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El Teatro Cuyás de la capital grancanaria acoge este viernes y sábado un clásico del dramaturgo español Calderón de la Barca que se aleja bastante de los cánones habituales que suele representarse dentro de su extenso repertorio. Se trata de 'El Castillo de Lindabridis', que aterriza en el escenario del recinto de la calle Viera y Clavijo de la mano de una coproducción de Nao d'amores y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con una versión escrita y dirigida por Ana Zamora.
«Es una obra de absoluta madurez de Calderón de la Barca. No es un texto de los habituales del repertorio. Su teatro es súper diverso y amplio y al final siempre se termina montando las mismas obras. Es algo que pasa siempre con el teatro clásico en este país. Hemos optado por reivindicar un título extrañísimo, maravilloso, exótico e hilarante que pertenece a esa parte de teatro cortesano, carnavalesco, palaciego y festivo al que se dedica Calderón en un determinado momento de su vida y que es una gran fiesta», apunta esta directora que fue reconocida con el Premio Nacional de Teatro 2023.
Destaca que 'El Castillo de Lindabridis' nació para que fuera representada en los salones de un palacio del siglo XVII. «¿En qué palacio? Pues no lo sabemos, pero sí que es cierto que es una apertura hacia un mundo de fantasía e ilusión en un momento en el que se acababa de escribir 'Discurso sobre el Método' de Descartes. Por eso siempre digo que es una escapatoria en un mundo que empieza a desmoronarse», señala Ana Zamora.
«Ha sido muy bonito buscar una poética que nos permita integrar algo nuevo que cuenta Calderón y reentender el pasado más remoto a través de un señor como Calderón, con el que me he entendido en unas cosas y en otras no, que nos permite acceder con otro nivel de profundidad. En la obra está el juego, la maquinaria escenografía, la filosofía del Barroco. Es una buena oportunidad para ver todo esto bien metido en una 'turmix' con un espectáculo que es para todos los públicos, que entra por los ojos y por los oídos», añade.
El público del Cuyás tiene la oportunidad de descubrir este texto que desde el siglo XVI nadie ha querido representar mediante un montaje de grandes dimensiones, que es posible gracias a la coproducción del CNTC, con un reparto de ocho intérpretes (actores y músicos). En concreto, 'El Castillo de Lindabridis' lo protagonizan Miguel Ángel Amor, Mikel Arostegui, Alfonso Barreno, Alba Fresno, Inés González, Paula Iwasaki, Alejandro Pau e Isabel Zamora.
Esta obra está protagonizada por la princesa Lindabridis, que para heredar el trono de Tartaria tiene que casarse con un caballero que pueda vencer a su hermano Meridián en un torno. Esto le lleva a buscar al marido ideal, para lo que opta por viajar por el mundo en un castillo volador. «Esta propuesta obliga a saber enamorarte de un texto que se mueve fuera de las líneas convencionales de lo que es una comedia. Hasta cierto punto, tiene dos partes. Una totalmente loca y fantástica, pero Calderón no renuncia a coger muchos elementos de la comedia de enredo en la parte final. Ves muy bien como se pasa de una cosa a la otra y la gente se va enganchando. La obra es muy difícil de hacer, pero es que Calderón es muy difícil», advierte la responsable de Nao d'amores.
Ana Zamora defiende que 'El Castillo de Lindabridis' no solo divierte, también ayuda a tumbar prejuicios y malos entendidos. «Nada surge de cero en la historia del arte. Siempre se nos ha dicho que los autores dramáticos clásicos españoles son muy machistas. Que Calderón era misógino. Son tópicos que tienen que ver con el no saber leer cada cosa en su momento histórico. Todo el teatro español está lleno de personajes femeninos impresionantes, pero hay que saber leerlos y no pretender que lleven la bandera que llevamos hoy. En este caso, Calderón enlaza con la historia de mujeres independientes y en busca de su propio destino y que se lanzan a resolver los problemas. Es algo que no solo está en el Barroco, sino en todo el medievo y el renacimiento. Por eso, la obra es una buena excusa para adentrarse en la importancia de la figura femenina en el pasado y en el presente», explica Ana Zamora.
Nao d'amores lleva 23 años sobre los escenarios y con este montaje cierra «un ciclo» y se estrena en un escenario novedoso y puntual. Hasta ahora habían transitado por el teatro medieval y renacentista y con 'El Castillo de Lindabridis' ponen una pica en Flandes dentro del Barroco. «Ha sido un reto. Habíamos cumplido 20 años como compañía y hemos hecho no todo, pero sí mucho Medievo y Renacimiento y volveremos. Ahora entramos en el Barroco, aunque no tengo intención de quedarnos en este ámbito», comenta Ana Zamora.
«Somos una compañía especial, somos un grupo de locos y enamorados del teatro clásico, de la parte que no es habitual del teatro clásico. Nadie ha trabajado con la insistencia y la obsesión con la que nosotros hemos trabajado en los últimos años el Medievo y el Renacimiento. Lo hemos hecho con pasión y sobre todo con rigor», defiende sin ambages quien huye de dar vida a los clásicos con «montajes de cartón piedra».
Zamora entiende que aún exista cierto temor entre una parte de los espectadores a la hora de enfrentarse a una obra en verso, porque piensan que no van a entender la trama. Para este montaje, su compañía ha trabajado con el canario Vicente Fuentes para «trabajar el verso desde un referente contemporáneo y respetar sus características» para que el público lo disfrute.
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