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Cual si de enfrentamientos generacionales se tratara, o acaso de rechazar las transformaciones impuestas por el paso del tiempo y la natural evolución, dos sectores ... de Nueva Canarias (NC) se mantienen en el terrero de lucha en legítima contienda. Cada uno, con el máximo respeto a las esencias de la lucha canaria («mano al calzón y a la espalda, / genio, destreza, valor / y limpieza en la mirada»), empleará técnicas de la agarrada (viradilla, cango, burra, toque por dentro, pardelera...) para tumbar al contrario. Lo otro no vale. Más: descalifica desde la perspectiva ética.
El señor Morales Méndez, actual presidente del Cabildo grancanario, desmiente al señor Ramírez Marrero con absoluta rotundidad («Eso es mentira, eso es falso. No vale cualquier argumento para hacer daño al contrario. Eso no es cierto»). Y desmentir, en segunda acepción, es 'Manifestar o demostrar que alguien miente o se equivoca'. (Como expresión también apropiada permítame, estimado lector, reproducir del Diccionario básico de canarismos -Academia Canaria de la Lengua- una paralela secuencia lingüística propia de nuestra variedad dialectal: «Es un mentiroso. Te mete cada batata, que te deja loco». Y recuerdo de mi infancia galdense una frase: «Las batatas que suelta cuando habla no caben en el caldero / cardero».)
¿Y cuál es la razón de tal desmentido o negación? Se trata del principio acción – reacción, respuesta a unas declaraciones inmediatamente anteriores del señor Ramírez: «Teodoro Sosa se está acercando al proyecto de Coalición Canaria». (Por cierto: ¿y cuál es el «proyecto» de CoATIción Canaria? ¿Mantener como aliado en el Gobierno regional a quien se niega a buscar soluciones para Canarias -seis mil menores forzosamente insularizados- pero le garantiza el poder?)
Señores Morales, Ramírez y Sosa, tres protagonistas de una misma historia. ¿Y quiénes son? El primero ejerce como presidente del Cabildo de Gran Canaria (pertenece a NC); el segundo es consejero cabildicio de Cooperación Institucional y alto responsable en NC; el tercero interviene en la misma institución como consejero de Presidencia y Movilidad Sostenible (y vicepresidente segundo). A la vez, es cabeza visible de quienes dentro de NC pretenden renovar la dirección y otros cargos del partido. (Por cierto, y dicho sea de paso: gracias a él y su implantación política en Gáldar, desde años atrás los tres ostentan tales responsabilidades de poder en la institución insular.)
Como digo, los componentes del triunvirato pertenecen (es un decir) al mismo partido político (NC), cuya máxima autoridad es el señor Rodríguez Rodríguez, ex presidente del Gobierno regional (su candidatura y elección posterior tuvieron mucho que ver con la conjunción inteligencia - astucia – experiencia del señor Olarte Cullen, don Lorenzo). En la última votación al Parlamento canario no obtuvo los votos necesarios como aspirante a señoría regional, lo cual lo alejó de la actividad política. Pero continúa en la presidencia de NC desde inicios del milenio, año 2005. Y por efecto de las urnas calló una voz preparada, combativa y ordenada, sin duda alguna.
Así es la política en la democracia parlamentaria (salvo, sorprendentemente, para la Jefatura del Estado): mandan las papeletas y, de un tiempo a esta parte, los pactos… incluso entre disidentes ideológicos cuando ningún partido obtiene mayoría absoluta (ya hubo un precedente canario allá por el año 1993, no lo olvidemos). Pero no parece coherente y adecuado bloquear la renovación: los tiempos pasan, las oportunidades también. Y el señor Rodríguez ya tiene en su haber algo fundamental para la provincia y la región: el Hospital Doctor Negrín, extraordinario logro durante su mandato presidencial, cuatro años en los cuales hizo su camino a la manera machadiana.
(Por cierto: quizás podría venir a cuento la estrofa de un poema de Blas de Otero, tal vez apropiada para el momento si me permiten añadir signos de interrogación: «¿Es que quiere quedar, seguir siendo, / subir, a contramuerte, hasta lo eterno? / ¿Le da miedo mirar? ¿Cierra los ojos / para dormir el sueño de los vivos?». 'Muerte', claro, como símbolo de lo perecedero en política…)
La pregunta, entonces, cae por su peso: ¿a qué se debe tal proceder del señor Ramírez, cuya concreta actuación no aparece incluida en los registros definidores de la elegancia política? Que yo sepa, ni pertenece al Partido Popular ni flirtea con él. Ni tan siquiera -intuyo- pretende imitar a populares, psocialistas y otros más en artimañas ajenas al planteamiento ético de la Política (la escrita con mayúscula, claro) e, incluso, al estético.
Por tanto, indiferente a toda contaminación exterior, podríamos suponer, imaginar o sospechar algo: ¿acaso el señor Ramírez, en su comparecencia, dio rienda suelta a lo que en lenguaje popular (sin maledicencia alguna) se llama 'mala leche', es decir, 'mal carácter', 'mala suerte', 'mal humor' o 'mala intención'? (¿Y si nos encontráramos en Graná valdría la expresión 'mala follá'? ¿Y para otros, la irreverente e irrespetuosa 'mala hostia'?) Pero, ¿por qué tal desliz -palabra muy suave, apacible, apañada- en un hombre de intensa actividad política municipal como alcalde -1979 / 1995- y cabildicia desde la última fecha? ¿Acaso, también, d su permanencia en la cúspide de NCF? No era su estilo.
Sorprende la muy matizada reprensión pública, reprobación o condena del señor Morales. A fin de cuentas son dos altos cargos del mismo partido, el mismo equipo de gobierno e, incluso, de larga tradición amistosa y confluencia en el terrero de la política municipal (ambos fueron alcaldes sureños) y, desde tiempo atrás, insular. Como desconozco si hubo estudiada disposición a comportarse como riguroso defensor de la verdad (política), debo suponer que su actuación responde a una sincera conducta alejada ya de ciertos desvíos ideológicos como cuando se desvistieron de pureza y pudor (milenio anterior).
Por tanto, estimado lector, permítame plantearles algunas preguntas: ¿dónde estaban, políticamente hablando, varios dirigentes de la actual Nueva Canarias a partir de 1993? ¿Tal vez aliados con la alta burguesía santacrucera (ATI) bajo la presidencia del señor Hermoso y de quienes se convirtieron en coleguillas para expulsar al PSOE del Gobierno de Canarias? ¿No se cobijaron acaso bajo las siglas CC, partido abandonado por varios dirigentes de izquierdas tras el aparente giro ideológico desde las cúspides?
Ya lo escribió Blas de Otero en ordenada gradación ascendente ('ve---> vela---> mata'): «Pero la muerte, desde dentro, ve. / Pero la muerte, desde dentro, vela. / Pero la muerte desde dentro, mata». No extraña, pues, que el señor Sosa haya anunciado su decisión de fundar un nuevo partido político tras expresar su indignación con la dirección de NC, silenciosa ante las mociones de censura dirigidas a alcaldes del sector renovador
(Guía y Agaete): como «silencio cómplice» define el comportamiento de su, todavía, formación política (teldeactualidad).
(Por cierto: espero que mi paisano no cometa el desliz de aliarse con CoATIción Canaria, plenamente identificada con el PPartido PPopular y, por tanto, incompatible con la izquierda moderada a la cual, de cuando en cuando, alude.)
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