Por todos es conocida, y aceptada, la enorme dependencia que tenemos los humanos de la biodiversidad, así como la necesidad de protegerla, conservarla, y restaurarla. Sus bienes y servicios nos proporcionan alimentos de calidad, recursos naturales que nos aportan energía, materiales, recursos genéticos que se ... transforman en fármacos, contribuye a la regulación del ciclo del agua y del cambio climático, y proporciona un bienestar emocional inigualable cuando entramos en contacto con ella.
Todo esto ya estaba en la cabeza de los pensadores que, a principios del siglo XX, propusieron la declaración de los dos primeros parques nacionales en España, el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y el Parque Nacional del Valle de Ordesa, en 1918.
Desde entonces se han ido declarando otros parques nacionales. Actualmente, la Red de Parques Nacionales cuenta con 16 espacios. Todos ellos fueron declarados por la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas, o la singularidad de su fauna y su flora, geología o formaciones geomorfológicas. Los parques nacionales no sólo ambicionan la más alta protección de la biodiversidad, sino del conjunto de sus valores ecológicos, estéticos, culturales, educativos y científicos. Son la única figura de espacio natural protegido que se declara de interés general del Estado.
Según la propia Ley de parques nacionales, los objetivos de su declaración incluyen el uso y disfrute social de estos espacios, y la promoción de la sensibilización ambiental, el fomento de la investigación científica, y el desarrollo sostenible de las poblaciones implicadas, todo ello supeditado la conservación de la integridad de sus valores naturales y sus paisajes, y en coherencia con el mantenimiento de los valores culturales, el patrimonio inmaterial, y las actividades y usos tradicionales consustanciales al espacio.
La Ley de parques nacionales, de 2014, establece un conjunto de sistemas naturales, tanto terrestres como marinos, que deben ser protegidos, y para lo cual deben seleccionarse lugares representativos de esos sistemas, e integrarlos en la Red. La consolidación de esta red de espacios emblemáticos ha ido a buen ritmo en el ámbito terrestre, quedando aún mucho por hacer en el medio marino. Los parques nacionales marítimo-terrestres de las Islas Atlánticas de Galicia y del Archipiélago de Cabrera, albergan una representación muy valiosa de algunos de esos sistemas naturales marinos.
El Mar de las Calmas, al sur de la Isla de El Hierro, es un ecosistema marino que alberga unos valores naturales con un altísimo valor de conservación, incluyéndose una representación destacada de comunidades biológicas en fondos rocosos, en especial la comunidad de algas fotófilas, la comunidad del veril, y la de las cuevas o los túneles submarinos. En dichas aguas también se sitúa el volcán Tagoro, resultante de la erupción volcánica submarina que tuvo lugar frente a la población de La Restinga en 2011 y cuyo seguimiento científico ha permitido registrar procesos geológicos y oceanográficos de gran interés.
¿Por qué en el Mar de las Calmas?
Cuenta con una presencia habitual de cetáceos, tortugas marinas y otras especies singulares. Alberga por ejemplo una de las principales poblaciones residentes, a nivel mundial, de zifios de Cuvier (Ziphius cavirostris) y de Blainville (Mesoplon densirostris). Las aves marinas que se alimentan en el Mar de las Calmas son también de una elevada diversidad.
Los usos tradicionales que se han llevado a cabo en este Mar de las Calmas han permitido la explotación sostenible de sus recursos naturales, en especial mediante una pesca profesional de carácter artesanal, con artes altamente selectivos, y que ha sido completamente compatible con el mantenimiento de la biodiversidad en sus aguas. Los pescadores de El Hierro son un ejemplo de actividad socioeconómica ligada y dependiente de la biodiversidad, y de gestión y auto-regulación modélica. En este contexto, el parque nacional no viene sino a poner en valor dicha realidad, y a proteger al espacio y a los pescadores, asegurando su conservación y el desarrollo de esos usos y actividades en el futuro. Los parques nacionales también deben garantizar el uso y disfrute por parte de la sociedad en general. Es por ello que otras actividades como el buceo, la navegación recreativa, o las actividades de avistamiento de cetáceos, podrán formar parte también del futuro parque nacional.
El Organismo Autónomo Parques Nacionales, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tiene la obligación de consolidar la Red de Parques Nacionales, incluyendo entre otras, acciones orientadas a la identificación y declaración de nuevos espacios dignos de esa protección.
La primera vez que se consideró la conveniencia de declarar el Mar de las Calmas como parque nacional marino fue ya hace una década, en el año 2014. Desde entonces, y con distintas fases e interrupciones, se ha llegado hasta hoy, año 2024, en el cual se ha dado un paso cualitativo importante, mediante el Acuerdo del Consejo de Ministros de 30 de julio, que supuso el inicio del proceso.
Desde el mes de mayo de 2024 y hasta la actualidad, el OAPN ha estado presente en la isla con el objetivo de escuchar, explicar, y hacer partícipes a la población de El Hierro en este proceso de construcción de un proyecto colectivo. Se han mantenido reuniones con las administraciones locales, insular, autonómica y estatal, los representantes de los sectores económicos (pesquero, turismo, buceo, sector empresarial), así como con la denominada plataforma de afectados por el parque nacional, y la sociedad civil en general.
La propuesta ha ido evolucionando en función de estos intercambios de información y escucha, y asegura que se logren los mayores consensos posibles durante todo este proceso de consulta pública.
Es comprensible que la declaración de un espacio tan emblemático como un parque nacional, provoque incertidumbres y preguntas a la población local. En todas nuestras reuniones desde el Organismo Autónomo hemos tratado de identificar las preocupaciones e inquietudes que manifiesta la sociedad, así como también transmitir el por qué este espacio, y las consecuencias positivas que tendría su declaración para la población herreña y para el conjunto de la sociedad española.
Un parque nacional sería, en boca de muchos herreños, 'la guinda del pastel' que reconocería la apuesta que realizó la isla, desde hace décadas, por un desarrollo sostenible en todas sus vertientes. Contribuiría también a la creación de puestos de trabajo arraigados en la isla: técnicos, vigilantes, patrones de barco, educadores, guías, administrativos, además del tejido empresarial que podría nutrirse de la presencia del espacio: actividades náutico-recreativas, turismo de naturaleza, logística, etc. Aportaría un valor añadido y un distintivo de calidad a los productos pesqueros de la isla, y contribuiría a mantener las prácticas pesqueras artesanales como ejemplo de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Contribuiría a la mejora de la gobernanza marina, aumentando la vigilancia y reduciendo la posible presencia de actividades ilegítimas en sus aguas. Situaría a la isla de El Hierro en el contexto nacional e internacional, como modelo a seguir en materia de conservación marina. Contribuiría a la conservación de los valores naturales tan excepcionales que alberga, y que no nos engañemos, no están exentos de amenazas en un escenario actual de crisis de biodiversidad y emergencia climática globales.
Para la declaración de un parque nacional es fundamental contar con el apoyo social de las poblaciones que se ubican en sus inmediaciones, y que han sido artífices de su buen estado de conservación. Por esto mismo, desde el OAPN seguimos trabajando para transmitir nuestro entusiasmo y nuestra convicción sobre la gran oportunidad que supone la declaración del Parque Nacional Marino de Mar de las Calmas, no sólo para la isla de El Hierro, sino para el conjunto de la sociedad canaria y española.
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