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Pacuco Rosales, en el parque del Estadio Insular. COBER Servicios Audiovisuales

Pacuco Rosales: «No quise estudiar y la vida al final me sonrió con el amarillo»

El célebre extécnico amarillo recuerda su pasado en la UD Las Palmas, club del que sigue siendo fiel y apasionado seguidor

Alejandro Mendoza

Las Palmas de Gran Canaria.

Jueves, 22 de agosto 2024, 02:00

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Hay gente que está predestinada a defender a la UD Las Palmas. Personas cuyo futuro es convertirse en un icono del equipo y de su afición. Tanto es así, que el destino quiso que meses después de nacer, se fundara el club de su vida. Es el caso de Pacuco Rosales, quien parece que desde la barriga de su madre ya sabía que iba a terminar defendiendo el color amarillo. 75 años desde la fundación del club, aún cuesta encontrar una persona que sienta los colores de la forma en que él lo hizo y sigue haciendo.

«Desde muy jovencito siempre tuve claro lo que quería hacer, con diecisiete año no quise estudiar, no quería ir más al colegio. Yo quería ser futbolista profesional» cuenta. «Con el tiempo lo conseguí y fue curioso, porque estaba en el servicio militar, juré bandera, volví una semana y con el Artesano jugué una promoción con tanta buena suerte que Las Palmas se fijó en mí y me firmó tres años», añade.

Ahí empezó la corta carrera como jugador de Pacuco Rosales, que lastrado por las lesiones solo pudo jugar con el primer equipo cuarenta y cuatro minutos. Fue en la Copa del Generalísimo, frente al Sestao. Con 23 años se enfrentó a lo más duro que le puede ocurrir a un deportista. Dejó atrás el sueño por el que tanto había luchado y tuvo que retirarse. «Los comienzos fueron muy buenos, yo siempre he dicho que puede el que quiere. Yo tenía una idea fija de querer ser futbolista profesional y lo conseguí. Firmé con Las Palmas con 19 años cuando estuvo en el auge. Fue muy doloroso tener que dejar pasar mi sueño. Tenía una ilusión enorme, me cuidaba mucho para poder rendir, trabajaba como el que más en los entrenos... lo dejaba todo por la UD», comenta Pacuco.

Retiro como futbolista

«Fue muy doloroso dejar pasar mi sueño. Lo dejaba todo por la UD»

A sus 75 años, el mítico exentrenador de Las Palmas se sigue emocionando al recordar los momentos más bonitos que vivió junto al equipo de sus amores. «Como entrenador creo que me fui labrando todos esos momentos, esto no es sacar de una bolsita un papel y que te toque: entrenador de Las Palmas», explica acordándose de los sacrificios que tuvo que hacer para conseguir volver al equipo después de su etapa como jugador. «Entrené a muchos equipos de Gran Canaria y me fui forjando. A mi me llama Las Palmas en el 1995 después de hacer un trabajo increíble con el Mensajero. Pero es cierto que me habían llamado dos veces antes y decidieron no contratarme finalmente. No volvieron a contactar conmigo y todavía no se el por qué», confiesa . En el 95 le contactan para ser el nuevo entrenador de la UD, pero los rechazos anteriores por un momento le hicieron dudar. «Me acuerdo que les dije: me dicen esto y luego me van a dejar esperando por una respuesta. Pero me comentaron que esa vez estaban decididos y así se dio», dice.

Método de trabajo

«Siempre fui libre. Trabajaba como un profesional, no solo para cobrar»

La apuesta le salió bien a la directiva amarilla de ese entonces. Con él al mando, la UD fue capaz de salir del pozo de la 2ª B con una temporada extraordinaria. La noche del ascenso Gran Canaria fue una auténtica fiesta. Ahora mirando hacia atrás y con la sabiduría que dan los años, Pacuco Rosales continúa satisfecho y asegura que no cambiaría nada de su trayectoria ni de sus métodos. «Siempre fui libre, y trabaje libre. Cuando tenía problemas me enfrentaba a ellos y no puedo estar más orgulloso. Yo trabajaba como un profesional y no sólo para poner la mano y cobrar a final de mes», expresa. Sin duda, siempre fue un hombre de mucho carácter.

Reconocimiento de la Afición

«Son el filón de oro que tiene el equipo. Estoy muy orgulloso del cariño que dan»

A día de hoy, tras sus experiencias como jugador y como entrenador, Pacuco es una de las personas más queridas por parte de la afición amarilla. Un reconocimiento que se ha ganado gracias a su personalidad, a su duro trabajo y a la conexión con la gente. «La afición de Las Palmas es el filón de oro que tiene el equipo, siempre lo he dicho. Estoy orgulloso de mi afición y ellos me demuestran el cariño en cada partido al que voy. Ha habido ocasiones en las que me ha costado llegar del aparcamiento a la puerta del estadio cerca de una hora. La gente me para, hablamos, me sacó fotos...Los padres le dicen a los niños quién soy y se quieren sacar fotos conmigo. Me pone muy contento y me enorgullece mucho», dice. El entrenador reconoce que gran parte de las muestras de afecto que recibe por parte de la afición vienen precedidas por su trabajo durante el meritorio ascenso del 95-96. «Ese asenso marcó mucho a la gente. Es un placer recibir tanto cariño, el amor que les tengo y el amor que me dan siempre quedará conmigo», manifiesta emocionado una de las mayores leyendas del equipo amarillo.

Tuvo que dejar atrás su sueño como futbolista, pero no se detuvo hasta poder lograr al fin la gloria como entrenador

Cada año que pasa, la UD Las Palmas genera en su gente una nueva ilusión y esta temporada no es menos. Han sido cerca de ocho décadas donde ha ocurrido de todo y por donde han pasado grandes ídolos, entre ellos Pacuco. «Ser parte de la historia del club es maravilloso. Este equipo ha sido subcampeón de liga, ha jugado competición europea... Cómo no voy a estar contento de formar parte de esto. Estoy encantado», confiesa.

De cara a la próxima temporada deja un mensaje a la afición que tanto admira y que tanto le admira, porque el reconocimiento es mutuo entre ambos. «Desearles suerte para esta temporada especial del club. Saben que somos unos sufridores porque el equipo es uno de los modestos pero siempre peleamos. Quiero que en el primer partido recibamos con un gran aplauso a esa camiseta que tantos recuerdos bonitos y agradables nos trae», sentencia Pacuco.

C7

Aquella gran noche mágica del 96

Pacuco Rosales, a hombros de Santi Lampón y Guillermo, celebra el ascenso a Segunda División. Tras cuatro sufridos años en el infierno de la Segunda B, la UD Las Palmas retornaba al fútbol profesional de la mano del técnico grancanario. Esta imagen captura uno de los momentos más históricos del equipo amarillo, que esa noche en Elche lograba abandonar el pozo. El ascenso supuso la alegría inmensa de una afición entregada que abarrotó las calles de la isla.

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