Secciones
Servicios
Destacamos
En una época en la que el tiempo se contaba por la llegada y la partida de las naves procedentes del Norte de Europa a las playas de Agaete o Melenara y La Garita, en Gran Canaria, la pintura, la escultura tallada, las telas, los brocados y otros ornamentos se desembarcaban y llegaban a la orilla para uso, disfrute y devoción de comerciantes de los antiguos Países Bajos que vivían en el archipiélago.
Tras la conquista de Gran Canaria en 1483, en menos de 30 años, la isla conocida por sus grandes canes pasó del Neolítico a convertirse en el epicentro del intercambio comercial entre Brujas y el nuevo continente americano descubierto por Cristóbal Colón para Imperio español.
«El arte flamenco es el primer arte europeo en Canarias, el más representativo y el más conocido por la sociedad», explica Juan Alejandro Lorenzo Lima, doctor en Historia del Arte, «con creaciones que están vinculadas al antiguo Gótico, al Renacimiento, al Manierismo e, incluso, al Barroco; ya que», agrega, «una de sus características especiales en las islas es su permanencia en el tiempo».
«Las 250, 50 en Gran Canaria, piezas catalogadas recientemente», afirma Jesús Pérez Morera, doctor en Historia del Arte, al referirse a la última catalogación realizada por La Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, «atestiguan no solo su singularidad y procedencia, sino también la total identificación de los canarios con ellas, ya que si se tocara o perdiera alguna es seguro que todo el pueblo saldría a la calle a defenderlas», recalca Pérez Morera en el marco del seminario 'El legado artístico de los antiguos Países Bajos en las Islas Canarias (el caso de Gran Canaria)', organizado por la Fundación Canaria de Arte Flamenco, y que concluye este sábado en la Real Sociedad Económica del País en Gran Canaria.
Solo en el retablo 'Infancia de Cristo y los gozos de la Virgen', de la basílica de San Juan de Telde, se cuentan 53 figuras talladas «con multitud de detalles pintorescos que constituyen un retrato de la época. Parece una encantadora casa de muñecas con típicos interiores burgueses en los que se distinguen perfectamente desde camas o colchas hasta las frentes afeitadas de las mujeres por la moda de la época, prendedores, gafas, o pliegues y diseños de la vestimenta al estilo del momento. También vemos cómo eran los exteriores de arquitecturas góticas en Flandes», describe Pérez Morera.
Iván Arencibia Rivero, conservador-restaurador de Bienes Culturales, coincide con este análisis; ya que durante el trabajo de conservación que ha realizado en este retablo tomó 4.700 fotografías de sus detalles. «Generaciones y generaciones de familias de Telde», reflexiona, «se han preguntado qué hay representado, porque está situado a más de dos metros de altura en la parroquia más antigua de Canarias». Entre estás imágenes ha podido, en sus palabras, «descubrir y realizar por primera vez el mapa de la localización de las 32 manos talladas en bajorrelieve que certifican que es un retablo de arte flamenco. Estas son el sello del gremio de carpinteros de Amberes que certifican que las obras proceden de Flandes».
La presencia de estas obras en las islas constituye también un importante testimonio de la vida y el arte en el archipiélago no solo durante esos siglos, sino hasta el siglo XX y el XXI. «No hay ninguna obra de arte flamenco en el mundo que coincida con las obras dejadas en las islas, ya que las nuestras han sido restauradas por artistas canarios a lo largo del tiempo, de modo que somos un caso particular muy interesante», subraya Juan Alejandro Lorenzo Lima. «De hecho», agrega,«su presencia aquí prueba la primera globalización del planeta, en el siglo XV, ya que es un testimonio de su alcance».
En este sentido, el arte flamenco de los Antiguos Países Bajos en Canarias también es el más destacado a nivel internacional en cuanto a la calidad y cantidad de piezas catalogadas en una sola región. «Y no solo relacionado con el cultivo y comercio del azúcar, como se ha creído hasta ahora», asegura Iván Arencibia, «sino con otros productos como el vino en los años posteriores, ya que Gran Canaria, por ejemplo, siguió siendo un puerto de intercambio cuando el azúcar dejó de cultivarse por la guerra contra los protestantes».
Durante la celebración del seminario se ha desvelado cómo el arte flamenco en Canarias ayuda a la investigación de la Historia del Arte y la Historia Social de la actual Holanda entre los siglos XV y XVIII. En la celebración de este seminario han colaborado el Gobierno de Canarias y la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria.
Tomás Van de Walle, presidente de la Fundación Canaria de Arte Flamenco pone en valor la importancia de estos hallazgos «que hay que difundir para que esté siempre protegido. Para ello», apunta, «tenemos entre nuestros proyectos la elaboración de una guía para los profesores de los centros escolares de las islas y la promoción de las rutas turísticas de arte flamenco por los municipios del archipiélago con guías especializados».
Su estudio en los centros escolares es muy importante porque el arte flamenco en Gran Canaria «nos cuenta cómo era la isla en ese momento», asegura en Pedro Quintana Andrés, doctor en Historia, «porque su existencia y la cantidad de obras encontradas demuestran que estaba en la primera fila del centro del comercio internacional del momento: Flandes. Además los holandeses no solo iban y venían de paso, sino que invertían en arte y lo dejaban en Gran Canaria. Es importante comprender que para dejarlas aquí había que saber no solo transportarlas desde el navío hasta la orilla en barcazas para que no se mojaran o les entrara humedad, sino que después había que saber montarlas. Esto nos prueba lo asentados que estaban en la isla, porque este trabajo solo podían hacerlo personas formadas para ello».
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.