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Mucha gente. Tramo del mercadillo a lo largo de la zona peatonal de Miguel Marrero. Cober

Mucha expectativa y cierto malestar en la mudanza del mercadillo de Arguineguín

La mayoría prefiere la nueva ubicación, más céntrica y con un trazado lineal | Un sector se queja por el lugar que les tocó | Mogán ve exitoso el cambio

Miércoles, 22 de enero 2025, 01:00

No, no es verdad aquello de que la alegría va por barrios. En el mercadillo de Arguineguín va más bien por puestos, aunque, dicho sea de paso, este martes eran más los alegres que los molestos tras mudarse a su nueva ubicación, a lo largo del frente marítimo de la moganera playa de Las Marañuelas. «Ya era hora, llevábamos años esperando», resumía Virginia Santana, que regenta un punto de venta de ropa para bebés. «El martes pasado me fui para mi casa con apenas 30 euros de una sola cosa que vendí y hoy, a esta hora, ya superé aquella venta», resumió.

No eran aún las 11 de la mañana y Virginia asumía con alivio, ilusión y muchas expectativas el estreno del mercadillo a lo largo de la avenida Manuel Álamo Suárez (Carpintero de Ribera) y de los tramos peatonales de las calles Miguel Marrero Rodríguez y Graciliano Afonso. Esa misma sensación inspiraba el ánimo de Vanesa González, que ya había barajado seriamente darse de baja, pese a que lleva toda su vida vinculada a este rastro moganero, donde gestiona desde 2015 un puesto de venta de gorras que antes había sido de sus padres.

Virginia, atendiendo a unos clientes en su puesto de ropa para bebés.

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Virginia, atendiendo a unos clientes en su puesto de ropa para bebés. Cober

«Hoy no es un buen día para mí», confesaba entre bromas. Más bien hacía frío y las nubes tapaban el sol, su mejor aliado para lo que vende, pero ni eso le nublaba la perspectiva. Cree que donde estaban antes, en general, era peor para todos y que esta nueva ubicación les viene mejor a ellos, a los comerciantes, y también a los clientes. «Allí estábamos como abandonados».

Vanesa se refiere a la llamada Plaza Negra, una gigantesca explanada asfaltada que habitualmente se usa como solar para el aparcamiento al aire libre y gratuito en Arguineguín y que cada martes era ocupada por los 173 puestos de este mercadillo, según datos del Ayuntamiento.

Unos y otros coinciden en apuntar que entre las ventajas de la nueva ubicación respecto a la anterior está su disposición. «Es mejor así, que la gente haga un recorrido lineal, a lo largo de una o varias calles, a como estábamos antes; había puestos a los que la gente no llegaba y que terminaban el día sin vender casi nada», apuntaba Virginia. «Ahora por lo menos todos estamos a la vista».

Afluencia este martes en el mercadillo. Cober

Por lo pronto, este martes había tramos, sobre todo los más céntricos, donde se concentraban los puestos a uno y otro lado de la calle, en los que no cabía un alfiler. Se hacía difícil abrirse paso. La gente atravesaba este particular rastro como si se tratara de un paseo que recorrían de un extremo al otro, lo que contrasta con la forma en que lo recorría la clientela en su emplazamiento anterior.

Si algo caracterizaba al mercadillo en la Plaza Negra era su geometría un tanto laberíntica. Aquella disposición propiciaba que los puestos que estaban en el perímetro del mercadillo estuvieran más expuestos y accesibles, y recibieran mayor afluencia de clientes que los situados en el centro.

Vanesa González gesticula con la mano el precio de un producto a una pareja de clientes. Cober

Pero no todo este martes eran parabienes. Una puestera, que prefiere no revelar su identidad, estaba molesta con el lugar que le había tocado, en uno de los extremos, lejos de la zona céntrica, donde están los bares y el nuevo tramo peatonal de la calle Miguel Marrero. Tampoco comprendía que la colocasen entre varios negocios especializados en un mismo producto, demasiado próximos. «No puedes poner que todo el mundo está contento porque no es verdad», dejaba claro. Compartió impresiones con otros puesteros y cuando llegó al suyo le soltó en voz alta a su compañera de fatigas en el estand: «Todo el mundo está que arde».

Puesto de Jerónimo el de los zapatos. Es uno de los descontentos con el sitio que le ha tocado. Cober

Entre los que tampoco se sintieron a gusto con la colocación de los puestos en el nuevo mercadillo figuraba un histórico, el autoventa de Jerónimo el de los zapatos. «Somos los más antiguos. no hay nadie que lleve tanto tiempo como nosotros aquí, más de 40 años, y nos han puesto en la cola del mercado, estamos muy enfadados», se quejaban.

Se buscarán soluciones

A Mustafá Elmarassi, más conocido como Orlando, que preside la Asociación de Vendedores de Mercadillos del Sur Unidos, no se le escapa que no todo el mundo está satisfecho. «Algunos puesteros están quejándose porque les ha tocado un sitio que no digo que sea malo, porque aún hay que esperar a que pasen un par de meses para saberlo, pero que al menos no les gusta». En ese sentido, se compromete como colectivo a buscarles una solución de la mano de la concejalía de Mercadillo. «Haremos todo lo posible».

Mustafá Elmarassi, en su puesto del mercadillo. Cober

Con todo, su balance general no podía ser más positivo. «Los puestos ahora están lineales; en la Plaza Negra los clientes se perdían, había muchas calles, al contrario que aquí, que hay una sola; todo el mundo pasa por los puestos». Es más, recordó que el traslado a esta nueva ubicación era una vieja demanda del sector, de ahí que agradeciera expresamente a la alcaldesa, Onalia Bueno, que les haya escuchado.

Así lo recordó también este martes el concejal del área, Rayco Guerra, que, además, detalló que se hicieron varias pruebas con mudanzas provisionales a estas calles con motivo de fiestas y otros actos y que los resultados siempre habían sido favorables. «El espacio es lineal, al cliente no se le queda ningún puesto por ver».

Rayco Guerra, edil de Mercadillo en Mogán. Este martes supervisó el traslado a la nueva ubicación desde las cuatro de la madrugada. Cober

Guerra avanzó que la voluntad del gobierno municipal, que este martes mandó un comunicado calificando el cambio de exitoso, es dejar el mercadillo aquí. Sí reconoció que hay un edificio que no podrá usar su garaje, pero que solo será por unas horas los martes. En la Plaza Negra, aclara, se veían afectados más vecinos, unos 150, y los visitantes se quedaban sin un solar enorme para aparcar.

Elena Rodríguez, en el extremo más pegado al muelle, estaba «encantada». En la Plaza Negra llevaba dos años muy malos. Ha recobrado la esperanza.

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