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Este miércoles saltó la noticia de que Carlos Navarro, conocido como El Yoyas, había sido capturado por la Policía Nacional y los Mossos, tras dos años fugado de la justicia en tierras catalanas después de haber sido condenado a cinco años y ocho meses de cárcel por ejercer la violencia de género contra su expareja, la grancanaria Fayna Bethencourt.
El Yoyas pasó de delinquir en Telde cuando aún era la pareja sentimental de la grancanaria, a esconderse en una casa de la comarca barcelonesa de Anoia, situada en la localidad de Torre de Claramunt, cercana a Igualada, donde fue detenido en medio de un amplio dispositivo organizado por los dos cuerpos policiales.
La orden de búsqueda y detención fue dictada nada más sustraerse de la acción de la justicia tras ser condenado por el Juzgado de lo Penal número 5 de las Palmas de Gran Canaria por maltrato, lesiones, amenazas y vejaciones. La magistrada Natalia Paula Suárez Acosta atendió –en una sentencia dictada en diciembre de 2020– a los planteamientos de la fiscal Cristina Coterón y la abogada de Fayna Bethencourt y lo consideró autor de siete delitos, seis de ellos consumados en la persona de su exmujer y de los dos hijos de ambos (eran menores de edad en el momento de los hechos) y un séptimo perpetrado contra la que era nueva pareja de su ex.
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Desde su fuga, Carlos Navarro estuvo permanentemente escondido y tomaba muchas medidas de autoprotección para evitar su localización y detención, según fuentes policiales.
Este controvertido personaje se hizo famoso en la pequeña pantalla por su carácter agresivo, violento y sus excesos verbales cuando participó en el programa Gran Hermano. Precisamente en ese espacio de telerrealidad, conoció a Fayna Bethencourt y se convirtieron en pareja hasta el punto de que se casaron y tuvieron dos hijos. Estuvieron juntos durante 16 años hasta que la relación se rompió tras las denuncias interpuestas por la grancanaria contra el catalán por los malos tratos y amenazas condenados.
La detención del Yoyas fue posible tras una investigación conjunta de la Sección de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional y los Mossos y después de dos años fugado. En el dispositivo policial que concluyó con su arresto participaron, por parte de los Mossos, más de 30 efectivos de diferentes servicios: Grupo de Búsqueda Activa de Fugitivos (GRAF), ARRO, la Unidad Canina y la de Drones.
Todo ello después de que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas confirmara, en abril de 2021, la sentencia de instancia y no atendiera a lo planteado por la defensa que insistió en que los testimonios de sus hijos habían estado orientados por la madre, de la que decía que los tenía «secuestrados».
La Audiencia de Las Palmas no encontró motivo alguno para dudar del criterio de la magistrada y, además, destacó la «agresividad» mostrada por el exconcursante del programa Gran Hermano, censurando «las expresiones» que utilizaba «hablando con una niña de solo 11 años que, además, es su hija», lo que consideró «una demostración de la forma de reaccionar del acusado que, tal y como declaró la denunciante, cada vez que le llevaba la contraria y se enfrentaba a él, actuaba de forma violenta».
Durante el juicio, que publicó en exclusiva CANARIAS7, le preguntaron al Yoyas si había llegado «a pisar a Fayna o apretarle la mano para que se callara». A esta cuestión planteada por la fiscal Cristina Coterón, él respondió que «sería un error si digo que sí, pero si digo que no, mentiría. Es probable que le diera algún toque para que no dijera algo que no tenía que decir a alguien que no tenía que saber nada. Pues sí, pero al igual que ella a mí. Algún pisotoncito, toquecito en el pie, pellizquito en la mano... pero eso no son agresiones», expuso.
Sobre las palizas que Fayna Bethencourt detalló, Navarro respondió desafiante: «Le puedo asegurar que si yo la hubiese agredido como esta señora ha dicho, tendría que haber ido al médico y, a día de hoy, aún tendría secuelas. Eso se lo puedo garantizar yo. Una persona a la que agreden de la forma que dice, tendría secuelas. Es todo mentira», manifestó.
Mientras, en una extensa declaración, Fayna Bethencourt dio todos los detalles de su tortuosa relación con su expareja durante el juicio. La víctima dijo que el Yoyas le dio «algún cachetón o me retorció las manos, pero la primera vez que me pegó una paliza de las grandes fue en casa con mis hijos. Empezó a insultarme y le contesté. Estaban mi hijo de dos años y la niña de cinco delante y, como estaba agresivo, le dije que los iba a coger y me marchaba a casa de sus padres».
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Fue en ese entonces cuando «perdió el control, me agarró, me retorció el brazo, me dio puñetazos en las nalgas y piernas, me tiró al sofá y caí al suelo. Con él encima amenazándome e insultándome al oído diciéndome 'puta', que 'me iba a matar' y 'desgraciada', sentí un olor a fresa y al mirar, era mi hijo que le estaba tirando encima el batido que tenía como señal de defensa hacia mí. Carlos no podía permitir que atentasen contra su autoridad porque, como mismo decía, era 'Dios, el jefe', y le dio un golpe en el hombro al niño que se cayó de culo mientras le gritaba que no le contestase, que él era el que mandaba», explicó.
A renglón seguido, la denunciante expuso como el acusado «siguió golpeándome, dándome puñetazos, me encerró en el cuarto y me preguntó qué quería que me rompiera primero, si las costillas o el brazo. Luego, a los minutos me pidió perdón y me dijo que sentía haberme pegado así, pero es que yo le 'había tocado mucho los cojones'», detalló.
Si El Yoyas en el juicio demostró su carácter violento, los audios que se escucharon en la sala correspondientes a mensajes y llamadas efectuadas a la víctima y a su hija, fueron estremecedores. «Venga Angela Channing, vete a disfrutar de tu isla, de los paletos de la isla y del dinero de tu papá», llegó a gritarle. Resultó grave que el acusado gritara insultos tales como «golfa, puta, chalada, loca, me das lástima, puto bicho, necesitas tratamiento, das pena, asquerosa, guarra, das asco, das repugnancia, mierda» a su expareja, utilizando como interlocutora a su propia hija. La diana de las decenas de improperios y amenazas, aparte de Bethencourt, fue la pareja de la grancanaria. En uno de los cortes se escucharon estos comentarios: «Al gordo asqueroso come mierda, hediondo, motero asqueroso no le voy hacer nada hijos míos, decídselo a vuestra madre. No le hoy a hacer nada, que no tenga miedito porque ya se dará cuenta de quién es vuestra madre. No hace falta que yo le haga nada. Ahora, que no me lo cruce eh, porque si me lo cruzo a lo mejor tiene un puto problema y le arranco los dientes. Él mismo».
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