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La recién terminada Semana Santa ha sido un ejemplo de la particular situación que vive la Iglesia católica en España. Las calles llenas y los hoteles sin plazas libres demostraron el tirón que tienen las procesiones. Sin embargo, las parroquias pierden feligreses. Solo dos de cada diez españoles acude a misa con regularidad, según el Centro de investigaciones Sociológicas. Más datos: el 14% de los matrimonios pasaron por el altar y el 29% de los recién nacidos fueron bautizados. En cambio, la Iglesia aumenta su recaudación de IRPF y los centros religiosos reciben más estudiantes.
La sociedad española está sumida en un acusado proceso de secularización. Según cifras de la Conferencia Episcopal, el 67,2% de la población se considera católica y más de 8.410.000 personas acuden regularmente a misa. Si se atiende a los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la situación empeora.
La proporción que se definen como católicos se ha desplomado desde el 90,5% que anotaba el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 1978 hasta el 54,9% del barómetro de marzo. Los católicos practicantes suponen el 19,1% y los católicos no practicantes el 35,8%. Un 12% dice ser agnóstico, es decir, no niega la existencia de Dios pero tampoco la descarta, mientras que un 12,5 se define como indiferente o no creyente. Además, un 15,6% sostiene que es ateo.
Los religiosos son uno de los grupos más afectados por la pérdida del sentimiento religioso. Los miembros pertenecientes a la vida consagrada presentan una media de edad muy avanzada, a lo que se une la falta de vocaciones. Son facturas que se conjuran para que cierren los conventos. Según datos de la memoria anual de la Iglesia católica, en España existen 735 monasterios, 8.436 monjas y monjes de clausura, 35.507 religiosos y religiosas y 4.493 comunidades religiosas.
Los sacerdotes suponen 16.568 personas. Su reconocimiento social ha disminuido a causa de la indiferencia hacia el hecho religioso, lo que se ha agravado con los escándalos de abusos sexuales. Las nuevas hornadas que salen de los seminarios reflejan fuerzas cada vez más menguantes.
En el curso 2022-2023, por primera vez el número de seminaristas no supera el millar. En concreto, los aspirantes al sacerdocio suman 974. Si se compara con los datos de hace dos décadas, hoy se registran 725 seminaristas menos que en el curso 2002-2003, cuando sumaban 1.699.
La Iglesia se mantiene fuerte en su capacidad recaudatoria a través del IRPF. Más de 8,5 millones de españoles optaron por dedicar el 0,7% del IRPF a la organización, lo que supone el 31,29% de las declaraciones presentadas en el ejercicio de 2022.
La recaudación asciende a 320 millones de euros, lo que representa un incremento del 8,5% (25,3 millones más). De media, la aportación que recibe la Iglesia de cada contribuyente que pone la cruz en la casilla es de 37,73 euros.
Si bien las generaciones son remisas a acudir a la parroquia, está creciendo el número de alumnos que acuden a colegios católicos. En el país existen 2.558 centros educativos católicos que escolarizan a 1.525.215 alumnos.
Esto significa que una cuarta parte de los estudiantes españoles recibe una educación católica. Para atender esta demanda se dispone de 133.770 trabajadores, de los que 108.920 son docentes.
La crisis de fe se aprecia en los sacramentos, cuya administración va languideciendo. Apenas un 29% de los niños nacidos en España en 2020 fueron bautizados (en total 100.222). Y solo 12.679 parejas, un 14% de las que se casaron, lo hicieron mediante la celebración del matrimonio canónico.
El patrimonio cultural de la Iglesia obliga a un cuantioso gasto de mantenimiento y rehabilitación. Durante el año 2020 recibieron ayuda económica de la asignación tributaria 44 proyectos de construcción de templos y 427 proyectos de rehabilitación, lo que supuso un coste de 52 millones de euros En los últimos 8 años la Iglesia ha destinado más de 511 millones a esta labor.
Los centros sociales y asistenciales de la Iglesia han pasado de 5.337 en 2010 a 9.222 en 2020.
Eso representa una actividad asistencial de la que pudieron beneficiar cuatro millones de personas. La mitad de ellos acudieron a la institución eclesial para mitigar su pobreza.
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Patricia Cabezuelo
José A. González y Lidia Carvajal
Encarni Hinojosa
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