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La parroquia de San Juan Bautista, en Arucas, ha encargado un estudio sobre el impacto acústico que sufren sus valiosas y también frágiles vidrieras, un espectacular conjunto de piezas de gran belleza y alto valor artístico que fueron realizadas por la casa francesa Mauméjean en un periodo de 15 años en los inicios del siglo XX, cuando se edificó este templo, declarado Bien de Interés Cultural en 2018. Esta normativa no solo insta a conservar el inmueble en un buen estado, sino que también delimita un entorno de protección.
Este trabajo científico técnico, inédito en Canarias, según apunta Venerando Novelle, actual responsable de la parroquia, busca precisar con rigor y datos cuantificables el daño que pueden causar en las vidrieras todas las vibraciones a las que están expuestas y que son provocadas por elementos externos, como, por ejemplo, la celebración de todo tipo de eventos, la circulación de vehículos o la propia meteorología.
Octavio Vega, ingeniero de Bimelsa Ingeniería SL, una de las dos empresas especializadas que acometerán este innovador estudio, avanzó ayer a este periódico que ya se han hecho las primeras mediciones durante algunas de las celebraciones que se organizan en el entorno de la iglesia y se ha podido constatar que superan los niveles permitidos por la normativa.
No hay que olvidar que en el entorno del templo, tanto en la plaza anexa de San Juan como en la explanada de aparcamientos a la entrada del casco, se celebran eventos musicales de primer orden, como, entre otros, el popular Fiestoron.
Según explica Vega, que afronta este encargo junto a otro ingeniero, Pedro Jiménez, de Aisteca, el estudio no solo medirá las afecciones causadas en los vitrales por un posible nivel de decibelios no permitido, sino también las que les puedan causar las vibraciones, para lo que recurrirán a un acelerómetro. Estas mediciones se recogerán 'in situ', pero hay otra parte del trabajo, más de gabinete, que se llevará a cabo mediante simulación por ordenador: tratarán de recrear qué tipo de impacto causan en la estructura de estas frágiles piezas.
Este trabajo no es un encargo aislado. Formará parte de un proyecto más amplio, la redacción de un Plan Director que determinará cómo está el edificio y que fijará qué actuaciones será necesario acometer, tanto en el templo como en su entorno, para garantizar su protección.
El arquitecto Alejandro Beautell, codirector de este plan junto a su homólogo Fernando López, coordinará un equipo técnico multidisciplinar que trazará una hoja de ruta futura de las necesidades de esta iglesia, un trabajo que, según las previsiones de Beautell, podría estar listo a principios de 2025.
El sacerdote Novelle explica que este plan obedece a la necesidad de la parroquia de dotarse de un instrumento de trabajo que le permita cumplir con el deber de protección que le supuso la declaración de BIC y que, al mismo tiempo, facilite la implicación de las administraciones para su ejecución. En ese sentido, será una herramienta para una actuación conjunta y consensuada en pro de la conservación de esta iglesia.
Consciente del valor de sus vidrieras, la parroquia ha anunciado la apertura a los visitantes, a partir de este viernes, de la zona del triforio del templo, en el que podrán admirar el espectáculo de luz y color al que dan lugar.
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