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Con previsión de lluvia y temperaturas bajas pero no tanto como en días anteriores, Madrid se dispone para la apertura este miércoles de una nueva ... edición de la Feria Internacional de Turismo. Las cifras son, casi siempre, abrumadoras: casi 900 expositores, centenar y medio de países presentes, más de un millar de agentes turísticos acreditados solo si miramos los vinculados al negocio en Canarias... A fin de cuentas, tampoco hay que extrañarse: vivimos en un país que ya mira con optimismo la posibilidad de rebasar el listón de los cien millones de turistas al año. Y Canarias ya anotó en 2024 nuevo récord, con casi 18 millones.
Ante esas cifras, la complacencia es una tentación pero sería la peor de las compañías. Por un lado está la incógnita sobre cuánto durará el llamado 'efecto champán' que vive el turismo desde que dijimos adiós a las restricciones al movimiento derivado de la pandemia de covid-19. Y después está el efecto de un turismo 'prestado' por el conflicto en Gaza, que parece en vías de solución pero con una paz muy inestable.
En paralelo está el debate sobre si de verdad caben tantos turistas en España y ese aumento progresivo no va en detrimento de la calidad de vida de los destinos y, por tanto, de sus ciudadanos. Es una reflexión necesaria pero en la que no hay que equivocar el tiro. La culpa no está en el turista, sino mucho más cerca. Hay que subrayar que los visitantes que llegan no duermen bajo los puentes o en las calles: cogen aviones que tienen 'slots' fijados previamente y aterrizan en aeropuertos donde les esperan y lo mismo cabe decir de quienes entran en la península por carretera o lo hacen por barco. Incluso los cruceristas, tan denostados en algunas ciudades del Mediterráneo, son turistas previstos con meses de antelación.
¿Qué falla entonces? Pues que desde las administraciones públicas no se han fijado límites, controles y, sobre todo, no hay fiscalización alguna. Si se ha extendido un modelo de alquiler vacacional que tensionado el mercado de la vivienda es, básicamente, porque los ayuntamientos y los gobiernos regionales se han puesto una venda en los ojos. Si las carreteras se colapsan en algunos momentos, también es porque las consejerías respectivas llevan tiempo 'dejándose ir'.
Y ya puestos a hablar de todo, si miramos los niveles salariales y las cargas de trabajo del personal en el negocio turístico, también hagámoslo en el resto. José María Mañaricua tuvo un día la valentía de hacerlo y recibió palos... Es lo que pasa cuando se cantan las verdades...
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