Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
Las hermanas Ikram y Salma Azerkane llegaron hace tres años a Las Palmas de Gran Canaria desde su Teruel natal por trabajo. Los altos precios del alquiler les hicieron apostar por la compra aprovechando la estabilidad laboral que lograron en este periodo. Fue así como en marzo de este año recalaron en el barrio capitalino de Casablanca 1, donde encontraron el hogar que estaban buscando.
Sin embargo, dicen que la felicidad por conseguir un espacio que se adaptaba a lo que buscaban se ha visto truncada por un elemento externo, en concreto una palmera de grandes dimensiones que se encuentra en la trasera del edificio y que desde ese momento ha condicionado su vida del mismo modo que ya lo hacía con el resto de residentes en el mismo.
«No se puede dejar nada abierto en esta casa, nunca», apunta Salma en la terraza de la vivienda, una estancia que su hermana y ella no pueden disfrutar como les gustaría ya que están obligadas a mantener cerrada no solo porque las hojas de la palmera bloquean una parte de las ventanas, sino por el temor a recibir visitantes no deseados.
«De repente llegas de trabajar y te encuentra una manada de cucas en la casa», relata. Y es que asegura que este ejemplar se cuela en sus casas y con sus ramas llegan «cucarachas, arañas y hasta ratas» que trepan por el lateral del inmueble «y son grandes como conejos».
Además, explica que «no puedo sacar las ventanas y limpiarlas bien porque me da miedo que luego no vuelva a poder ponerlas» o que «entren bichos mientras se secan», dice señalando a las hojas de las palmeras que amenazan con entrar a la mínima oportunidad que se les presente.
Apunta que desde el principio solicitaron a la comunidad de propietarios talar o podar el ejemplar para evitar una situación que sufren por igual los otros vecinos cuyas ventanas dan a esta parte del jardín que rodea el inmueble, pensando que pertenecía a la propiedad.
Pero «nos dijeron que no podían hacerlo porque ese jardín es del Ayuntamiento» y que el administrador de la finca «lleva como un año poniendo instancias» solicitando la intervención municipal.
Dice que entonces tanto ella como su hermana tomaron la decisión de denunciar personalmente de estos hechos ante el Ayuntamiento, para que lo utilizaron la vía telemática.
«Desde mediados de abril empezamos a presentar incidencias y el 12 de junio recibimos una notificación en la que nos decían que vendrían a talarla.Pero hemos visto furgonetas de Limpieza y de Parques y Jardines por el barrio pero nunca se han parado aquí», expone.
De hecho, apunta, a día de hoy la respuesta no ha llegado. Pero en este tiempo Salma y su hermana no han dejado de solicitar que se resuelva esta situación.
«Hemos llamado todos los martes y jueves de 9.00 a 11.00 horas a Parque y Jardines, que es el único momento en el que puedes contactar con ellos. Las dos únicas veces que nos cogieron el teléfono en este tiempo nos dijeron que teníamos que poner una instancia y adjunta fotos. Así lo hicimos pero pasa el tiempo y no nos han vuelto a coger el teléfono. Pero cuando respondieron en junio nos dijeron que hay trabajos pendientes y que hay que tener paciencia», indica.
«No se puede vivir así», señala quien recuerda que ella y el resto de residentes cumplen con sus obligaciones impositivas y esperan una atención del Consistorio que asegura no recibe el barrio. «No limpian, no ponen matabichos, no se hace nada», critica.
Dice que el problema de la palmera no es nuevo pues «vecinos que llevan toda la vida» les informaron que «ya hubo uno previo y vinieron y la talaron, pero no quitaron la raíz y volvió a crecer sobre todo de dos años para acá».
Expone que ahora que aprieta el calor la situación se ha vuelto aún más complicada pues no pueden ni abrir para ventilar la vivienda. «Hace unos meses no entraban tantos bichos», confiesa.
Añade que ahora mismo no pueden plantearse poner mosquiteras pues ya es muy importante inversión que han hecho con la casa. Además, insiste en que es responsabilidad del Ayuntamiento.
Asimismo, manifiesta su inquietud por que la palmera pueda generar problemas más graves. «Mi terraza se está combando y me preocupa que pueda verse afectada la estructura del edificio, porque cada vez crece más y presiona», señala.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.