
¿Fue Maguer el primer luchador acreditado de toda la historia?
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La mayoría de los investigadores así lo atestigua, pero hay algunas voces que sugieren que este término es, en realidad, un adverbio en desusoSecciones
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La mayoría de los investigadores así lo atestigua, pero hay algunas voces que sugieren que este término es, en realidad, un adverbio en desusoPedro Reyes
Las Palmas de Gran Canaria
Sábado, 20 de julio 2024, 20:02
En la historia de Canarias y, con ello la de lucha canaria, al tener episodios de la prehistoria del Archipiélago, las fuentes que existen son más bien escasas y de ahí las tremendas discrepancias que existen entre los investigadores en cada tema.
Con la lucha canaria pasa exactamente lo mismo. En el último curso de árbitros y monitores, se realizó la unidad didáctica de La Historia de la Lucha Canaria para los colegiados. En ella se expresó que «durante la conquista de Canarias en el siglo XV (1404-1496) se tuvo conocimiento, gracias al cronista oficial de Juan II de Castilla, Alvar García de Santa María, de cómo se trasladó a la corte a un maho, (aborígenes de Lanzarote y Fuerteventura) ya convertido, llamado Maguer. Con 40 años luchó con varios adversarios y los derrotó a todos y por eso se le puede considerar el primer luchador del que tengamos constancia escrita de la historia y a partir de ahí la fama de buenos luchadores de los isleños, que tan bien conocían en el campo de batalla las tropas castellanas, recorrió la corte».
Este apartado aparece en el libro Manual Técnico y Guía Didáctica para la formación arbitral de la lucha canaria, coordinado por José Hernández Moreno y con aportaciones en otros campos de, Juan Díaz Cruz, Víctor González, José María García Aranda, Raúl Tejera, Antonio S. Ramos Gordillo o Elvira Hidalgo Rodríguez, entre otros.
Por su parte, el licenciado en Historia y profesor de Secundaria, José Roque Falcón, en el Manual Técnico y Guía de prácticas del bloque especifico nivel I para la formación de monitoras y monitores de lucha canaria, escribe textualmente: «Pero la primera noticia que hace alusión a un luchador la encontramos en la obra de Alvar García de Santa María y su Crónica Real de D. Juan II de Castilla (1420), donde narra una embajada del Obispo del Rubicón, Fray Mendo, a cargo de su hermano Diego Fernández a la corte del rey Juan II de Castilla que llevó (…) dos canarios de la isla de Gran Canaria que heran cristianos. E el vno hera gran luchador; maguer que era de cuarenta años, no avía en la corte quien luchara con él. E este murió de dolencia que no le probo la tierra.» Esta narración ha servido para que algunos autores afirmen que el primer luchador de lucha canaria que se conoce se llama Maguer, pero maguer no era un antropónimo, nombre de persona, sino una conjunción arcaica que dejó de usarse y que significa «aunque».
Por su parte, el diccionario de la lengua española escribe: «Maguer: 1. conj. conc. desus. aunque». Siempre en minúscula. Por otra, parte el diccionario no dispone de los nombres aborígenes, por ello no está Maguer, como no figuran Benchomo o Adargoma entre otros muchos.
Francisco Antequera, en su libro La lucha canaria, algo más que un deporte también escribe con minúscula maguer: «Lo usé así porque un filólogo me comentó que significaba aunque». En su primer libro La lucha canaria en La Palma, al hacer referencia a la lucha de los aborígenes, dice que «Maguer fue un luchador», versión que cambia tras escuchar el análisis del filólogo.
Juan Jerónimo Pérez, en su libro Lucha canaria, también cuenta el episodio y expresa maguer en minúscula.
Por otro lado, el Gran diccionario Guanche, el diccionario de la lengua de los aborígenes canarios, de Francisco Osorio Acevedo, del Centro de la Cultura Popular Canaria, dice sobre Maguer, con mayúscula, lo siguiente: «Nombre propio, masculino, de Lanzarote. El profesor Serra Ráfols toma el pasaje de la noticia que le envía a su amigo, el Dr. Cariazo de Sevilla, que prepara la edición total y que le da como noticia inédita. El Sr. Serra Ráfols la expone diciendo que la noticia más concreta de que la lucha canaria es aborigen, es una referencia a la crónica de Alvar García de Santa María que hacia 1420 escribía la Crónica real de D. Juan II, rey de Castilla. Cuenta que el Obispo del Rubicón, Fray Mendo, se encontraba con grandes dificultades por la inobediencia de los señores de Lanzarote, herederos de Juan de Bethencourt. El Obispo acude al rey y para ello envía a la corte a un hermano suyo llamado Diego Fernández. Para que la embajada fuese más notada y eficaz, acompañan a Don Diego dos canarios de la isla de Gran Canaria que eran cristianos y el uno gran luchador; Maguer que era de cuarenta años, no había en la corte quien luchase con él, murió de dolencia que le probó la tierra, esto es que le hizo daño el clima de España que es lo que significa probar en castellano antiguo».
