Secciones
Servicios
Destacamos
La retirada de Íñigo Errejón de la política obliga a una pregunta que Sumar, la formación de la que era hasta esta semana portavoz parlamentario, ... sigue sin contestar con claridad y con la debida transparencia: ¿desde cuándo se sabía en ese conglomerado de partidos que había denuncias por sus comportamientos en la esfera íntima, actitudes que encajan perfectamente en la violencia machista y el acoso? A falta de esa respuesta, lo único claro es que si no llega a ser por una denuncia recogida por una periodista en sus redes sociales, Íñigo Errejón seguiría subiendo a la tribuna del Congreso a dar lecciones de feminismo, mientras, ya fuera del Congreso, su comportamiento era un dechado de machismo.
Lo mismo cabe trasladar a sus antiguos compañeros de Podemos, que están aprovechando este escándalo para pasar factura a Sumar. Produce vergüenza ajena haber visto esta semana a Pablo Iglesias en un programa de Televisión Española afirmando que «desde hace un año» en Podemos ya se tenía conocimiento de los presuntos episodios de violencia machista, pero lo cierto es que ni lo denunciaron ni se ofrecieron como vehículo para dar salida a las víctimas. Esperaron, como ahora se ve, con los cuchillos de la venganza política bien afilados, para lanzarse contra el que fuera cofundador de Podemos y contra Sumar, con quienes batallan por ocupar el espacio a la izquierda del PSOE.
La actriz Elisa Mouliaá ya denunció ante la Policía Nacional lo ocurrido con Errejón y el caso está en sede judicial, hasta donde pueden llegar en breve testimonios similares de otras mujeres. Frente a ello, el ya exdiputado ha ofrecido una versión indigna de alguien que decía estar comprometido con el feminismo: no solo no asume los hechos con valentía y pide perdón, sino que se enreda con una explicación en la que trata de vincular lo ocurrido con su condición de diputado y las conductas «neoliberales». Si diésemos por buena esa versión, también habría que preguntar al propio Errejón y a Sumar desde cuándo su portavoz parlamentario hablaba en nombre del neoliberalismo al subir a la tribuna del Congreso.
La estela de daños que deja Errejón es muy amplia. En primer lugar están, por supuesto, sus víctimas; también el feminismo, que ha tenido como supuesto baluarte a un machista de libro; y en el ámbito político están Sumar y el Gobierno que preside Pedro Sánchez, que contaba con Errejón como uno de sus defensores y ariete contra la oposición parlamentaria.
Ante lo ocurrido, Sumar no puede esconderse. Cada día que pase sin respuestas claras y sin depurar responsabilidades, son más cómplices. Ante esto no caben las medias tintas: o no lo sabían o sí y miraron hacia otro lado. Lo primero sería una ignorancia imperdonable; lo segundo, una complicidad vergonzosa. Y ni lo uno ni lo otro lo merecen las víctimas, como tampoco la defensa de los derechos de las mujeres, ni un pacto de gobierno que presume de compromiso feminista.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.