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Opinión

Crónica de periodistas y futbolistas

«Da gusto recorrer la zona del palco y el túnel de vestuarios. Ahí está, en imágenes, parte de la historia. Hay que verlo. Debe visitarse y enseñarlo a la cantera»

PACO GARCÍA CARIDAD

Periodista

Miércoles, 21 de agosto 2024, 22:54

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Bodas de platino. Esos son los 75 años de matrimonio entre la UD Las Palmas y su afición. Un vínculo indisoluble desde el 22 de agosto de 1949. Seguramente desde antes, desde el mismo momento en que se planteara la necesidad de unirse. Unión de por vida. Qué lema tan certero se ha encontrado desde el marketing: unión de por vida con su tierra a través del fútbol. Y así hasta hoy y hasta siempre, sea club deportivo o sociedad anónima como hoy. Sea presidente mi querido Miguel Ángel Ramírez Alonso, el hijo de Olga y Paco, u otro. Las personas pasamos. Las instituciones quedan. El sentimiento es eterno.

Con ser 75 años, que ya son, parecen pocos en comparación con otros clubes de nuestro fútbol. En mi opinión, la UD tiene, en cierto modo, la condición de centenaria: si uno de los padres fundadores, el Real Club Victoria tiene más de un siglo, pues Las Palmas también. Pues no faltaba más, que diría el gran Pascual Calabuig.

Desde 1949, más de treinta años en Primera División, con altos y bajos, representando a las islas. A nadie se le esconde que la UD Las Palmas ha sido el representante del fútbol canario en el panorama español e internacional.

Y lo ha hecho con un sello propio, un estilo singular. Se explica con una anécdota: el gran Mamé León, uno de los hijos ilustres de la UD, me contó un día, como tantos y tantos en los que charlamos, que hablando con Germán Dévora, compararon el gran fútbol de España en las Eurocopas y Mundial de los años 2008, 2010 y 2012 con el practicado por el equipo amarillo en su mejor época, aquellos finales de los sesenta del pasado siglo.

Los nombres de aquellos futbolistas no paran de pronunciarse una y otra vez al referir la historia del club. Son estrellas que iluminan. Deslumbraron y siguen alumbrando. Iniciaron el camino que luego han ido haciendo otros muchos. Da gusto recorrer con la mirada la zona del palco y el túnel de vestuarios. Ahí está, en imágenes, parte de la historia. Hay que verlo. Debe visitarse y debería enseñarse a todos los que forman parte de la cantera. Es una asignatura para saber dónde están. Hoy es fácil encontrar el formato que nos ofrecen las nuevas tecnologías y el entorno digital para hacerlo.

Vuelvo a aquellos fantásticos jugadores estelares. Tuve la oportunidad de conocer a algunos, ya en otras funciones, dentro de la UD, en mi primera etapa profesional en la radio en los años ochenta. Y aprendí de ellos todo lo que pude en largas charlas. En los viajes, paseando con Ernesto Aparicio, el Capi, cuando era el masajista y también con Germán. Con León en muchas otras ocasiones.

Ese periodo profesional siempre lo consideré casi como la iniciación en el periodismo. Seis años en el Insular en Antena 3 Radio, recién salida del horno de las nuevas concesiones de frecuencia modulada y más tarde en Radio Canarias-Antena3, fueron una buena piedra de toque. Fue como una licenciatura.

Escribo sobre 1982. Estaba cerca de formarse el grupo de aficionados Grada Naciente. Muchos de sus hijos siguen hoy. Entonces pasábamos por ahí, cada partido , camino de las cabinas de radio. Acudíamos, durante la semana, al estadio y entrábamos por Mas de Gaminde para ver los entrenamientos y los partidillos contra el Juvenil. Ahí veíamos el equipo, más o menos, del sábado.

Había una relación de amistad y confidencia con los jugadores también. Tomábamos café en la cafetería que hacía esquina con Galicia o la que estaba frente a la entrada de vestuarios. O en el Zumolandia de Viera y Clavijo al bajar de Barranco Seco.

