Lo que no me gusta
Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 18 de agosto 2024, 23:03
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Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 18 de agosto 2024, 23:03
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Nuestra sociedad, a pesar de los avances en igualdad de género, sigue muy marcada por el machismo. El machismo no es solo una reliquia del pasado, es una fuerza que sigue operando en nuestras interacciones diarias, en la estructura de nuestras instituciones y en las expectativas que moldean nuestras vidas desde la infancia.
En este artículo, quiero compartir contigo lo que no me gusta, para así poder reflexionar sobre el impacto que todavía tiene en diferentes ámbitos de nuestra sociedad y argumentar por qué es necesario un cambio profundo en nuestras actitudes y políticas para construir un futuro más equitativo y justo para todos. Abro debate.
No me gusta la violencia de género, la manifestación más brutal del machismo. Las agresiones físicas, el daño emocional y psicológico que muchas mujeres sufren son una muestra clara de la desigualdad y del control que se intenta imponer. Esta violencia no solo asesina, también destruye vidas y perpetúa el miedo y la sumisión. Es una aberración que no podemos tolerar más.
No me gusta que haya hombres que crean que tienen derecho a tener relaciones sexuales sin consentimiento. La violación es una salvajada, cualquier agresión o dominación también lo es.
No me gusta el acoso sexual que algunos hombres ejercen aprovechándose de su posición de poder para intimidar o coaccionar a las mujeres.
No me gustan las desigualdades en cualquiera de sus formas. Como por ejemplo, las que muchas mujeres continúan sufriendo, desde la representación desigual en la política, pasando por las responsabilidades desproporcionadas en el hogar. Estas desigualdades, aunque a veces invisibles, siguen influyendo en nuestra sociedad.
No me gusta cosificar a las mujeres, verlas como objetos sexuales más que como personas con derechos y autonomía. Esta deshumanización perpetúa la idea de que las mujeres son valoradas principalmente por su apariencia física y su capacidad de cumplir con los estándares de belleza.
No me gustan las personas que dicen 'yo soy así y no voy a cambiar'. Ese es un mantra que refleja una falta total de disposición para mejorar. Esta mentalidad no solo impide el crecimiento personal, sino que también mantiene comportamientos dañinos que deben desaparecer.
No me gusta resolver los problemas usando la violencia. Todavía hay quién ve normal resolver conflictos con la fuerza bruta. Las peleas y las agresiones físicas se ven como una forma 'natural' de mostrar poder y dominio. Esta manera de pensar no solo es peligrosa, sino que también nos impide desarrollar habilidades para comunicarnos y resolver problemas pacíficamente, que son esenciales para poder convivir tranquilamente.
El machismo es una construcción social que nos ha causado daño a todas las personas. Es hora de dejarlo atrás. Tiene sus profundas raíces en la educación y la cultura que hemos recibido. Pero tal como entró tiene que salir, con una nueva educación y cultura que enseñe los valores de la sociedad actual.
No me gustan los privilegios, pero tampoco me gusta sentirme prejuzgado como sospechoso de ser una mala persona, solo por el hecho de ser un hombre heterosexual. Es una experiencia dolorosa y frustrante.
No me gusta la radicalización de algunos colectivos feministas porque siento que, en lugar de promover la igualdad y el diálogo, a veces generan divisiones y extremismos que pueden alejarnos del verdadero objetivo de un cambio social inclusivo y justo.
No me gustan las generalizaciones. No todos los hombres somos iguales, y decir que todos somos machistas es injusto; este tipo de afirmaciones no contribuyen a resolver el problema, sino que alimentan la confrontación en lugar del entendimiento mutuo.
La igualdad de derechos es una responsabilidad compartida. Solo si mujeres y hombres trabajamos unidos, con respeto y colaboración, podremos alcanzarla.
Cada pequeño cambio cuenta, cada acción suma. Tú tienes el poder de marcar la diferencia: alza tu voz contra la injusticia, apoya a quienes te rodean, y promueve el respeto y la igualdad en tu vida diaria. No subestimes tu capacidad para transformar nuestro entorno y construir un mundo mejor, donde todas las personas vivamos con dignidad y sin miedo. El cambio empieza contigo.
¿Te lo imaginas?
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