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El escritor Víctor del Árbol. Eloy Muñoz
«Vivimos en una sociedad criminal»

Víctor del Árbol

Escritor
«Vivimos en una sociedad criminal»

Explora de nuevo la esencia de la maldad en 'El tiempo de las fieras', novela que sitúa en Lanzarote, en la guerra de Bosnia y en el México del sicariato / «En nuestro tiempo lo extraño es la inocencia, no el crimen», asegura el antiguo mosso d'esquadra y exseminarista

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 15:56

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Por doloroso y desalentador que resulte, Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) tiene claro que «vivimos en una sociedad criminal». Lo confirma con 'El tiempo de las fieras' (Destino), la nueva novela de este exseminarista y ex mosso d'esquadra, ganador del premio Nadal y caballero de las letras francesas. Lleva muchos años explorando la maldad humana y sabe con certeza que «las fieras están entre nosotros». Esta vez lo demuestra a través de un policía crepuscular y una 'hacker' que cruzan vida y muerte en Lanzarote.

-La cita de William Blake que abre la novela deja claro que la crueldad, la envidia, el terror y el secreto tienen corazón, rostro, forma y ropaje humano.

-Es una declaración de intenciones. Busco con cuidado esas citas que deben resumir la novela. Esta constata que estamos en el tiempo de los fieras. Que todos seremos depredadores o víctimas. El título y parte del argumento se inspiran en 'Sarajevo safari', un documental del esloveno Miran Zupanič sobre lo más siniestro de la guerra de Bosnia de 1993 y 1994. Me llevó a pensar en ese tiempo en el que los dioses se aburren. Y cuando los dioses se aburren el diablo…. mata moscas con el rabo.

-Lo de 'homo homini lupus' ¿sigue vigente?

-Sí. Albert Camus diferencia entre el crimen pasional y el crimen de la lógica. Podemos entender el pasional, el asesinato por celos, envidia, ambición o codicia. Pero nos cuesta mucho entender el crimen de la lógica, el que se produce cuando toda una sociedad acepta unos valores que devienen en doctrina. Las leyes del mercado, los daños colaterales… Cualquier cosa que permita conseguir un objetivo. Cuando eso se convierte en universal podemos hablar de una sociedad criminal.

-¿Vivimos pues en una sociedad criminal?

- Sí. Vivimos en una sociedad criminal por acción u omisión, desde el momento en el que la vida de las personas deja de tener valor. La novela habla de la perversidad de la gente que no se siente concernida por la ética, por la moral o por los valores colectivos. Y es así porque se sienten dioses. Y los dioses no son juzgados por los hombres. Solo responden ante sí mismos o ante dioses más poderosos. Hay muy poca gente inmune a lo que puede hacernos el poder. En el tiempo de las fieras, nuestro tiempo, el crimen no es lo extraño. Lo extraño es la inocencia. Esa lógica nos lleva a la destrucción. Al abismo. Si al final son los lobos quienes imponen las normas ¿qué nos queda al resto de corderos? O palmarla, o como Vesna y Soria, la joven 'hacker' y el viejo policía de la novela, lanzar un grito desesperado de rebelión.

-¿Aprendió más de la maldad como seminarista, como policía o como escritor?

-Con la escritura. Comprender la literatura como una corrección de la realidad, más allá de contar anécdotas o entretener, me ha exigido replantearme mis valores y principios. Chequearme. Esta vez me pregunté si soy inmune al poder, a la ambición, a la codicia, a los celos o a la ira. Si utilizas la escritura como herramienta de conocimiento, entiendes mejor a la sociedad. La ficción me ha enseñado a filtrar mi realidad como policía, como seminarista, como marido, como trabajador, como parado, como hijo de inmigrante... Cuando transformas todo en relato puedes entenderlo

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-Viaja al pasado, a Sarajevo en guerra y al México de los años 70 ¿El pasado es una losa de la que nadie se libra?

-Si no lo aceptas siempre estará presente. Aceptarlo te lleva a afrontar al futuro. Es uno de los mayores retos de los personajes. El salto al pasado explica el presente. Si dejas de mirar atrás debes mirar adelante y eso da vértigo. No quiero hacer 'flashbacks'; quiero dar contexto al lector, que se sienta con el sicario mexicano en los años 70 en su primer asesinato, o con la niña que sufre en la guerra de Bosnia. Le llevo a esos momentos para que entienda mejor al personaje.

-La justicia no es igual para todos ¿por más que se afirme lo contrario?

-La justicia universal es un principio, como la libertad, el derecho a la dignidad humana que son abstractos. Las personas debemos convertirlos en realidad, y si las personas fallamos, falla el principio.

-¿Se puede hacer arte con la violencia?

-No. No se puede hacer nunca apología de la violencia ni de los violentos. No puede ser un recurso literario. Eso la banaliza. Pero si entiendes la violencia, la brutalidad y la crueldad desde una perspectiva humana, puede llegar a inspirar ternura. Comprendes que casi toda la violencia viene de una debilidad. De un fracaso, el miedo, la ira o la frustración. Al volverse humana, deja de ser un espectáculo y se convierte en algo íntimo. Yo siempre la trato con delicadeza y con mucho cuidado.

-Sitúa la historia en Lanzarote un enclave aislado para hablar de un drama global.

-Elegí Lanzarote por la imposibilidad de la posibilidad. Ves la isla desde el aire y parece imposible que nadie viva ahí, pero hay mucha vida asociada a la naturaleza. Tiene que ver con Vesna, que quería ser arquitecta y encontró el paradigma en la arquitectura de César Manrique que halla el equilibrio en la naturaleza. También es una metáfora de ese equilibrio que solo es aparente. Lanzarote parece un peñasco desierto, pero tiene una terrible fuerza telúrica, y cuando emerge pasan cosas como en La Palma. A los personajes les pasa lo mismo. Parece tenerlo todo muy claro pero en un momento dado la Tierra se mueve y explotan los volcanes.

-Soria, el viejo policía, es de una generación analógica, pero tiene instinto. Se alía con Vesna, que con 19 años maneja la tecnología pero no tiene ni puñetera idea de la vida.

-La única manera de enfrentarse a las fieras es aliándose entre generaciones. Unos tendrán que recuperar el instinto y otros tendrán que saber adaptarse a las nuevas tecnologías. Luego está el tema del 'hackeo'. Está tirado que alguien viole tu intimidad y se la apropie. Que entre en tu vida, en tus cuentas corrientes en tus historias a través de tu teléfono móvil al que le confiamos todo.

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