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Efe
Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 14 de octubre 2024, 17:36
El acusado que cuidaba a su tía de 84 años, a la que mató el 20 de marzo de 2023 de tres puñaladas en la casa en la que vivía, en el barrio de Pedro Hidalgo de Las Palmas de Gran Canaria, ha dicho este lunes ante la Audiencia de Las Palmas que no sabe qué le pasó y que no quería acabar con su vida.
«No se lo que pasó, pero hice lo que hice, me sentía frustrado e impotente y me culpaba de no cuidar bien a mi tía», a la que ha dicho que quería como a una madre, pues se crió con ella y su marido desde los 5 años, según ha indicado al Jurado en la primera sesión del juicio que se sigue contra él por un delito de asesinato.
Ha relatado que con el cuchillo que había utilizado para prepararle el desayuno la apuñaló: «Cuando me di cuenta de lo que hice quería morirme y me corté las muñecas y tomé pastillas».
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Ese día, según ha precisado, llegó pasadas las 07.30 horas a la casa de su tía, quien «se quejaba más de lo normal de que le dolía la cadera», la aseó y la llevó hasta el salón, y tras darle el desayuno y las pastillas, con la esperanza de que le calmara el dolor, pero como desde la cocina la escuchaba quejarse, «no sabía qué más hacer para cuidarla mejor».
Ha explicado al Jurado que no recuerda las puñaladas que le dio y que después de cortarse las muñecas y tomarse las pastillas escuchó entrar a la cuidadora que iba una vez por semana, a la que dijo «lo siento». Después le llevaron al hospital y allí intentó de nuevo quitar un arma a un policía para suicidarse.
Así mismo, ha indicado que ese fin de semana había estado al cuidado de su tía, quien a principios de 2023 se había fracturado la cadera y por ello se encargaba de su aseo, de que hiciera ejercicios e incluso se quedaba en su casa por las noches, pues ella le «salvó la vida de pequeño».
«Todos los días me martirizo y pregunto qué fue lo que me pasó, pues no tenía ningún motivo para matar a mi madre, prefería matarme yo», ha asegurado el procesado entre llantos.
La fiscal Cecilia Acebal ha expuesto al Jurado que solicita para el acusado, que cuando cometió los hechos tenía 57 años, una condena de 15 años de prisión, la mínima por el delito de asesinato, al igual que la acusación particular que ejerce la familia de la fallecida, por considerar que el procesado padecía un síndrome ansioso depresivo crónico y el «síndrome del cuidador», y tenía problemas para controlar sus impulsos, por lo que tenía levemente afectada su voluntad.
El acusado no puede quedar eximido de la responsabilidad de la muerte de Carmen Correa, ha señalado el abogado de la acusación, Alfonso Dávila, pese a que tenía su voluntad afectada de forma leve, pues ese mismo día en la exploración psiquiátrica que se le practicó se concluyó «que no tenía pérdida del contacto con la realidad ni deterioro psíquico».
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La abogada del acusado, Mónica Sánchez, sin embargo, entiende que su cliente sufrió una obcecación y no pudo controlar sus impulsos, por lo que pide que se le aplique también la atenuante por obcecación y que se le imponga una condena de 13 años de prisión.
Según Sánchez, la única cuestión que se debate en este juicio, en el que los hechos están claros, es saber si su defendido «actuó bajo un impulso que no pudo controlar.
En esta primera jornada han declarado los policías que intervinieron en la detención del acusado y que estuvieron en la casa de la fallecida, de cuya muerte les alertó la cuidadora al entrar en la vivienda ese día, sobre las 11.15 horas.
El juicio continuará mañana martes con la declaración de los testigos y de los peritos.
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