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La inocentada de ser inocente

Pensemos que en el origen de tan festiva celebración hay unos hechos muy trágicos, la matanza de unos verdaderos inocentes, o la situación de unos esclavos, que distraían su enojosa realidad con ciertas bromas y risotadas por unos días

Juan José Laforet

Cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 26 de diciembre 2024, 22:55

Rabolleva, rabolleva, quién no se lo quita siempre lo lleva», reiteraban, una y otra vez, voces infantiles, cantarinas, sonrientes, llenas de inocencia alegre y sin acritud alguna, en estos últimos días del año, pero muy en especial en ese 28 de diciembre que tan arraigado ... estuvo en el corazón, asombrado, cordial e inocente, de mayores y 'peques'. «Rabolleva», esa «hierba silvestre que produce una pequeña espiga que se adhiere fácilmente a las ropas», pero que, por estos días de alegres inocentadas, también se convertía en una tira de trapo que, por burla, se le prendía por detrás del vestido a una persona, aunque también podía ser la tradicional 'maza', ese muñeco recortado en papel que se cuelga en la espalda, entre griteríos de 'inocente, inocente', el día de los Santos Inocentes; unas 'mazas' que representaban a espíritus etéreos, seres de aire o viento, similares a hadas o duendes, que se creía que, en estos últimos días decembrinos, rondaban por todas partes, silenciosas y traviesas, mofándose de la gente demasiado inocente, escarneciéndola o preocupándola.

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