Beneficios de la natación
Nadar es bueno a todas las edades (y no solo para la espalda)Secciones
Servicios
Destacamos
Beneficios de la natación
Nadar es bueno a todas las edades (y no solo para la espalda)Julia Fernández
Martes, 25 de junio 2024, 11:44
El buen tiempo nos invita a movernos y por ello es un momento ideal para hacer deporte, pero no nos gusta sudar. Salir a correr cuando hay 30 grados en la calle puede no ser lo más apetecible del mundo, pero ¿y nadarse unos cuantos largos? Eso suena mucho mejor, ¿verdad? La natación es uno de los deportes más completos que existen. Lo dice la ciencia y también se ve en las piscinas, donde personas de muy avanzada edad se mueven como pez en el agua y mantienen la forma de manera excelente.
Según los datos que maneja el Consejo Superior de Deportes, «la natación recreativa es la práctica más popular entre la población española». La realiza un 33% de los españoles, «en buena medida por el incremento de la oferta de piscinas cubiertas, que son las que han permitido desestacionalizar la práctica». Porque nadar no es solo cosa del verano, pero sí es buen momento para darse un chapuzón, recuperar la costumbre y cumplir con los 150 minutos semanales de actividad física que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Una de las cosas buenas que tiene es lo poco que se necesita para ponerse a ello. El material básico pasa «por un bañador, un gorro, unas gafas, unas chanclas, una toalla y flotadores si no dominamos la técnica», detalla Vicente Javier Clemente, experto en entrenamiento deportivo y profesor de la Universidad Europea. Y como nuestra idea no es competir a lo Mireia Belmonte, tampoco necesitamos dejarnos un pico ni en el traje, que basta con que sea cómodo tanto dentro como fuera del agua, ni en la protección de nuestros ojos, que con que sea estanca y nos permita ver bien es más que suficiente.
La natación y sus aspectos positivos
Al ser un ejercicio aeróbico de intensidad baja pero que se desarrolla durante largos periodos de tiempo, ayuda a bajar los niveles de colesterol en sangre y produce mayor sensibilidad a la insulina, disminuyendo los niveles de glucosa en sangre (diabetes).
1. CROL, ESTILO LIBRE
Alternar ambos brazos y la patada de los pies dejando el cuerpo en posición horizontal. Cuando hay que respirar, se gira la cabeza al lado contrario del brazo delantero.
Es el estilo preferido.
1
2
Beneficios: pecho, espalda y dorsales.
2
3
3
4
4
Lo más difícil es realizar bien la técnica de respiración.
2. ESPALDA
Se alterna el movimiento de los brazos mientras se va avanzando sobre la espalda. Las patadas de los pies ayudan al movimiento.
Lo recomiendan para aliviar el estrés y las malas posturas. Es muy relajante.
1
2
2
3
3
4
4
Beneficios: espalda, dorsales e isquiotibiales.
Es el más recomendado para personas mayores o que tienen dificultades en espalda, cuello o columna.
3. BRAZA, PECHO
Las manos avanzan por delante desde el pecho mientras las piernas están flexionadas.
A ritmo pausado es el que menos calorías quema.
1
2
2
3
4
Beneficios: pecho y cuádriceps.
El impulso de brazos y piernas se reparte al 50%. Es el estilo que tiene menor intensidad.
4. MARIPOSA
Movimiento de brazos sobre la cabeza y las piernas hacia arriba y hacia abajo.
Técnicamente es el estilo más complicado y también el que más calorías gasta.
1
2
3
2
4
Beneficios: pecho, hombros y espalda.
Para lograr una mayor propulsión deben estar perfectamente coordinados los brazos y las piernas.
ISABEL TOLEDO
La natación y sus aspectos positivos
Al ser un ejercicio aeróbico de intensidad baja pero que se desarrolla durante largos periodos de tiempo, ayuda a bajar los niveles de colesterol en sangre y produce mayor sensibilidad a la insulina, disminuyendo los niveles de glucosa en sangre (diabetes).
1. CROL, ESTILO LIBRE
Alternar ambos brazos y la patada de los pies dejando el cuerpo en posición horizontal. Cuando hay que respirar, se gira la cabeza al lado contrario del brazo delantero.
