El hombre que mató a su ex reconoció que lo hizo porque «no podía más»
Tribunales ·
Los policías que participaron en la investigación declararon en la segunda sesión del juicio por el crimen de La Isleta que tuvo lugar durante el confinamiento, en abril de 2020José Marcial P.A. reconoció a la policía que «acabó de forma violenta con la vida de su exmujer» aquel 4 de abril de 2020 y asumió que la había matado «porque no podía más». Así narró la inspectora jefa de Homicidios de la Policía Nacional la declaración que hizo el acusado al ser detenido el mismo día en el que sucedieron los hechos, cuando España se encontraba enclaustrada por la covid-19.
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«No recuerdo si lloró, pero estaba apenado», explicó la inspectora, que además describió como «normal» y «sereno» el comportamiento del inculpado, que se enfrenta, según el fiscal, a 22 años de cárcel por el asesinato de su exmujer Encarnación, de 77 años, mientras que su defensa considera que los hechos fueron constitutivos de un delito de homicidio y que, por lo tanto, interesa una pena de cinco años de prisión.
Según explicó la agente, José Marcial P.A. dijo en su declaración que el día de los hechos «se había visto sobrepasado» y que por eso «había asfixiado a su exmujer». «Al parecer esa madrugada ella estaba muy inquieta y ansiosa, por lo que se levantaba mucho. No paraba de pedir caramelos porque no se acordaba de que él ya se los había dado. Y como dormían en la misma cama, él tampoco conseguía dormirse», detalló la inspectora, respondiendo a las preguntas del fiscal delegado contra la violencia sobre la mujer de Las Palmas, Jesús Lomba.
Fue entonces cuando el inculpado comenzó a desesperarse y «le presionó la garganta a su exmujer para que se callara, pero poco después la soltó». Horas más tarde, sobre las 6.30 de la mañana, «le pasó el brazo y antebrazo derecho alrededor del cuello y apretó todo lo fuerte que pudo» y después «cogió una de las almohadas y se la colocó sobre la cara, hasta que ella dejó de respirar», describió la funcionaria.
Según contó el acusado a la policía, no era la primera vez que tenía que «aguantar» este tipo de situaciones, sino que se había vuelto algo recurrente, debido a que, tras su divorcio en 2013, él había asumido el papel de cuidador de su exmujer, recibiéndola en su domicilio de la calle La Naval, lugar en el que convivieron juntos con la excepción de dos periodos en los que ella estuvo ingresada en una residencia para mayores debido a su delicado estado de salud desde hacía años.
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José Marcial P.A., además, reconoció en su declaración que había tenido pensamientos sobre quitarle la vida a su exmujer unos días antes de cometer el crimen porque no podía más con la situación, pero que «no había sido de forma consciente» y que no había sido «algo planeado».
Dos denuncias por violencia machista
Cabe recordar que el inculpado ya había sido denunciado en dos ocasiones por agredir a su exmujer, una en 2008, por un puñetazo que le dio en la cara cuando ella rompió un billete de 50 euros que él le había regalado, y otra en 2019, un año antes de los hechos, por una discusión. Pero estas denuncias no llegaron a culminarse porque ella finalmente no quiso denunciarle.
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En 2019 es el propio José Marcial P.A. el que se persona en la comisaría de la Policía Nacional del Distrito Norte para confesar que había agredido a Encarnación después de discutir con ella. «Ella llegó después a la comisaría y reconoció que había sido agredida por él, pero explicó que se portaba bien con ella y que por eso no lo quería denunciar», manifestó la agente.
La escena del crimen
La investigadora explicó que, tras ser inspeccionado después de los hechos, el domicilio de La Isleta en el que convivía la expareja estaba «en orden» y el cadáver se encontraba «en buen estado». «Era una señora delgada, pero no daba la sensación de que estuviera desnutrida ni mal cuidada. Además, el domicilio estaba limpio y ordenado y había comida», afirmó respondiendo a las preguntas de la defensa del acusado, en su ánimo de demostrar que la víctima se encontraba bien cuidada y atendida por el mismo.
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En el momento de la inspección, el cuerpo de la víctima se encontraba tumbado en el suelo del dormitorio principal porque había sido movido por los primeros policías que llegaron al lugar para poder realizarle las maniobras de reanimación cardiopulmonar correspondientes hasta que llegara la ambulancia. Pero nada tuvo éxito porque la mujer ya se encontraba fallecida. Los agentes indicaron que, en un primer momento, la encontraron en la cama, tumbada bocarriba y con las piernas cruzadas.
«Oía a la señora gritar constantemente»
En la segunda sesión de esta vista ante el Tribunal del Jurado que celebra la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, declararon los policías que participaron en esta investigación y los que realizaron las diligencias vecinales competentes.
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En este sentido, la inspectora comentó que le resultó extraño que «nadie oyera nada la noche de los hechos», pero que, al tratarse de una asfixia, era normal que no se generara mucho ruido. «Muchos vecinos no estaban, otros no conocían a la expareja. Otros manifestaron que siempre veían al acusado cuidando de la víctima y otros dijeron que habían escuchado gritar a la mujer en otras ocasiones», añadió.
Otro agente de la policía contó durante la vista que el vecino de arriba admitió que «oía a la señora gritar constantemente por los problemas de salud que tenía».
La tercera sesión del juicio tendrá lugar este miércoles con la declaración de los peritos forenses.
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