrando su ubicación gracias a la conexión de telefonía móvil: el dispositivo se comunica con las antenas y así es posible establecer dónde está su propietario, a quién ha llamado y cuándo lo ha hecho.

Tus llamadas y apps: qué uso haces del móvil

El móvil registra las llamadas que se han hecho y cuándo y por cuánto tiempo utilizas cada aplicación, como se ve al comprobar el uso de la batería o herramientas como Bienestar Digital. La cámara también registra cuándo se utiliza y añade esa información a los metadatos incluidos en los archivos de imagen. Cada aplicación de mensajería instantánea almacena también todo lo referente a ese uso, a menos que se borre, aunque en este caso suelen estar encriptadas.

'Oídos' indiscretos: lo que se dice alrededor

El micrófono del teléfono, además de para hablar y enviar mensajes de voz, se utiliza para detectar si el usuario intenta activar el asistente de voz de Google o Siri. Escucha durante unos segundos si alguien pronuncia las frases «OK, Google» u «oye, Siri» –según el sistema operativo– y, si es así, activa el asistente. Si no, borra esa información y vuelve a escuchar, pero en el pasado ha habido polémica al saberse, por ejemplo, que Apple utilizaba esas informaciones para mejorar la detección de voz de Siri, aunque la empresa suspendió ese programa hace ya tiempo.

Eso sí: si, al instalar una aplicación, le das permiso para que acceda al micrófono siempre, podrá activarlo en cualquier momento y escuchar. Por eso Android ya da la opción de permitir este tipo de accesos solo una vez o únicamente cuando la app que lo usa esté activada.

El banco: encriptado, pero ahí está

Está muy extendido ya el uso de las aplicaciones de banca en el móvil, de modo que en el aparato se encuentra la información de qué bancos utilizas, aunque las contraseñas no se guarden y toda la información sensible esté encriptada para que nadie pueda acceder a ella. Lo mismo sucede con cualquier suscripción a servicios de vídeo, música...

Huella y cara: tus datos biométricos

Cada vez más dispositivos incluyen el reconocimiento facial y el de la huella dactilar para desbloquear el teléfono o alguna aplicación y para realizar compras. Con ese fin, almacenan la cara y la huella dactilar del propietario.

Dónde vives y trabajos

Si indicas en Google Maps dónde vives o dónde trabajas, esa información quedará registrada. Pero, aun en el caso de que no lo hagas constar, el seguimiento diario de tus pasos puede revelarlo, o también puedes 'delatarte' al realizar alguna compra desde el teléfono.

Tu ocio: a qué juegas y cómo lo haces

Los videojuegos registran todos los pasos de cada jugador: qué misiones ha cumplido, qué objetos ha comprado, cuándo abandona el juego... En este caso, la información no queda almacenada en el teléfono, sino que se convierte en 'big data' y se separa de todo lo que pueda identificar al usuario. Los desarrolladores de videojuegos, sobre todo de los gratuitos, analizan después esta masa de información para ofrecer a los jugadores aquellos productos que vayan a tener más éxito.

Dentro de tu cuerpo: respiración y latidos

La aplicación de Android Google Fit utiliza en los teléfonos Pixel la cámara del teléfono para medir la frecuencia respiratoria y cardíaca. Para lo primero, es necesario hacerse un selfi en el que se vea la cabeza y el pecho y, para registrar el ritmo del corazón, hay que colocar el dedo sobre la cámara trasera del píxel. Se supone que, en los próximos meses, estas opciones se extenderán a más modelos, además de los propios de Google.

Los Apple Watches también utilizan las luces LED de color verde para saber a qué ritmo late el corazón y envían esta información al teléfono. Las últimas series del reloj de Apple registran un electrocardiograma cuando se utilizan con las apps Frecuencia Cardiaca o ECG; al colocar el dedo en la Digital Crown, se crea un circuito cerrado entre el corazón y los brazos que permite captar los impulsos eléctricos del tórax.

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