Encuentro social en Jinámar: de terrenos abandonados a jardines vecinales
A raíz de la pandemia un grupo de vecinos está transformando su entorno urbano con el fin de «crear espacios llenos de vida y armonía»
La fe mueve montañas y con pequeños detalles se pueden lograr cosas que a priori pueden parecer imposibles. El movimiento vecinal tiene una enorme fuerza en los barrios y en Jinámar se da buena fe de ello. A raíz de la pandemia, a Miguel Ángel Pérez, un vecino que se dedica al sector agrario, se le ocurrió iniciar un proyecto en un terreno abandonado frente a su domicilio e implicar al vecindario. El objetivo era convertir una parcela en desuso en un jardín que contribuyese al bienestar social y a la concienciación medioambiental gracias a la contribución de los vecinos. Dicho y hecho.
«Recuerdo que a raíz de la pandemia existía una euforia por salir a la calle. De repente se me ocurrió transformar una parcela abandonada, que aún no había sido recepcionada por el Ayuntamiento de Telde, en un jardín vecinal. Y arrancamos en 2021. Hemos ido poco a poco, y la labor de concienciación ha sido constante. La implicación vecinal es extraordinaria y hoy este bosque de vida, como muchos lo llaman, es orgullo de los vecinos. Esta parcela de 100 metros de largo se ha transformado por completo, con más de 300 especies», relata con orgullo Miguel Ángel Pérez, este colaborador social y ambiental que con el apoyo de todas las vecinas y vecinos de Jinámar está queriendo mostrar el valor del patrimonio vegetal de un barrio con iniciativas.
Hoy en día han trabajado en más de 20 parcelas en todo el barrio y para ello han contado con la colaboración del Ayuntamiento de Telde, Cabildo de Gran Canaria, Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Patronato La Caña Dulce de Jinámar, Huertos Comunitarios de Jinámar, Barrios Verdes, Turcón y La Vinca.
En esa divulgación que también pretenden con estas acciones, uno de sus objetivos es que las tres instituciones que están en Jinámar -Cabildo, Ayuntamiento de Telde yAyuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria- se pusiesen de acuerdo a la hora de ejercer acciones en el arbolado de Jinámar, porque hay distintas formas de proceder en muchas acciones y a ellos les gustaría que esto estuviese reglado.
Ver hoy en día esa parcela, convertida en el bosque de la vida, con el paso de los años es todo un orgullo para los vecinos de Jinámar que se han implicado en este proyecto, con tajinastes, salvias, margaritas, etc. Cuando Álvaro Monzón, hoy concejal en la oposición en el Ayuntamiento de Telde, les facilitó el riego se inició un trabajo comunitario exhaustivo para lograr lo que hoy en día es un jardín para el disfrute de todos, en le que el respeto sobresale así como el cuidado del entorno.
«Mi inquietud por la naturaleza comenzó en los jardines comunitarios en los que solo había solares vacíos, colaborando con las personas mayores que se encargan de embellecer el entorno, en los principios de un barrio con muchas carencias estructurales. Más adelante con cursos puntuales de jardinería específica en centros educativos del barrio, como el Centro de Adultos de Jinámar, que muchos años después continué desarrollando ciclos de grado medio y superior del sector agrario, siempre recordando que las personas mayores del barrio me incentivaron a mostrar respeto a la naturaleza y son mentores de la protección de la misma», relata con pasión Miguel Ángel Pérez, que quiere que esas parcelas abandonadas en las que los mayores siempre están atento a ellas pueden pasar de generación a generación para crear un entorno mejor y que esto sirva de cohesión social.
Las plantas se pidieron a viveros públicos y la mano de obra de los vecinos ha sido fundamental para esta transformación. Los animales también tienen su espacio y todos colaboran en mantener este jardín vecinal. A lo largo del año realizan distintas actividades, así como paseos guiados por Jinámar para conocer mejor el entorno en el que viven. «En todas las actividades que realizamos nos acompañan personas con conocimientos en botánica y en los usos tradicionales de las especies vegetales para enriquecernos y conservar la naturaleza urbana».
En Jinámar se ha plantado una semilla de un proyecto hecho con cariño y compromiso del barrio, todo un ejemplo que merece el mimo institucional para seguir creciendo. Quieren seguir involucrando a más vecinos en la tarea y un ejemplo es Reyes, una vecina que mima con locura la moringa oleifera, árbol originario de India que también luce en este jardín vecinal lleno de vida.