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No todo el mundo tiene capacidad para pagarse un gimnasio. Especialmente desde que en 2009 la vida se convirtió en una crisis económica permanente. A muchos, además, no les gusta. Porque consideran que ése no es su sitio o porque simplemente no les va. Ante esta realidad, un grupo de investigadores de la Universidad de MacQuarie, en Sidney (Australia), decidió buscar una manera asequible que permitiera ejercitar los músculos de la espalda a los millones de personas que padecen dolor lumbar en todo el mundo. Y la halló. Algo tan simple como caminar con regularidad mejora el problema de manera más que sustancial.
Puede no ser una actividad física completa, ya que debe completarse con ejercicio de fuerza –según vienen recordándonos cada vez más los especialistas médicos–, pero frente a la lumbalgia funciona. Más de 700 personas fueron monitorizadas entre uno y tres años por los responsables de este trabajo, cuyos resultados se han publicado esta semana en la reconocida revista médica Lancet. Andar permitió a los participantes con antecedentes de dolor lumbar llegar a pasar casi el doble de tiempo sin que su espalda les recordará las molestias crónicas que padecen.
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Óscar Beltrán de Otálora
El trabajo, que la comunidad científica ha recibido con calificativos como «pionero» e «innovador», está llamado a cambiar la vida de nada menos que 800 millones de personas de todo el mundo. La lumbalgia, que puede aparecer por motivos muy dispares, representa el principal motivo de consulta médica y la dolencia que más gasto provoca a las arcas de los sistemas públicos de salud en el mundo occidental.
Alivio y prevención
20 minutos de ejercicio diario Es lo mínimo. Camine, nade, haga algo. Un colchón firme para dormir ayuda a mantener la espalda recta. pero cuide su comodidad.
Pesos, mida sus capacidades No levante más de lo que puede. Al hacerlo, flexione las rodillas.
Sentado, cuide sus posturas La espalda ha de estar siempre recta. Use sillas con respaldo rígido, especialmente si pasa mucho tiempo al día sentado.
Al conducir ajuste bien su asiento Tienden a descolocarse. Coloque una toalla en el hueco de la espalda si lo considera necesario.
La práctica totalidad de las personas se siente en algún momento de su vida literalmente deslomada, incapaz de seguir adelante con la pesada carga que castiga su espinazo. En ocasiones, para un 5% de los pacientes ese dolor se convierte en una enfermedad crónica de consecuencias impredecibles. Los autores del trabajo australiano recuerdan, además, que siete de cada diez pacientes que se recuperan de un episodio de dolor agudo vuelven a sufrirlo antes de un año.
El Grupo de Investigación sobre el Dolor Espinal de la Universidad de MacQuarie se propuso verificar si caminar podría ser para todas estas personas una intervención «eficaz, rentable y accesible». Decidió seguir durante un tiempo a un grupo de 701 pacientes que se habían recuperado recientemente de un dolor lumbar y a la mitad de ellos, de manera aleatoria, los incluyó en un programa de caminatas individualizado, que incluía sesiones educativas durante seis meses guiadas por un fisioterapeuta.
A la vista de los resultados obtenidos, el autor principal del trabajo, el especialista Mark Hancock, profesor de fisioterapia, considera que los hallazgos podrían tener «un impacto profundo» en el manejo del dolor lumbar, que no siempre es fácil. «El grupo de intervención –explica el investigador– «tuvo menos episodios de dolor limitante en comparación con el grupo de control y un periodo promedio más largo antes de que sufrieran una recurrencia». La diferencia fue de 208 días de media frente a 112.
¿Qué tiene caminar para funcionar tan bien ante el dolor de espalda? ¡Pues no se sabe, al menos a ciencia cierta! Los científicos solo pueden conjeturar. «Es probable que la combinación de movimientos oscilatorios suaves, carga y fortalecimiento de las estructuras y músculos de la columna favorezca la relajación, el alivio del estrés y la liberación de endorfinas», una sustancia producida por el encéfalo que alivia el dolor y produce una sensación placentera.
Es una teoría. Pero el alivio es un hecho. Como cantaba Cecilia, homenajeando los 'Cantares' de Machado, «aunque el camino sea estrecho (...) y el polvo se pegue al cuerpo, el caso es andar».
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