Más de medio centenar de personas duermen casetas fuera del campamento en señal de protesta. EFE

Terminan en el hospital tras la huelga de hambre en Las Raíces

Ingrid Ortiz Viera

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 10 de marzo 2021, 00:00

La situación en el campamento de Las Raíces no avanza y ya está suponiendo un verdadero peligro para la salud de los residentes, según relata Roberto Mesa, voluntario de la Asamblea de apoyo a migrantes de Tenerife, un movimiento social que ha dado soporte a los usuarios del recurso. Alrededor de un centenar de personas permanecen en huelga de hambre desde el sábado 27 de febrero, y este lunes al menos cinco acabaron en el hospital con signos de deshidratación, aunque son muchos más los que sufren bajadas de tensión, dolores de musculares y digestivos, náuseas y espasmos musculares. Protestan por las malas condiciones dentro de las instalaciones y el bloqueo impuesto por el Gobierno. Una situación de tensión a la que se suma el miedo ante la reactivación de las deportaciones. «Empezaron por asentarse fuera del campamento, en carpas, y la cosa ha ido a más», indica Mesa. «El panorama dentro es penoso: el frío, la falta de comida y ropa, duchas frías...».

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En este contexto, los residentes también han comenzado a manifestar distintas patologías. También el lunes se detectaron ocho casos de intoxicación alimentaria que hubo que derivar a un centro hospitalario y más de la mitad sufren de hongos debido a la ausencia de calzado frente al lodo e inundaciones a consecuencia de las últimas lluvias.

En el campamento, una doctora y dos enfermeras son las únicas personas disponibles para atender las demandas de 1.200 personas, a las que se suman una auxiliar y otra enfermera por las tardes, aunque se ven limitadas ante la ausencia de un médico de guardia para extender recetas. «La ansiedad, el pánico, las enfermedades y las infecciones crecen y se desbordan en las carpas por la negligencia de ACCEM (la entidad gestora del recurso) que se niega a asumir la responsabilidad que le corresponde y contratar más personal», critica la asamblea. Como consecuencia, algunos de sus voluntarios con formación en la rama sanitaria tratan de dar respuesta atendiendo, según Mesa, a una media de hasta 80 personas diarias.

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