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Pocas veces se ha llegado artísticamente a un mayor grado de desgarro a la hora de retratar la ruptura de una relación amorosa que con el crudo texto de Jean Cocteau 'La voz humana'.
Su espíritu está en el punto de partida de 'La voz que espera', el híbrido de danza contemporánea y música en directo que este viernes, a partir de las 20.00 horas, se estrena en el Teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria. El dramaturgo y director Quino Falero lleva las riendas de un montaje que protagoniza la bailarina Vanessa Medina junto al pianista José Luis Castillo y el violonchelista Carlos Rivero, que tocan en vivo sobre el escenario.
«La obra es otra cosa, aunque me he inspirado en el texto de Cocteau. 'La voz que espera' es el sueño de un personaje antes de que suceda el terrible momento de la ruptura. Eso me permite jugar con la abstracción de la danza para adentrarme en una atmósfera más onírica, de sinsentidos e incoherencias, en la que se agolpan muchas cosas», explica el lanzaroteño Quino Falero.
Para su pieza, el director isleño ha «trabajado el sueño del personaje» al que da vida Vanessa Medina «con elementos simbólicos de la obra de Cocteau», entre los que destaca el teléfono, ya que en el original la única protagonista está a la espera de la llamada que acabe con su relación. «El teléfono nos sirve porque distorsiona la comunicación y resta verdad a la voz de quien habla al otro lado. Nuestra protagonista está a la espera de escuchar una voz verdadera que tenga la valentía de estar delante para decirle que la ha abandonado», puntualiza Falero.
En 'La voz que espera' no hay palabras, salvo algunos susurros de la bailarina Vanessa Medina. «Me adentro de una dramaturgia nueva, estructurada en varios bloques simbólicos, en los que utilizo la música de Laura Vega como la representación del sueño. Apostamos por la poesía en movimiento y la abstracción propia de la danza», señala.
Quino Falero ha cumplido con este montaje su deseo de «explorar las posibilidades interpretativas del cuerpo con las referencias emocionales teatrales más fuertes», para así desarrollar un «recorrido emocional» de la mano de un único personaje «rico y con muchos matices», destaca.
La única sugerencia que lanza para los espectadores que acudan este viernes a ver 'La voz que espera' es que se dejen llevar. «La obra busca la poesía todo el tiempo y por eso lo mejor es que se dejen llevar y se metan en este viaje para que vayan percibiendo una poética que de lo mínimo lleva a la emoción», avanza.
Junto a Vanessa Medina, sobre el escenario tocarán en directo José Luis Castillo y Carlos Rivero.
«No solo interpretan la música de Laura Vega. Aportan mucho con su mera presencia, por cómo ejecutan la partitura y además representan la masculinidad sobre el escenario», explica Quino Falero que asegura que trabaja para que este espectáculo gire por las islas y en la península. De ahí que varios programadores se desplacen a Gran Canaria para verlo en directo este viernes en el recinto de la desembocadura del barranco del Guiniguada.
La música de la compositora grancanaria Laura Vega, que se interpreta en directo, es un personaje más dentro de 'La voz que espera'. «Con ella me entiendo súper bien. Me dio un repertorio musical que ya había compuesto y a partir del mismo fuimos seleccionando los temas que más se adecuaban al montaje. La mayor dificultad fue encontrar el orden, para que el público escuche una sola obra musical. La música está compuesta por seis obras diferentes de distintas épocas de Laura, pero se han conjugado de tal manera que parecen una sola pieza. Ella cuando compone trabaja con paisajes sonoros cambiantes, lo que me ha dado mucho juego para introducir la acción dramática», explica Quino Falero sobre el apartado musical del montaje.
Evidentemente, 'La voz que espera' que se estrena este viernes no se entiende sin el protagonismo de labailarina grancanaria Vanessa Medina. «Ha sido una cómplice desde el principio. Yo quería explorar este recorrido del teatro hacia la danza, mientras que a ella le apetecía hacerlo pero al revés, desde la danza hacia el teatro. Quería meterse en los terrenos de la interpretación y ha sido un lujo. Los ensayos nos han servido para experimentar, para jugar y para encontrar juntos el camino. Ella es una bailarina brillantísima», destaca Falero. Reconoce que la obra fue un ente «vivo» durante los ensayos, que fue variando y ajustándose hasta tener el rostro definitivo que ahora se descubre al público.
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