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Daniel Santana lo cantaba este domingo, megáfono en mano, para que se enterase todo el barrio. «Hemos dado un quinto», gritaba. Regenta un receptor en Playa de Arinaga (Agüimes), en Papelerías LoterBook, y se enteró por un fotógrafo que había vendido el 74778, premiado con 6.000 euros al décimo. Aún no sabe cuántos. Pero haya o no haya premio, para Daniel este día es una fiesta y contrató a la batucada Makana para animar a sus clientes. A todos los que no recibieron premio y se acercaron hasta su local durante la mañana, les invitó a participar en un sorteo. No les cayó dinero, pero sí cestas de navidad (sortearon tres) o décimos para El Niño, entre otros 50 premios.
Ese quinto y los dos cuartos, el 77768, que fue el más repartido en la comarca (nada menos que en siete puntos), y el 48020, sembraron de euros el sur y el sureste de Gran Canaria, donde dos hermanos de San Bartolomé de Tirajana van camino de hacerle la competencia a los Reyes Magos. Ella, Georgina, él, Alexis, ambos León Quevedo, y entre los dos, con respectivos locales en El Pajar y en Bellavista, repartieron 126.000 euros en premios.
El receptor de la Tabaquería El Gordo II, de Alexis, vendió un boleto de un quinto premio, el 74778, y tres de un cuarto, el 77768, con 20.000 euros al décimo. El otro receptor, el que lleva Georgina en El Pajar, dentro del minimercado El Gordo II, vendió tres boletos del mismo cuarto premio que su hermano, el 77768.
En un restaurante de Ingenio, en Las Majoreras, Rubén Hernández recogía un pedido. Es domingo, día del sorteo de Navidad y la gente no quería cocinar. Le pidieron sopa de mariscos y pechuga empanada. Quien llamó no sabía que le dejó a medias para la foto con su botella de champán. Y es que Mi Mar Aeropuerto, además de un conocido restaurante, es también un receptor de lotería que este domingo vendió uno de los cuartos premios, el 77768.
Fue el mismo que vendieron otras dos hermanas, Nuria del Pilar y Nereida, en el Bazar Guedes, que les legó su padre Manuel Guedes, en el centro comercial La Zafra, en el Cruce de Arinaga (Agüimes). Cuando llegaron los periodistas se afanaban en decorar el local con sopladeras. La noticia del premio las pilló en casa y corrieron para abrir y ponerlo a punto.
Más sorprendida se vio Guacimara Medina, de La Libélula de Oro, en el Mercacentro de Vecindario. Supo que en este sorteo de Navidad volvió a repartir suerte por la llamada de una periodista y aún no le había dado tiempo a comprobarlo, cuando ya tenía una nube de cámaras delante del receptor, así que se despistó y se hizo las fotos con un 44.020. Da igual. Ella y su compañera, Ana Alemán, estaban felices y brindaron por la suerte que volvieron a repartir. Vendieron un décimo del 48020. Este año ascendieron en la escala de los premios. En 2023 dieron un quinto, este, un cuarto. El gordo está al caer.
En el Supermercado Bolaños de Doctoral, en Santa Lucía de Tirajana, también se enteraron por la prensa de que habían vendido el 77768, pero la dueña, Ana Marrero, de 82 años, no quiso perderse el brindis y bajó a las prisas desde su casa, junto a su hija Alicia, para compartir la alegría. «Ese número lo vimos en la cristalera», confesó Beatriz Moreno. Lo vieron, pero no lo compraron.
A Natalia Ortiz, que regenta el receptor El Girasol de la Suerte, en Arguineguín (Mogán), le llegó una felicitación por wasap de una clienta. Así se enteró este domingo de que volvió a repartir suerte con la Lotería de Navidad. Al currículum de haber dado El Gordo en 2023 le suma ahora en 2024 un cuarto, el 77768. Su fama sigue engordando.
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