Un vídeo del senador del Partido Popular por Gran Canaria Sergio Ramos se hizo viral este fin de semana. En realidad se trata de un vídeo que el parlamentario lanzó el pasado jueves, cuando Pedro Sánchez aterrizó en Lanzarote para sus vacaciones veraniegas, pero ya se sabe cómo son estas cosas de las redes y los sistemas de mensajería telefónica: el autor deja de ser dueño absoluto de la difusión, mucho menos del alcance y tampoco de los tiempos.
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En el vídeo en cuestión, que puede verse en la edición digital de este periódico, Sergio Ramos le da un repaso -literalmente hablando, por supuesto- al presidente del Gobierno. Sobra decir que tampoco hay que sorprenderse por ello, pues es conocida la facilidad con que el senador tira de munición dialéctica para disparar contra el presidente y sus ministros. En lo que va de legislatura, Sergio Ramos se ha distinguido por ser uno de los más férreos opositores, y eso a pesar de que en su momento se dio a conocer como integrante del equipo de Mariano Rajoy en La Moncloa, de manera que algunos le colocaron el sambenito de estar hecho de la misma pasta que le echaban en cara al presidente: para entendernos, que era 'un flojo'. Solo hay que repasar el vídeo para calibrar el tamaño del error.
De esa forma, Ramos se ha consolidado como una de las voces que más se oye en el PP canario. Lo escribo aquí a sabiendas de que el comentario le generará recelos y teorías conspiratorias varias, como esas que lo colocan en la lista de posibles candidatos para aquí y para allá en los comicios autonómicos y municipales de 2023. Sospecho, en todo caso, que Sergio Ramos ya es inmune a la rumorología, como también sospecho que es feliz desarrollando esa labor de representación de Gran Canaria en el Senado y de oposición al Gobierno de socialistas y Unidas Podemos.
Más allá de si su crítica es no acertada, que es algo evidentemente opinable, se agradece contar con parlamentarios que se empeñan en recordar que están ahí, que no aparecen solo en las listas electorales cada cuatro años y después se pierden en el limbo de las Cortes. Son contados con los dedos de una manos los diputados y senadores que dejan constancia de su quehacer. Y seguramente el resto no son vagos (o algunos sí...), pero digo yo que tampoco pasaría nada si se esforzaran por contar a la ciudadanía lo que hacen. Porque un vídeo, un comentario o un artículo de opinión igual se viralizan o igual no, pero el silencio difícilmente será recordado por la mayoría.
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