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El investigador José Bismarck Poveda, en el laboratorio del Instituto Universitario de Sanidad Animal y de Seguridad Alimentaria (IUSA). Arcadio Suárez
José Bismarck Poveda | Catedrático de Epidemiología y Medicina Preventiva de la ULPGC

«La covid ha perdido virulencia pero mantiene una letalidad superior a la gripe»

El catedrático de Epidemiología y Medicina Preventiva de la ULPGC, José Bismarck Poveda, analiza la evolución de la pandemia y los nuevos riesgos en la salud mundia

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 12 de enero 2025, 01:00

El epidemiólogo José Bismarck Poveda está enfrascado en el estudio de biotipos de Mycoplasma hyopneumoniae, extraídos del ADN de cerdos de granjas de Reino Unido. El objetivo, estudiar la bacteria para erradicarla y establecer controles de bioseguridad. Esta investigación, desarrollada en el Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria de la Universidad (IUSA) de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), no le impide estar muy atento a cualquier patógeno que se perfile como un riesgo para la salud pública, como ocurrió con el Sars-Cov-2, de cuya aparición se cumplen en estos días cinco años.

- ¿Hemos aprendido mucho desde entonces?

-Sí, hemos aprendido que debemos de incrementar los sistemas de vigilancia y la cooperación entre los distintos organismos y profesionales para detectar con rapidez cuándo aparece un nuevo microorganismo y poder diagnosticar con precisión de qué se trata. En estos años se han desarrollado mucho las técnicas de diagnóstico rápido por biología molecular, por PCR, y el análisis y la secuenciación del genoma de los microorganismos que están circulando, lo cual nos permite hacer comprobaciones y predicciones sobre la evolución de las distintas variantes. Eso ha sido importante.

- Hubo olas iniciales muy dañinas, pero ahora el Sars-CoV-2 ocupa un nicho reducido en el espectro de las infecciones respiratorias. ¿Era esperable esa evolución?

- Pensando en cómo han evolucionado pandemias anteriores, podíamos prever que la población lograse inmunidad, bien sea por el uso de las vacunas que llegaron a tiempo o por la exposición repetida al agente. Lo cierto es que ha habido un incremento notable de la inmunidad de la población mundial y, paralelamente, puede que haya habido una disminución de la virulencia. No obstante, la letalidad de este agente sigue siendo importante. La letalidad es mayor que la de la gripe estacional, por ejemplo. Todavía no podemos bajar la guardia porque aún hay variantes generándose y no sabemos si, en un momento dado, se va a desarrollar una variante que coja a la población casi sin protección. Estamos viviendo que la mayor mortalidad se presentó en 2020, 2021 y 2022. Ha disminuido la mortalidad, la letalidad en general y las hospitalizaciones.

-¿En qué medida?

- En el año 2020-2021 el Sars-CoV-2 tenía una mortalidad de 240 casos por cada 1.000 hospitalizados y eso ha disminuido a 41 por cada 1.000 hospitalizados. Son cifras facilitadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se refieren al ámbito global.

- Como epidemiólogo, ¿cree que algún país gestionó la pandemia de forma ejemplar?

- Cometimos errores. Algunos creyeron que el aislamiento estricto era la solución y al final no lo fue porque, a medida que fueron abriéndose, su población estaba susceptible y terminaba infectándose y reinfectándose. No sabíamos muchas cosas que aprendieron nuestros médicos intensivistas sobre la marcha; cómo tratar adecuadamente a los pacientes, las hospitalizaciones. Al principio de la pandemia todos los sistemas sanitarios mundiales fueron completamente desbordados, y ahora tenemos un gran problema a nivel mundial con las reinfecciones y el covid persistente. Las infecciones leves por el Sars-CoV-2 generan en un porcentaje importante casos del síndrome de covid persistente, que cursa con cansancio, dolores musculares, problemas cognitivos y que incapacita a muchas personas.

- ¿Qué otras amenazas epidemiológicas hay en el horizonte?

- La primera amenaza, que estamos vigilando, es la influenza aviar altamente virulenta por H5N1, que desde 2003 lleva incrementándose en el mundo y causando problemas en aves domésticas, aves silvestres, mamíferos domésticos y mamíferos silvestres. Ha afectado a las granjas lecheras en Estados Unidos y se han presentado una serie de casos, cientos de casos, cerca de 800 casos de influenza aviar altamente virulenta en personas por contacto con animales infectados. Hace poco murió una persona por influenza aviar. Por suerte, este virus se transmite mal de persona a persona, porque es un virus adaptado al ave, aunque ha dado salto eventualmente a mamíferos marinos, a focas, a leones marinos y a mustélidos.

- ¿Se contagia entre mamíferos?

- En los mamíferos, en general, se transmite mal y eso nos viene preservando. Pero la OMS está muy vigilante, porque no sabemos cuándo puede ocurrir una epidemia, que se haga pandemia cuando un virus de este tipo adquiera las características de transmisibilidad entre los humanos -eso no ha llegado-. Ahora, un humano afectado se convierte en un fondo de saco. Con él termina el virus y la enfermedad pero...

- Puede mutar y adaptarse...

- Lo que tememos con la gripe aviar es que se combine con las estirpes de virus gripales propias de los mamíferos. El peligro es que haya una recombinación genética entre estirpes de virus gripales porcinos y la influenza aviar altamente virulenta, que surja un nuevo virus de la recombinación genética de esto y que se pueda transmitir con rapidez de humano a humano. Ese es el mayor peligro. Tenemos una presión de la infección tremenda. A ver por dónde sale, porque ya está el virus ya extendido a nivel mundial.

-En verano hubo en España casos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y del virus del Nilo Occidental por la proliferación de ciertos mosquitos con el cambio climático. En Canarias, con un clima subtropical, ¿qué riesgos tenemos?

- Estamos muy cerca de África donde hay enfermedades como la fiebre del Valle del Rif, por ejemplo, una enfermedad que ha llegado algunos años hasta Mauritania. Normalmente ese virus, que es transmitido por mosquitos, está en el Valle del Rif, pero en ciertos años, cuando se prolongan las lluvias y los vientos, ha bajado hasta Sudáfrica, por ejemplo. En Canarias tenemos unas 300.000 cabras susceptibles a ese virus. Menos mal que el desierto del Sáhara nos protege. Un brote originaría muchos problemas, no solo en la ganadería, sino también porque es un virus zoonótico que afecta a humanos.

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