Solo un minuto
Mire p'a míFrancisco Martel
Sacerdote
Lunes, 18 de noviembre 2024, 23:36
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Mire p'a míFrancisco Martel
Sacerdote
Lunes, 18 de noviembre 2024, 23:36
Amigos lectores-as, lo del título me recuerda aquella vez en la que un pobre me dijo así: «Míreme bien… Si Ud. no es capaz ... de ver a Dios en mí, le pido que no lo busque en ningún lado».
Amigos-as, la Iglesia nos invitó el pasado domingo a vivir la Jornada Mundial de los Pobres de este año 2024 con el tema 'La oración de los Pobres asciende hasta Dios', en la que nuestro Papa Francisco decía que la oración del pobre sube hasta Dios.
Recordemos que S. Agustín decía en el sermón 14,3 que el verdadero pobre es el humilde: «El pobre no tiene de qué enorgullecerse; el rico tiene contra qué luchar. Escúchame, pues: sé verdadero pobre, sé piadoso, sé humilde».
Amigos-as, sepamos bien que esta Jornada Mundial de los Pobres es ya una cita obligada para toda comunidad eclesial y en este contexto es hermoso recordar el testimonio que nos ha dejado la Madre Teresa de Calcuta, la mujer que dio la vida por los pobres y la que repetía continuamente que «la oración era el lugar de donde sacaba fuerza y fe para su misión de servicio a los últimos».
Sí, fue aquel 26 de octubre de 1985, cuando ella habló a la Asamblea General de la ONU mostrando a todos el Rosario que llevaba siempre en mano, y dijo: «Yo sólo soy una pobre monja que reza. Rezando, Jesús pone su amor en mi corazón y yo salgo a entregarlo a todos los pobres que encuentro en mi camino. ¡Recen también ustedes! Recen y se darán cuenta de los pobres que tienen a su lado. Quizá en la misma planta de sus casas. Quizá incluso en sus hogares hay alguien que espera vuestro amor. Recen, y los ojos se les abrirán, y el corazón se les llenará de amor».
Amigos lectores-as, sepamos que todos estamos llamados a ser amigos de los pobres, siguiendo las huellas de Jesús, que fue el primero en hacerse solidario con los últimos.
Nuestro Papa Francisco, nacido el 17 de Diciembre de 1936 en Buenos Aires (Argentina), nos anima a tener siempre cuidado de los pobres que son los que nos abren las puertas del cielo.
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