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¿En qué momento se hace evidente que somos zurdos o diestros?

¿En qué momento se hace evidente que somos zurdos o diestros?

La ciencia no ha encontrado una respuesta clara al enigma de la lateralidad

Julio Arrieta

Viernes, 27 de septiembre 2024

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¿Recuerdas cuándo y cómo empezaste a escribir? Es posible que sea una remembranza difusa. Es cuando nuestras familias empiezan a darle importancia a si tendemos a coger el lápiz con la mano derecha o con la izquierda. El lápiz o el teléfono, o la cuchara, o nuestro peluche favorito. Si tienes ya una cierta edad y eres una persona zurda, probablemente sí que recuerdes que alguien en casa o en la escuela tratara de 'corregirlo', y te forzara a usar la mano 'buena'. La lateralidad, que es como se llama la inclinación espontánea a usar los órganos de un lado u otro del cuerpo, y cuyo ejemplo más patente es la preferencia mayoritaria por utilizar como dominante la mano derecha o ser diestro, comienza a ser evidente sobre los 5 años, y a los 6 o 7 queda establecida. ¿Cuál es la causa de este fenómeno?

Todos experimentamos la lateralidad en nuestras vidas. Incluso los ambidiestros, con sus particularidades. Por eso no nos parece extraño un fenómeno que, si nos paramos a pensar, es bastante llamativo. Por fuera, nuestro cuerpo es simétrico. Entonces, si tenemos dos manos que mecánicamente pueden realizar las mismas funciones, ¿por qué usamos más una que otra? Cerca del 90% de los seres humanos son diestros. ¿A qué se debe esta mayoría? Desde que la ciencia es ciencia, se ha intentado dar respuesta al enigma de la lateralidad, fenómeno que curiosamente no parece darse en los otros primates. Cuando los monos se manejan a cuatro patas no muestran preferencia por ninguna mano. Cuando se ponen erguidos, usan más una que otra, pero de forma casual y el mismo individuo parece tirar por una mano u otra dependiendo de la ocasión.

Sin embargo, hay evidencias de que los seres humanos somos diestros o zurdos desde la prehistoria, por lo menos desde hace 600.000 años. Algunos expertos apuntan mucho más atrás en el tiempo. El estudio de una mandíbula de un 'Homo habilis' descubierta en Tanzania, en la que las piezas dentales de un lado mostraban unas estrías de desgaste que no aparecían en las del otro, se ha propuesto como la evidencia más antigua conocida de lateralidad, con 1,8 millones de años.

Hemisferio dominante

Lo único que parece estar claro es que la lateralidad está relacionada con la asimetría cerebral, el modo en que los dos hemisferios cerebrales están especializados en funciones diferentes. En las personas diestras, el hemisferio izquierdo controla la mano derecha dominante, mientras que la situación es inversa en los zurdos. La mayoría de las personas también tienen el hemisferio izquierdo dominante para el lenguaje, pero esto se invierte con frecuencia en los zurdos.

En 2021 un equipo internacional del Instituto Max Planck de Psicolingüística publicó un estudio comparativo que había realizado a partir de las imágenes cerebrales y los datos genéticos de 3.062 zurdos y 28.802 diestros. Resultó que los diestros se diferenciaban de los zurdos en su asimetría cerebral en diez regiones específicas por término medio, que están repartidas por toda la superficie del cerebro. En estos puntos, la materia gris del hemisferio derecho tendía a ser relativamente mayor en los zurdos, lo que concuerda con un aumento de los recursos neuronales para apoyar el papel de ese hemisferio en el control de la mano izquierda. Los científicos también descubrieron que las influencias genéticas en la lateralidad estaban asociadas a asimetrías cerebrales en regiones relacionadas con el lenguaje. «La lateralidad y el lenguaje pueden estar relacionados en parte durante el desarrollo del cerebro humano y podrían haber compartido una historia evolutiva», decían.

Otros científicos mantienen la llamada 'Hipótesis de la lucha'. Según este planteamiento, en la prehistoria más remota los homínidos que preferían utilizar la extremidad anterior derecha en un enfrentamiento, para atacar o defenderse, podían tener un menor riesgo de sufrir una herida mortal y una ventaja en la lucha, lo que explicaría su mayor frecuencia. Pero por otro lado, los zurdos contaban con la ventaja de la sorpresa por su menor frecuencia, lo que explicaría su persistencia.

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