Una relación cordial y de respeto con buenos futbolistas: Federico Páez, Roque, Mayé, Benito, Farías, Luiso Saavedra, Fernando Castellano, Almeida, Alexis, Sito, Javier, Juani, Pérez, Pepe Juan, Julio Durán, Román, Manolo, Narciso, Víctor, Andrés, Salvador, Koke Contreras, Juanito, Sergio Marrero, Santis, Marrero, Felipe... Gente de casa y de club.

A la hora del programa de radio, generalmente a las dos de la tarde, casi siempre había un futbolista. Tirabas de agenda, que es lo que da valor al periodista, sí, su agenda, y quedabas. '¿Está Pepe, Zulema?', te pasaba y fijabas la cita. No había jefe de prensa o director de comunicación. Seguramente, el recurso en clave de responsable de prensa era 'está descansando' te decía la mujer o un hermano. Era el modo de quitarse de en medio para no tener que hablar.

Había teléfono fijo y grabadora.

En realidad eso ha existido hasta hace nada. Las agendas, es decir los números de los protagonistas, en cualquier departamento de un club, eso sigue siendo el valor del periodismo. El viejo periodismo es el nuevo y el de siempre: contar lo que pasa al receptor de la información. Cuánta más información tengas después de conseguirla, más allá de los obstáculos que te pongan, más valor aportarás a tu medio y más opinión y más valiosa tendrás. Lo que ha cambiado es el formato y la plataforma a través de la que sirves la información. Hoy tienes más opciones, dispones de más oportunidad: radio, tv, prensa en soporte físico, web, redes sociales, twitch, tik-tok, hoy la radio se lee y se ve. Los medios están reportando actividad al momento. Puedes seguir varios programas de radio de manera simultánea a través de las redes. Es un mundo apasionante, lleno de opciones. Es una etapa grande para el periodismo. Las Palmas ha entendido el desarrollo de los medios de comunicación y en ello anda desde 2017, si bien puso en marcha una emisora de radio mucho antes con Ruymán Almeida, gran narrador, al frente. Y autor y director de un programa, Fiebre Amarilla, con gran seguimiento.

Y a esto quería llega mirando un poco atrás. A la historia escrita por quienes han hecho posible llegar a los 75 años de la UD Las Palmas se ha conocido porque hubo personas que se dedicaron, desde sus medios, prensa, radio y televisión, con las limitaciones técnicas de entonces, a contarlo.

En aquellos primeros años aquí, desde un día de la Virgen del Pino de 1982, conocí nombres que letra a letra y palabra a palabra llevaron a cada oyente y lector, a cada espectador, a la Unión Deportiva Las Palmas: José María Ayaso, Pascual Calabuig, Antonio Lemus del Moral, Segundo Almeida, Antonio Cruz Domínguez, José Ramón Alonso, Pepe González, Luis García Jiménez, Rafael González Morera, José Hernández, Antonio Sánchez, Pedro García, Manuel Pío, Manuel Borrego, Esteban Morales, Alfredo Volpini, Lucas Segura, Antonio Betancor (la voz del ron colorao de Arehucas), José Miguel Santana, José Luis Suárez, José Manuel Suárez, José Manuel Pitti, Fariña, Victor Rastrilla, Amado Moreno, Santiago Betancor, Gregorio Guerra... Comunicadores, en fin de entonces, y antes de entonces. Por cierto, el hoy director general de la UD Las Palmas, Patricio Viñayo García, era en ese tiempo un joven becario aspirante al brillante periodista que fue y al que, en un reto de ascenso, fichó Miguel Ángel Ramírez. Algunos de aquellos grandes profesionales nos dejaron. Sigue viva su memoria. Espero haber recordado a todos. Si no lo hice, mis disculpas.

