
Rafa Lesmes | Piloto del Elefante Rosa
«Cuando ves una duna de 300 metros de caída libre... claro que tengo miedo»Secciones
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Rafa Lesmes | Piloto del Elefante Rosa
«Cuando ves una duna de 300 metros de caída libre... claro que tengo miedo»–¿Qué balance hace de un 2024 en el que se proclamó campeón del Dakar en la modalidad de camiones en categoría Classic con su ya famoso y sensible Elefante Rosa?
–Estamos muy satisfechos de la temporada 2024. Empezamos con el proyecto del camión y, lo que iba a ser solo una toma de contacto, acabó en victoria. Fue una sorpresa, incluso para mí. Pero las cosas salieron bien, lo hicimos mejor que los demás y eso nos llena de orgullo. Pudimos, por fin, después del fracaso de 2023, porque fue un fracaso a nivel deportivo, brindar no solo la participación en el Dakar, sino también la victoria a las personas que representamos:a los enfermos y enfermas de cáncer de mama, no solo en Canarias. En Marruecos, durante la preparación, también ganamos e incluso subimos al podio como terceros de la general. Obviamente estamos muy felices, pero todo el mundo se me está viniendo arriba creyendo que el Elefante Rosa se pasea y no, esto es muy complicado. Mucho.
–Una victoria que no es fruto de un día ni de una sola persona. Detrás hay mucho trabajo y, en la sombra, todo un equipo que lo ha dado todo.
–Es correcto lo que dices. No soy solo yo. Tal vez yo sea el portavoz, la persona que se ve. Pero tenemos un equipo muy profesional, muy implicado y con una pasión inconmensurable que se parte el lomo cada día. Te hablo de los mecánicos, de la gente de organización, de preparar las etapas, de Tabatha, que navega como los ángeles... Una gran responsabilidad de la victoria la tiene ella, sin duda. También Alberto. José Luis Ruano el año pasado en cabina como mecánico, que supo solucionar los cientos de problemas mecánicos que tuvimos en etapa. Yo solo puse el granito de arena que faltaba -sonríe-. Somos un equipo y sin ese equipo no somos nada.
–Comentaba anteriormente que la gente se cree que el Elefante Rosa se pasea y que confían en un nuevo triunfo. ¿Qué espera de este 2025 que entra?
–Es muy difícil, saldremos con los pies en el suelo. Creo que algo que hacemos bien es saber leer la carrera. Ahí sí que influye mucho la experiencia de muchos años. Saber dónde merece la pena correr riesgos y dónde no. Cuándo levantar, dónde tener cuidado y aquí vamos a darlo todo. En las carreras largas, con más de 7.000 kilómetros, dos semanas y con 4.000 kilómetros cronometrados, lo importante es no pararte, no perderte, no pinchar. Parece una tontería, pero pinchar una rueda te lleva a cambiarla y eso, en el desierto, cambiar una rueda de un camión son 15 minutos. El año pasado seguimos esa dinámica. Perdernos poco, comernos las trampas pero de forma en la que pudimos seguir. Ese continuo movimiento fue el que nos puso siempre entre los tres primeros hasta llegar a la primera plaza para luego mantenernos ahí. Las cosas bien preparadas y gestionadas pueden acabar dando un buen resultado. Este trofeo ya no nos lo quita nadie. Poca gente puede decir que tiene una victoria en el Dakar. Es una satisfacción inimaginable.
–El Dakar es la prueba más dura, extrema y peligrosa en el mundo del motor. ¿Dónde deja los miedos?
–No, no -sonríe. Miedo tenemos. Los tres. Cuando estás en en un camión de 10.000 kilos abordando una duna y ves que son 300 metros de caída libre, claro que te asustas. Lo que hacemos es gestionar ese miedo. Mucha gente me dice, 'qué bueno que tú no tienes miedo' y eso no es así. Tengo miedo como cualquiera. Cuando Tabatha me dice que en 30 kilómetros llegaremos a un mar de dunas de 20 o 50 kilómetros, corazón se te acelera un poco y dices, hostias. Hay mucha piedra, roca, barranco... Pero en las dunas un camión es muy inestable. Es donde debemos estar los tres muy atentos. Tampoco podemos pasar por donde pasan los vehículos pequeños, que suben las dunas como arañas. Nosotros no podemos seguir el rastro que dejan. Encima normalmente somos el primer camión que llega a las dunas, por lo que nos toca, como quien dice, abrir pista. Es muy estresante, pero cuando lo pasas ves que es muy bonito.
–Ustedes visibilizan el cáncer de mama tanto en hombres como en mujeres. Por desgracia, el mundo del deporte solo suele recordar a los ganadores. ¿Hubo doble triunfo en ese sentido? ¿Ganando se puso un foco más amplio en la enfermedad?
–Empezamos espontánea en 2023, brindándole a la Fundación Canaria la imagen del equipo. Para ser mensajeros: la detección precoz salva vidas. Dijimos, bueno, vamos a visibilizar. El deporte sí que es una herramienta y debería extenderse, tanto a nivel insular como nacional. La asociación de cáncer de mama de España me ha dicho, y por esto sí que estoy muy orgulloso, que nuestro proyecto ha logrado visibilizar más el cáncer de mama en hombres que ellos en toda la vida. Es brutal. Hace dos o tres años era un perfecto desconocido en este país. Hay una convergencia entre una prueba tan extrema como es el Dakar con lo que tienen que pasar los hombres y mujeres enfermos de cáncer de mama. Hay mucha similitud. Esa capacidad de no rendirse. De seguir hacia adelante. Hoy termino. Y mañana ya me preocupo de mañana.
–A solo una semana para poner rumbo al Dakar 2025, ¿cómo se siente?
–Es fascinante. Si puedes elegir, vete aunque sea a fregar platos. Porque vivir la experiencia del Dakar es increíble. Yo soy un privilegiado. Ojalá salga bien, pero si sale mal, lo volveremos a intentar.
–¿Y qué sueños le quedan por cumplir a Rafa Lesmes?
–No tengo un fin. El camino es la meta. No hay un camino para llegar a la felicidad, la felicidad es el camino. Estoy inmensamente feliz de estar aquí hablando de esto contigo.
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