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El silencio del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, el pasado jueves, al terminar la reunión en Madrid entre el Gobierno central, el Partido Popular y ... los máximos representantes de este archipiélago y Ceuta obedeció seguramente a esa actitud prudente de quien prefiere 'morderse la lengua' para no compartir lo que de verdad siente. Porque, ante el frustrante resultado del encuentro, la reacción no puede ser otra que el enfado e incluso la indignación.
Canarias lleva más de un año batallando para que los dos grandes partidos de ámbito estatal lleguen a un acuerdo que haga posible modificar la legislación estatal en materia de extranjería, de forma que los menores migrantes no acompañados no sean competencia exclusiva del lugar de llegada sino que, como cuestión de Estado que es, actúe de inmediato un mecanismo de solidaridad perfectamente reglado. Hasta la fecha el voluntarismo en el reparto ha sido un absoluto fracaso: la mayoría de comunidades autónomas ha mirado para otro lado, como si diesen por bueno que Canarias asuma en solitario la solución de un problema que el archipiélago no ha generado y que es consecuencia de la posición geográfica: somos el lugar más próximo para quienes están en África desean emigrar ahora que las salidas por el flanco mediterráneo se han bloqueado. Y esto conviene tenerlo presente, porque el día que se cierre la llamada Ruta Canaria, volverán a ser Andalucía, Murcia y Baleares las comunidades que se encontrarán desbordadas con la acogida y que también necesitarán un mecanismo de solidaridad eficaz.
El Gobierno de Pedro Sánchez lo ha intentado pero es evidente que le ha faltado eficacia. Ha tardado mucho en dirigirse a la Comisión Europea a recabar su ayuda y lo ha hecho sin concretar un inventario de lo que pide. A eso hay que añadir que el PSOE ha aceptado como algo normal que Junts, uno de sus aliados en la investidura y para el que diseñó una ley de amnistía a la medida de Carles Puigdemont, se desmarcase desde el primer momento del diálogo migratorio.
En cuanto al Partido Popular, también es evidente que la dirección nacional no ha estado en sintonía con la regional, pues Manuel Domínguez siempre ha defendido la necesidad de modificar la ley de Extranjería y así lo ha trasladado a la cúpula de su formación política. La presión de Vox sobre el PP en las comunidades donde conformaron mayorías parlamentarias y en un centenar de ayuntamientos ha contribuido seguramente al segundo portazo de los populares.
El resultado es que Canarias tiene motivo para sentirse sola. Como señaló el presidente Fernando Clavijo en la noche del jueves, volvemos a encontrarnos aislados en el mar y con una sensación de orfandad política e institucional.
Es hora de tomar nota.
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