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La concejala Rosa María Altafaj, que consiguió un acta para Vox en Ingenio en las últimas elecciones, ha dejado de representar a la formación cansada y desencantada de la forma de trabajar que tiene la directiva de Las Palmas, ya que asegura que está «secuestrada por tres personas». Sostiene que no quieren a gente que trabaje y que destaque, sino a «títeres» a los que puedan quitar y poner.
Harta de ninguneos y de que no visibilizaran su labor, anunció en el último pleno que se pasaba al grupo de los no adscritos y que dejaba de representar a Vox tras la imposición de varias sanciones graves, entre otras cuestiones, por un comentario en su Facebook personal, que le hizo perder los derechos de afiliada.
Altafaj reconoce que el ideario que tienen en la provincia no coincide en nada con el nacional, sino que está fundamentado en sus propios intereses personales. «Ellos lo interpretan a su modo, hacen y deshacen lo que quieren y si no te doblegas, van a por ti», resume. A su vez, explica que no le interesan los municipios, sino que le hagan el trabajo para después conseguir votos para el Cabildo y el Parlamento. «No quieren que los concejales tengan visibilidad por temor a la competencia. Yo no soy su competencia, lo que no quiero es estar trabajando y estar aislada, invisibilizada y callada», agrega.
Sostiene que durante los años que estuvo como coordinadora en el municipio no tuvo ninguna ayuda, ni siquiera económica para la campaña. Tras conseguir el acta, que le reclamaron desde el primer momento, «no dejaban que planteara ninguna moción. No tenía libertad de decisión», detalla. Además, explica que quisieron que pasara facturas de gastos de comunicación a través de la asignación municipal, algo que no permite la ley, asegura.
Altafaj explica que al asumir el acta de concejala tras las elecciones, el partido en Las Palmas decidió suprimir el perfil de Vox en Ingenio, que tenía 21.000 seguidores. Desde entonces, casi no se hacían eco ni en redes ni en las revistas de la labor que realizaba en el municipio.
Asimismo, detalla que también vigilaban todo lo que hacía en sus redes sociales personales, es decir qué publicaba, a qué le daba 'Me gusta' o los comentarios que ponía. Sostiene que el partido tiene una dinámica de relación de poder, te aísla y luego te invisibiliza. Sientes que te dicen: «si no quieres que te den patadas vete, así que te obligan a irte porque ya te dan muy fuerte al ponerte una denuncia por nada. A mí me han apartado», reconoce.
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