Amplía el diccionario que Maguer y Máguez, que también lo cita como nombre Guanche y como Aldea, «pudieran ser diferencias fónicas propias de la variabilidad inherente a la palabra hablada, además de tener en cuenta lo contrario, esto es que el incuestionable sustrato semítico de la lengua guanche hace que sean las terminaciones o desinencias las que hagan variar el carácter comunicativo de la palabra en cuestión».
Por su parte el profesor Fernando Amador, en la Formación básica para técnicos de Lucha canaria aporta una versión del original y tiene algunas mínimas diferencias con el que también nombra el historiador José Roque Falcón, además de expresarlo con mayúscula.
El texto de Alvar García de Santamaría lo refleja así: «E por que el dicho obispo animase más al dicho señor Rei, envió a él con su hermano Diego Fernández dos canarios de la isla de Gran Canaria, que heran cristianos. E vno hera gran luchador: Maguer que era de cuarenta años, no avía en la corte quien luchara con él. E este murió de dolencia que no le probó la tierra».
El mismo Fernando Amador lo repite como luchador, y con mayúscula, en su libro Manual Completo de lucha canaria.
El escrito de José Roque Falcon maguer se escribe con minúscula y en el que expone Fernando Amador lo hace con mayúscula y como aparece en otros escritos de diferentes autores.
Lógicamente si se escribe con mayúscula sin venir de un punto y seguido o aparte, haría función de nombre propio y si no, puede ser una conjunción o una preposición, ya que, maguer en la Edad Media fue una palabra con poco uso y que terminó desapareciendo.
Si se acude a más profesores, universitarios, investigadores y escritores, siguen esta línea. Alberto Simó, en su libro Historia de la lucha canaria, lo escribe con mayúscula; José Víctor Morales y José Matías Palenzuela, en La lucha canaria, también; el investigador Francisco Javier García Miranda y la historiadora Guillermina Casanova, en Origen de la lucha canaria, lo expresan con mayúscula, al igual que Salvador Sánchez, Borito, en su libro Lucha canaria o García Déniz en Lanzarote en los terreros.
Otras como el doctor José Hernández Moreno, José Miguel Martín y Andrés Mateos Santana en el libro Lucha Canaria, Historia, Estructura y Técnica lo dejan claro: «Maguer era luchador». Juan Sebastián Henríquez, en Lucha Canaria, desde una perspectiva conejera lo dice de igual manera: «Refiere a la visita a la corte de un luchador, Maguer». El filólogo, exluchador y expresidente del Adargoma, Pedro Padilla, hace la misma referencia: «El uno era el gran luchador, Maguer que era de cuarenta años».
Por último, el periodista Jose Rivero en su libro Antología de la lucha canaria, lo tiene en mayúscula por varios autores. Pedro Padilla en su artículo Descripción y Elías Serra Ráfols, en el suyo llamado Esbozo Histórico lo escriben con mayúscula, al igual que el propio José Rivero en el apartado llamado Lucha Canaria.
Ambas tendencias responden diciendo que, si se lee el texto original, es lo que se desprende. Para unos pocos aun o aunque y para la mayoría, el nombre del luchador.
La lectura de los escritos deja claro que se habla de Maguer, nombre propio y por tanto se refería a un luchador, a pesar de la tesis contraria, pero ésta es la que mayormente ha aceptado el mundo de la investigación y por ello se le puede considerar el primer luchador acreditado de la historia del vernáculo deporte y muy posiblemente proveniente de Lanzarote, no grancanario.
Si se utiliza la versión compilada de Pérez de Guzmán, la palabra se utiliza en una otra ocasión y dice así: «E magüer que la torre era ciega». Utiliza magüer con diéresis y en minúscula y, en este caso, aquí si se le puede sustituir por aunque y la frase tiene sentido.
Por tanto, Maguer con mayúscula y sin diéresis y magüer con o sin diéresis, ya que hay otros autores como Gonzalo de Berceo que lo escriben sin ella, son dos palabras diferentes.
Nombre propio, entonces, proveniente de la isla de Lanzarote, si se utiliza con mayúscula y sin diéresis.
En el castellano de la Edad Media, si tiene o no diéresis pero con minúscula significa aunque, como el propio autor explica al final del libro, donde expone un pequeño diccionario de palabras complicadas, dado que, en esta época, ya comenzaba a no ser utilizada y maguer está también con minúscula, para decir que significa «aunque».
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