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Impétigo, la infección de la piel que vuelve todos los veranos

Qué es el impétigo

Impétigo, la infección de la piel que vuelve todos los veranos

Es muy contagiosa y afecta, sobre todo, a niños pequeños. Sin embargo, siguiendo una serie de cuidados podemos tenerla bajo control

Lunes, 12 de agosto 2024, 18:06

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Esta escena se repite cada verano, sobre todo en los hogares con niños pequeños. El crío se levanta con una marquita en la piel muy parecida a la picadura de un mosquito. Los padres no le dan mayor importancia, pero a los pocos días la herida se empieza a poner fea, muy fea. El 'granito' se convierte en una ampolla llena de líquido, que termina rompiéndose y dejando una costra de color amarillento o marrón, que puede extenderse por otras zonas del cuerpo si no se trata a tiempo. Lo que le pasa al niño es que tiene impétigo, una infección muy contagiosa de la piel que afecta principalmente a niños de entre 2 y 6 años en los meses de verano. Aunque a veces las lesiones resultan muy aparatosas, «que no cunda el pánico», tranquiliza la doctora Lucía Galán, conocida en redes sociales como 'Lucía, mi pediatra'.

«En la mayoría de los casos, se trata de una infección superficial de la piel, causada por bacterias como el 'streptococcus pyogenes' o el 'staphylococcus aureus' que, en condiciones normales, no tienen por qué producir ningún problema de salud. Lo que ocurre es que si se abre una puerta de entrada en la piel como una picadura, una arañazo o una herida, las bacterias aprovechan y se cuelan en el tejido subcutáneo y ya tenemos el lío», explica la pediatra. La humedad y el calor también contribuyen a la aparición del impétigo, de ahí que el verano sea la época del año en la que se registran más casos.

Ganglios inflamados

Esta infección puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, aunque las más habituales son la zona de la nariz y la boca, muslos, rodillas y glúteos. «Además, si no se trata a tiempo pueden seguir saliendo ampollas alrededor de la herida original, que se extienden rápidamente a otras zonas sanas. El impétigo no suele ir acompañado de fiebre, lo que sí es habitual es que los ganglios de la zona aumenten de tamaño en respuesta a la infección. Nuestro cuerpo detecta el agente extraño y nuestros guardianes (los ganglios) se ponen a trabajar para defenderse, por eso incrementan su tamaño», añade Galán.

Esta infección, que suele ser más frecuente en niños con dermatitis atópica al presentar más lesiones en la piel por las que se pueden 'colar' las bacterias, es muy contagiosa. «De hecho, es habitual que se diagnostique a un crío y a los pocos días le salgan ampollas a su hermano o a los niños con los que ha estado jugando», coinciden los especialistas.

Lo más importante cuando se sospecha de impétigo es mantener una buena higiene de manos. Se deben lavar con frecuencia tanto las del niño como las de los adultos que están en contacto con él para evitar nuevos contagios y que la herida empeore. Además de las manos, «también se debe limpiar la herida concienzudamente con agua y jabón», aconsejan en la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Qué hacer

  • Higiene de manos: lava las manos a conciencia con agua y jabón para evitar contagios.

  • Lava los cortes, picaduras o rasponazos de inmediato: limpia con agua y jabón estas heridas y cúbrelas con una gasa para evitar que se cuelen las bacterias.

  • Usa guantes cuando apliques la pomada antibiótica y después lava bien las manos.

  • Córtale las uñas al niño para evitar que se haga daño al rascarse.

  • Lava la ropa, sábanas y toallas de la persona infectada todos los días y con agua caliente. No las compartas con nadie más de la familia.

Tratamiento

En estos casos, se suele recetar una pomada antibiótica –el ácido fusídico o la mupirocina son las más utilizadas para tratar las lesiones–, que se aplica unas dos o tres veces al día durante una semana. «Actualmente, también contamos con antibióticos tópicos de última generación con mínimas resistencias. El ozenoxacino, por ejemplo, puede curar el impétigo en cinco días, siempre que la lesión sea única. Ahora bien, cuando la infección se ha extendido y aparecen lesiones por otras partes del cuerpo puede que no sea suficiente con una pomada y se tenga que recurrir a un antibiótico oral», precisa en 'El gran libro de Lucía, mi pediatra' (Ed. Planeta).

Una vez iniciado el tratamiento, el impétigo debería mejorar en pocos días. En cualquier caso y para impedir que las lesiones se extiendan, es posible que el especialista recomiende cubrir con unos apósitos la zona infectada por la bacteria. Además, aconsejan poner a remojo en agua tibia la parte afectada para ayudar a eliminar las costras causadas por la infección, que también se puede desarrollar en personas mayores, diabéticos o pacientes con el sistema inmunitario debilitado.

Por norma general, se trata de una afección de la piel que no suele complicarse, aunque pueden darse casos en los que la infección causa importantes ampollas en el tronco del niño. La ectima o impétigo bulloso, como le llaman los médicos y pediatras, es un tipo grave de infección que cursa con «llagas dolorosas llenas de líquido o pus que se pueden convertir en úlceras profundas», advierten los especialistas.

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