Un clásico con demasiado en juego

El clásico llega al Bernabéu con el Madrid, vigente campeón de Liga y reciente conquistador del Mundial de Clubes, obligado a ganar al Barcelona, que le aventaja en 11 puntos, que no pierde desde la Supercopa y va lanzado hacia al título.

EFE / Madrid- Barcelona

Jueves, 16 de julio 2020, 09:03

La necesidad marca el paso del Real Madrid en la Liga, donde paga cara su irregularidad y tiene el peligro, en caso de no ganar el clásico, de quedarse a una diferencia jamás remontada en la historia de la competición.

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Especialista en finales, con pleno de éxitos en cada una que ha disputado desde la llegada al banquillo de Zinedine Zidane, el Real Madrid encara el clásico como si fuese otra de ellas, en vez de un encuentro de la decimoséptima jornada liguera. Su reto pasa por poner el broche a un 2017 que se despide como el año con más títulos en la historia del club madridista, cinco con Liga, Liga de Campeones, Supercopa de Europa, Supercopa de España y Mundial de Clubes.

Con Zidane haciendo un llamamiento al madridismo para que su equipo sea empujado por un ambiente mágico, el clásico presenta al peor ataque madridista en números de los últimos ocho años ante la mejor defensa del campeonato. Solo tres tantos ha encajado a domicilio en ocho salidas el equipo de Valverde, que pasa una reválida en el Bernabéu. De todos sus duelos de entrenador con Zizou salió derrotado en cinco precedentes.

El Barça afronta el clásico en lo alto de la clasificación y respaldado por un colchón de puntos que, aun en caso de perder o empatar en el Bernabéu, le permitirá pasar a 2018 como líder, mientras que una victoria resultaría un golpe durísimo para las aspiraciones de su rival, ya que quedaría descolgado a catorce puntos, aunque con un partido pendiente, contra el Leganés.

Los de Valverde llegan a Madrid tras haberse labrado una trayectoria exitosa y rotunda, porque desde el repaso que recibieron en la Supercopa, precisamente contra los madridistas, desde entonces han ganado todos los partidos en todas las competiciones, excepto cinco empates.

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Valverde tendrá dos agujeros en la alineación, pero que no le resultarán problema que no haya solventado ya, como es la adecuación de Vermaelen en el eje de la defensa junto a Piqué, por la lista de lesionados en esa demarcación, y la imposibilidad de situar un ataque de tres puntas, que resolverá con un 4-4-2, añadiendo un mimbre más en la medular.

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