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La Iglesia católica reclama que la inmigración no sea utilizada para hacer política y aboga por «la hospitalidad atlántica». Esos mensajes fueron incluidos este domingo por el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos, en la homilía pronunciada en la Catedral de Santa Ana en la función con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado.
El obispo arrancó sus palabras con una mención a la tragedia en aguas de El Hierro, para luego invitar «a reflexionar y orar por nuestros hermanos migrantes, aquellos que por diversas razones se han visto obligados a dejar su tierra, su hogar, su familia y su cultura, para buscar una vida mejor. En este Día del Migrante, recordamos que ellos no son solo cifras o estadísticas, sino personas con dignidad, historia y sueños. Son hijos e hijas de Dios, como cada uno de nosotros».
José Mazuelos agregó que es consciente de que «la migración plantea muchos desafíos sociales y políticos y, como cristianos, no podemos ser indiferentes. Recordemos siempre que detrás de cada migrante hay una historia de sufrimiento y esperanza. Nuestras acciones, nuestras políticas y nuestras actitudes deben reflejar el amor de Dios, que no conoce fronteras ni exclusiones».
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«Debemos dar gracias a Dios», prosiguió el obispo, «porque siguen existiendo personas sensibles al dolor del prójimo, creyentes y no creyentes. Me ha maravillado la labor que realiza el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo, al que visité esta semana. Me admiró ver a tantos hombres y mujeres realizando su trabajo con gran honestidad y amor, lo que les convierten en auténticos ángeles en medio de la peligrosa ruta del Atlántico. Hay que seguir como Iglesia con esa misión de tender puentes y crear comunión. Tenemos que mantener las puertas abiertas y saber apreciar el bien, venga de donde venga; el bien que suma fuerzas, el que se alegra de la riqueza de lo diferente, sin pretender uniformar, imponer, silenciar, excluir... 'Católico' significa espíritu universal, católico es el que sabe descubrir lo valioso en los otros, el que está siempre en búsqueda de la Verdad (1ª lectura), dialogando, porque de los otros siempre hay algo que aprender. Católico es el que busca el bien del otro y no busca al otro para su bien».
Fue en ese punto donde reivindicó «que no se haga política con los inmigrantes sino que busquemos el bien común. Ante la realidad poliédrica de la inmigración, vemos como cada uno toma una arista buscando sus propios intereses y como siempre quien sufre las consecuencias son los inmigrantes y refugiados».
Con lo ocurrido en El Hierro como referencia obligada, el obispo ofreció su particular receta: «Hay que intentar frenar la cantidad de muertos en el océano, fomentando entre todos la llamada 'hospitalidad atlántica' que es la iniciativa de las 26 diócesis de 10 países diferentes informando, formando, protegiendo, acogiendo y sobre todo colaborando para apoyar proyectos locales de desarrollo que fijen a la población migrante. Hay que dar respuesta digna y humana a los menores que ya están entre nosotros. Hay que, entre todos, luchar contra las mafias y facilitar formación y ayudas en los países de origen para que el acceso al trabajo en Europa no sea a través de un cayuco». «Pidamos al Señor», concluyó, «que nos dé un corazón compasivo, capaz de amar sin fronteras y de acoger con generosidad. Que nos ayude a trabajar por un mundo más justo, donde nadie tenga que huir de su tierra por necesidad, y donde todos puedan encontrar un lugar que les ofrezca seguridad, respeto y amor».
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CANARIAS7/ Efe
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