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Cuando leo en cualquier menú «ensalada templada» mi mente acude a la imagen de un medallón de rulo de cabra a la plancha coronando una montaña de algo verde. A otros puede llevarles al mundo gambas o pollo empanado. Sin embargo, en esta ocasión buscamos un punto de originalidad sin volvernos muy locos ni utilizando ingredientes imposibles de encontrar.
Estas son las ensaladas templadas de invierno que propongo esta semana, con pocos ingredientes aunque bastante completas a nivel nutricional sin renunciar al sabor. Porque hay que disfrutar del proceso si queremos durar más de una semana en nuestro propósito de comer sano.
Estas ideas de 3 ensaladas saludables y ricas funcionan tanto como plato único como de acompañamiento. He buscado darle un toque divertido a través del contraste de sabores, colores y texturas. Nota: tanto para la ensalada de espinacas y garbanzos como la ensalada de batata con nueces caramelizadas y queso, necesitaremos el horno.
Garbanzos cocidos 200 g
1 manojo de espinacas
65 g de zanahoria
Yogur natural 2 cs
Aceite de oliva 3 cs
½ diente de ajo
Comino y pimienta
Un chorrito de vinagre de manzana
Una cucharadita de miel
Zumo de medio limón
Lavamos las espinacas y las disponemos en el plato con la forma que nos apetezca. Cortamos la zanahoria en daditos pequeños y las extendemos en una bandeja de horno junto a los garbanzos, que previamente hemos secado e impregnado en aceite con un poco de sal y pimentón. Lo horneamos todo a 190º durante 30-40 minutos hasta que queden dorados y crujientes (remover cada 10 minutos).
Para el aliño, incorporamos en un cuenco el yogur, el AOVE, el vinagre, el ajo, el zumo de limón y una pizca de comino y lo mezclamos todo. Reservamos en la nevera hasta el momento de servir. Recomiendo ir probando el aliño para que quede equilibrado. Esta ensalada de inspiración oriental es perfecta para cuando buscamos un registro diferente de sabores.
Nota: Se pueden hacer los garbanzos crujientes utilizando la freidora de aire. Para una versión libre de lácteos, podemos utilizar el yogur de soja para una ensalada vegana.
1 Batata pequeña 200 g
1 manojo de rúcula
Requesón o queso cottage 200 g
Nueces 100 g
Pelamos y cortamos la batata en lonchas de no más de 1 cm y la horneamos durante 30 minutos a 190º (hasta que quede blandita). En una bandeja apta para hornos, introducimos las nueces con miel o sirope para caramelizarlas durante 20 minutos.
Lo disponemos todo en un plato junto a la rúcula, previamente lavada y con una cuchara decoramos el plato con el queso y las nueces. El dulce de la batata con el crujiente de las nueces está para chuparse los dedos.
Nota: puedes añadir granada para otorgarle más color y un punto de acidez.
Judías pintas cocidas 235 g
Tomate mini pera 250 g
2 huevos (opcional)
Queso feta
Tomillo y romero
Brotes tiernos
Esta ensalada es la más sencilla de las tres y para prepararla no necesitamos utilizar el horno. Sencillamente cortamos los tomates mini en trocitos, lavamos las judías y las añadimos al plato directamente junto al queso feta, que he querido dar un toque aromático añadiéndole un poco romero y tomillo y por último, los brotes tiernos, previamente enjuagados. Con esta ensalada aseguramos una ingesta de legumbres, verdura y proteínas y se prepara en menos de 10 minutos. Para hacerla templada, he añadido un huevo a la plancha.
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