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Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 5 de junio 2024, 02:00
La pianista mexicana de 18 años de la que medio mundo habla en el panorama de la música clásica, María Hanneman, actuará por vez primera en Canarias protagonizando el concierto 'Gershwin in blue' que se celebrará este jueves, día 6 de junio, a las 20.00 horas, en la Sala de Cámara del Auditorio Alfredo Kraus, bajo la dirección de Isabel Costes.
Hanneman, que estará acompañada por un ensemble de la Orquesta Sinfónica el Atlántico, acometerá un repertorio integrado por algunas de las piezas más celebérrimas del compositor norteamericano George Gershwin, como 'Porgy and Bess Fantasy', 'Rhapsody in blue' y 'An american in Paris'.
¿Pero quién es María Hanneman? Pues una pianista que con su edad ya ha ofrecido recitales en el Carnegie Hall de Nueva York, en el Mozarteum de Salzburgo o en el Royal Albert Hall de Londres, por citar solo tres de los reputados templos de la música internacionales. Una adolescente comprometida que ayuda a transformar la vida de comunidades que viven en pobreza extrema en Oaxaca y que defiende el empoderamiento de las mujeres en el ámbito de la creación. Una intérprete prodigiosa que admira a Mozart, pero que no renuncia a escuchar los ecos desolados de Billie Eilish.
Desde los cuatro años está recibiendo formación musical. Con cinco entró al Conservatorio Nacional de Música convirtiéndose en la alumna más joven en ingresar en una cátedra. La nueva promesa del panorama pianístico internacional no se considera como tal. «La verdad no sé si se me considera así, pero hay que ser muy realistas en esta carrera. El mundo está lleno de sorprendentes talentos y muy jóvenes. Realmente a lo que yo me he tratado de dedicar es a estudiar y a estar muy enfocada en seguir creciendo profesionalmente mientras sigo formándome. Trato de estar ocho horas diarias sentada frente al piano y los fines de semana, si se puede, un poco más», explica la mexicana.
«En realidad yo soy una joven como cualquier otra del planeta, a la que gustan las redes sociales, la música y el cine, jugar con mis perros, disfrutar de mis amigos y amigas, pasear... En mis canales de Spotify, YouTube o Instagram, así como otros jóvenes pueden hablar de sus intereses, yo hablo de los míos recomendando opciones musicales y realizando entrevistas en una especie de noticiero», explica.
El día de su próximo concierto en el Alfredo Kraus seguirá su rutina habitual: tomará mucha agua y, a lo mejor, como le recomendó su terapeuta en una ocasión, dibujará una estrella en su mano que le ayudará a concentrarse mediante series de respiraciones. «Estoy muy emocionada de estar en el auditorio del que me han hablado maravillas y muy honrada de que haya sido la maestra Isabel Costes, que es súper admirada en México, quien me haya invitado a Canarias con la Orquesta Sinfónica del Atlántico. Realmente estoy encantada con interpretar estas grandes obras de George Gershwin», insiste la pianista que participa en una nueva edición de la propuesta Sinfónicos en Miniatura producida por Corazón del Atlántico, que lleva celebrándose desde el año 2015. «La sensación de los nervios mientras me encuentro frente al público es parte de la experiencia», asevera.
Su talento es inquebrantable, pero también lo es su perseverancia. «Cuando estudio me acuerdo a donde quiero llegar y lo que quiero lograr. Tengo que seguir trabajando mucho. Nada sale a la primera, siempre hay mucho trabajo detrás. Las equivocaciones son parte del camino. Hay que luchar por los sueños», sostiene la pianista a la que han acompañado ocho orquestas distintas de dos continentes y que cuenta con más de una veintena de premios internacionales. Admira al mexicano Jorge Federico Osorio, a los argentinos Daniel Barenboim y Martha Argerich, y a la china Yuja Wang, entre otros, y le gustaría tocar «junto a directores de orquesta como Gustavo Dudamel, Alondra de la Parra, Carlos Miguel Prieto e Iván López Reynoso», señala Hanneman.
«Diría que la música es mi vida porque, la verdad, yo no podría vivir sin la música. Con ella me inspiro, imagino historias, siento. La directora de orquesta mexicana Alondra de la Parra me dijo una vez que yo y el piano éramos lo mismo, y que nadie nos iba a separar», recuerda. «El piano es como mi hermano, me peleo mucho con él, le pego, pero lo amo», explica.
«Con la música nunca me siento sola porque cuando son conciertos con orquesta recibo el apoyo de todos los músicos y cuando estoy sola, en realidad somos dos en el escenario, siempre está el piano», añade. Y quizás el público aún más lo presienta en este concierto que acerca un gran repertorio como el de Gershwin en el marco de un espacio recogido en donde la interacción entre músicos y patio de butaca es más directa y fluida.
Lamenta que en el ámbito de la música clásica siga existiendo un 'cordón sanitario' alrededor de la proyección y valía de las mujeres intérpretes. Es por eso que, desde su perspectiva, es momento de hablar de género en la música. «Me ha pasado que voy a ver a directores y, si me acompaña algún amigo pianista, le dan toda la atención a él. ¡Incluso me han dejado con la palabra en la boca!», recuerda... «Me han llegado a preguntar: ¿vas a dejar el piano cuando tengas novio?», a mí y a muchas amigas muy talentosas, en distintas ocasiones. Es triste. Es cierto que existen oportunidades para las mujeres, pero honestamente hay muchas más para los hombres. Yo creo que es momento de darle más oportunidades a las mujeres», concluye.
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