

Secciones
Servicios
Destacamos
Dejando atrás a la multitud que disfruta del Paseo de Las Canteras en La Puntilla, y avanzando por la prolongación hasta la playa de El Confital, llama la atención un acogedor y discreto local con un banco de madera en la puerta, lugar privilegiado para tomarse un respiro y disfrutar, por ejemplo, de las inigualables puestas de sol que paralizan el tiempo cada día en la bucólica zona de Las Canteras, indudablemente la mejor playa urbana de Europa.
Dicho esto, a veces uno se encuentra con agradables sorpresas que sin esperarlo se convierten en descubrimientos dignos de compartir. Pizadillo abrió hace cinco años en la calle Vista Hespérides con un concepto tan innovador como arriesgado: realizando un producto único a base de la masa madre de la pizza pacientemente elaborada, dándole forma de pan redondo, el cual, una vez cocinado, se parte a la mitad y se rellena con las distintas opciones que ofrece Roberto Ventura, el propietario junto con Cesare Marretti. Esto solo existe aquí, porque se inventó.
«Es una manera innovadora de apreciar con gusto la tradición de las recetas heredadas de nuestras abuelas, elaboradas con la misma pasión de siempre, con el recuerdo todavía fresco en la memoria de cuando nos levantábamos por la mañana y sentíamos el perfume de la salsa que hervía durante horas en la cazuela». Lo cierto es que sorprende mucho el resultado de estos bocadillos con masa de pizza e ingredientes gourmet.
De pollo, de albóndigas en salsa de tomate -al parecer el más vendido-, berenjena con parmesano, de verduras, de bacalao, calamares con verdura, pulpo, vitello tonnato, cerdo a baja temperatura... Las opciones son tantas, y todas tan apetecibles, que la cuestión requiere de varias visitas. Si tiene suerte y va con tiempo, siéntese en las mesas más pegadas a la puerta, pues tendrá como recompensa el mar en todo su esplendor.
Las focaccias, la otra especialidad de la casa, de carta corta pero de resultado espléndido, merece capítulo aparte. «Las cambiamos a diario y buscamos combinaciones diferentes». El día de mi visita era de rúcula, tomate, parmesano y aguacate. Una masa perfecta y un sabor aún mejor. La agradable sorpresa seguía creciendo en placer. Tras la focaccia, un pizadillo de albóndigas en salsa de tomate, con parmesano y pesto como remate, opcional para el comensal. Bocado de mil sabores, potente, con una salsa de tomate de verdad y unas albóndigas de campeonato. Esa masa lo mejora todo y el mar, siempre el mar.
Había que confirmar las ya incontrolables sospechas de que aquello era de nivel y acompañó al de las albóndigas otro pizadillo de berenjenas a la parmesana. Joder, era cierto. Estos pizadillos son un peligro. Y este local, tan socorrido como diferente, una parada necesaria tras, por ejemplo, un día entre la arena y el agua. O un paseo con final feliz. O cualquier cosa con tal de acabar parando por allí.
No debe ser fácil abrir un local como ese en un sitio tan privilegiado y cumplir año tras año conquistando paladares con ese concepto. Es la mejor muestra de que ha conseguido lo que un día soñó, triunfar con una idea en el mejor escenario posible.
«Una de las ambiciones de Pizadillo es la de acercar a los más jóvenes a la cocina de antaño, no aquella del plato rápido, sino la del tiempo y la manera adecuada, necesite el tiempo que necesite, y amor por la elección de las materias primas», afirman desde el negocio. Misión cumplida.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.