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Alguien le hizo una foto a esta mujer aquel día en la recepción del hotel del sur de Fuerteventura. C7
Una mujer de 78 años duerme en el sillón de un hotel en protesta contra el Imserso

Una mujer de 78 años duerme en el sillón de un hotel en protesta contra el Imserso

Mayores ·

María suele viajar con el Imserso y paga siempre un suplemento de 100 euros por una habitación individual. Esta vez, le pidieron 600 euros. El establecimiento alojativo del sur de Fuerteventura tenía problemas de accesibilidad, por eso también solicita que se revisen los hoteles que acogen a los mayores

Catalina García

Puerto del Rosario

Lunes, 4 de noviembre 2024, 13:42

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«Ponme que me llamo María, que lo importante no soy yo sino mi protesta». Pues eso, María, 78 años y dos stent en el corazón, reivindica un trato «más digno» del Imserso y del hotel después de un viaje a Fuerteventura donde durmió una noche en un sillón de recepción en señal de desacuerdo por el trato recibido.

María suele viajar con el Imserso y paga siempre un suplemento de 100 euros por una habitación individual. Esta vez, le pidieron 600 euros. Compartió la habitación la mayoría de las noches, salvo la última que durmió en la zona de recepción para reivindicar que «nos traten a los mayores como a personas en este tipo de viajes y que tengan en cuenta nuestras necesidades. No vale todo».

Tampoco quiso regresar a su casa, como le aconsejaban sus hijos. «Me quedé para protestar». Y lo hizo en un hotel de Costa Calma que le contaron que llevaba tres años cerrado y que abrieron para los mayores del Imserso. Entre otros obstáculos a la movilidad, refiere que su habitación compartida se distribuía en dos alturas, de tal manera que para llegar a la cama tenía que salvar dos escalones «con la de veces que los mayores tenemos que levantarnos durante la noche y sabiendo que el hotel tenía nueve habitaciones accesible». También existían escalones en la piscina. Por eso pide al Imserso que se revisen los establecimientos alojativos desde el punto de la movilidad.

María no tiene quejas del personal del hotel del sur de Fuerteventura, «ni mucho menos, son chicos y chicas maravillosos», ni mucho menos de la calidad de la comida.

Esta mayor durmió esa última noche como pudo en el sillón de bambú, tapada con dos toallas que le dejaron esos trabajadores de los que no tiene queja, porque no quiso aceptar el 'no puedo hacer nada' como respuesta a sus peticiones. «¿Cuántas personas se callarán en los viajes del Imserso?» y acaba.

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