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Tras el respiro del fin de semana, la UD retoma hoy el pulso con el desafío que traen cuatro partidos en tres semanas y la necesidad de vencerEl respiro del que han disfrutado los jugadores de la UD en este fin semana, exceptuando Moleiro, de regreso a casa por sus molestias físicas desde las sub-21, y McKenna y los portugueses Silva y Essugo, que tienen compromisos internacionales, quiere Luis Carrión que marque el punto de inflexión necesario para lo que viene en camino, hasta cuatro partidos en lo que queda de septiembre, y en los que se hace imperativo un paso al frente en forma de resultados.
Athletic, Osasuna, Betis y Villarreal, en ese orden, conforman, alternando condición de visitante y local, el calendario inmediato del equipo y establecen un nivel de exigencia notable. No son implicados en la lucha por la permanencia y alguno, incluso, tiene aspiraciones mayores, por no hablar del vigente campeón de Copa del Rey con la presencia estelar de Nico Williams.
Carrión concedió dos días libres a sus hombres y hasta este lunes no se producirá la vuelta al trabajo ya con el Athletic Club en mente. El técnico ha transmitido en el vestuario la necesidad de limpiar la mente, recuperar fuerzas y mantener el talante positivo y optimista que no ha perdido pese a que esa deseada victoria se sigue resistiendo. Con todo, su discurso de puertas para adentro no ha variado y quiere que todos sigan insistiendo en las líneas maestras del modelo que se lleva trabajando desde que llegó y en el que cree para salir de la sucesión de empates y derrotas.
Los días posteriores a la derrota en Mendizorroza, hasta desembocar en el actual paréntesis, transcurrieron con la rabia reconocida de no haber hecho las cosas como se querían frente a un Alavés que se tenía perfectamente estudiado y que, no obstante, liquidó el partido con aparente facilidad, permitiéndose la licencia hasta de desperdiciar un penalti. «Estuvimos blandos atrás», lamentó un Carrión confuso por esa versión colectiva apenas tres días después de un desgaste sublime y efectivo ante el todopoderoso Real Madrid.
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Ahí quiere hurgar porque la pretendida regularidad no termina de asentarse. Las posibilidades de supervivencia en Primera pasan por ofrecer cierto equilibrio porque, con los recursos propios, se entiende que va a alcanzar. Y cuando lleguen las derrotas, tan inevitables como aleccionadoras, la premisa es levantarse de inmediato.
Lo acontecido en Vitoria se ha tenido muy presente en Barranco Seco y toda la actividad física y táctica ha estado encaminada en detectar y corregir las facilidades que se otorgaron al adversario. Porque no hay algo más que duela a Carrión que dejarse puntos por el camino por negligencia propia y sin obligar al oponente a que sea mejor. Y como la catarata de contrincantes no va a permitir respiro, nada más recomendable que ajustar desde la convicción de que se está en el camino y que toca persistir y plasmar la autocrítica en hechos.
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