Me permito subrayar particularmente a Antonio Lemus. No era nada fácil escribir una columna a diario. Seguro que sigue escribiendo su Cada día en La Provincia desde el cielo. Y también mi especial afecto para Segundo Almeida, un maestro de las ondas. Él se hizo cargo de los deportes en Radio Canarias Antena 3 cuando yo salí hacia Zaragoza. En la cafetería del aeropuerto de Gando, nos reunimos Alfonso O'Shanahan, entonces director, José María García, Segundo y este cronista para concretar el gran fichaje. Después, Segundo inició más caminos hasta finalizar en Onda Isleña, donde comenzó por casualidad Ruymán, otra de las grandes voces que han contado, y seguirán contando, ya mucho más tarde, la historia amarilla.

Mi relación informativa con Las Palmas continuó desde Antena 3 TV cuando, además de los famosos partidos de los lunes, ofrecimos alguno de la UD en Copa. Recuerdo aquella eliminatoria contra el Espanyol, en Sarriá, cuando el equipo entrenado por Paco Castellano eliminó al conjunto de Primera.

En aquel partido, el actual presidente, Miguel Ángel Ramírez, estuvo como inalámbrico de Gregorio Guerra. A Ramírez siempre le gustó el mundo de la información, siempre ha estado cerca del periodismo. Este joven de Tamaraceite, que con 16 años guardaba los coches de los jugadores del Claret, de quienes se hizo amigo, y de la prensa, es hoy el máximo accionista de la UD Las Palmas. Es hoy un empresario que tiene al club como una unidad de negocio en crecimiento. He podido apreciarlo desde fuera en la etapa como director de Radio Marca y director adjunto de Marca y como abonado. El trayecto de Ramírez al frente de la institución ha sido siempre, salvo algún resbalón, de incremento de valor sostenido. No es fácil en una industria, esto es también el fútbol profesional, con un alto índice de variables. En cualquier empresa, a mitad de año se estudia cómo va el presupuesto y el cumplimiento de objetivos y se toman medidas si fuera preciso. Por regla general, salvo episodios puntuales , no hay muchos cambios.

En fútbol, la pelota da en el poste, los jugadores se lesionanel árbitro del VAR no acierta o algún futbolista viaja con su selección y regresa mal. En fin, hay capítulos que influyen de manera notable.

Con todo eso, no es menos cierto que por más que sea una empresa, el componente de sentimiento y de pertenencia hace que sea diferente al concepto de empresa como tal. En cualquier compañía compras por diez y vendes por el triple y te ponen en un pedestal. En fútbol fichas a un futbolista por dos y lo traspasas por cinco y salen a abuchearte. Hay casos claros. Alfonso Soláns, propietario de Pikolín y máximo accionista del Real Zaragoza, se marchó hastiado porque la grada le reclamaba más fichajes. No digamos qué ocurre en Valencia.

Un club es una empresa, funciona como una empresa, pero no es un gran almacén ni una fábrica de chocolate. Ramírez lo sabe. La cerveza, la ropa, una cadena de restaurantes son fuentes para diversificar las opciones de ingreso, pero no marcan goles ni generan abonados.

Eso lo hacen los futbolistas, los que fichas y los que formas en tu cadena de formación y captación.

Una fuente con gran capacidad, sin duda, es la gestión de un estadio como el de Gran Canaria. Un recinto con el futuro del 2030 a la vuelta de la esquina es una oportunidad extraordinaria para generar la riqueza necesaria para competir en igualdad de condiciones con clubes que optan a jugar en Europa.

La UD Las Palmas, y lo dije cuando se presentó aquella gran película, Tardes de Gloria, tiene fútbol, ciudad, isla, capacidad y afición para estar entre quienes alguna vez disputen la Champions. El Villarreal, la Real Sociedad, el Deportivo y el Celta lo hicieron.

Felicidades a los aficionados de la UD Las Palmas y gracias por brindarme esta oportunidad de poder hacerlo.

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