Es el estilo preferido.
1
2
Beneficios: pecho, espalda y dorsales.
3
4
Lo más difícil es realizar bien la técnica de respiración.
2. ESPALDA
Se alterna el movimiento de los brazos mientras se va avanzando sobre la espalda. Las patadas de los pies ayudan al movimiento.
Lo recomiendan para aliviar el estrés y las malas posturas. Es muy relajante.
1
2
3
4
Beneficios: espalda, dorsales e isquiotibiales.
Es el más recomendado para personas mayores o que tienen dificultades en espalda, cuello o columna.
3. BRAZA, PECHO
Las manos avanzan por delante desde el pecho mientras las piernas están flexionadas.
A ritmo pausado es el que menos calorías quema.
1
2
3
4
Beneficios: pecho y cuádriceps.
El impulso de brazos y piernas se reparte al 50%. Es el estilo que tiene menor intensidad.
4. MARIPOSA
Movimiento de brazos sobre la cabeza y las piernas hacia arriba y hacia abajo.
Técnicamente es el estilo más complicado y también el que más calorías gasta.
1
2
3
4
Beneficios: pecho, hombros y espalda.
Para lograr una mayor propulsión deben estar perfectamente coordinados los brazos y las piernas.
ISABEL TOLEDO
La natación y sus aspectos positivos
Al ser un ejercicio aeróbico de intensidad baja pero que se desarrolla durante largos periodos de tiempo, ayuda a bajar los niveles de colesterol en sangre y produce mayor sensibilidad a la insulina, disminuyendo los niveles de glucosa en sangre (diabetes).
1. CROL, ESTILO LIBRE
Alternar ambos brazos y la patada de los pies dejando el cuerpo en posición horizontal. Cuando hay que respirar, se gira la cabeza al lado contrario del brazo delantero.
Es el estilo preferido.
1
2
3
4
Lo más difícil es realizar bien la técnica de respiración.
Beneficios: pecho, espalda y dorsales.
2. ESPALDA
Se alterna el movimiento de los brazos mientras se va avanzando sobre la espalda. Las patadas de los pies ayudan al movimiento.
Lo recomiendan para aliviar el estrés y las malas posturas. Es muy relajante.
3
4
1
2
Beneficios: espalda, dorsales e isquiotibiales.
Es el más recomendado para personas mayores o que tienen dificultades en espalda, cuello o columna.
3. BRAZA, PECHO
Las manos avanzan por delante desde el pecho mientras las piernas están flexionadas.
A ritmo pausado es el que menos calorías quema.
3
4
1
2
Beneficios: pecho y cuádriceps.
El impulso de brazos y piernas se reparte al 50%. Es el estilo que tiene menor intensidad.
4. MARIPOSA
Movimiento de brazos sobre la cabeza y las piernas hacia arriba y hacia abajo.
Técnicamente es el estilo más complicado y también el que más calorías gasta.
1
2
3
4
Beneficios: pecho, hombros y espalda.
Para lograr una mayor propulsión deben estar perfectamente coordinados los brazos y las piernas.
ISABEL TOLEDO
Hasta 500 o 600 calorías, según la intensidad
El bombeo aumenta hasta en un 18% por la mejora del consumo de oxígeno. Esto disminuye la frecuencia cardiaca.
Las articulaciones ganan en ambas característicias, y los músculos se tonifican y fortalecen, sobre todo los de la espalda
Al ser un deporte de poco impacto en articulaciones y huesos, provoca menos desgaste y es muy aconsejable en estos casos de molestias.
Los beneficios de la natación los podemos aprovechar, además, a cualquier edad. Lo explica José Antonio Morales, profesor de la Universidad Complutense de Madrid e investigador en Neurociencia. «Es un ejercicio muy completo que pone en marcha a los principales grupos musculares del cuerpo». Asimismo, estimula el sistema cardiovascular y «el trabajo realizado resulta mucho mayor que en otras actividades, gracias a la resistencia del agua», añade. Más ventajas: el cuerpo, al estar sumergido, recibe menos impacto físico y resulta más fácil moverse. Por eso se recomienda a quien sufre de problemas o molestias de espalda.
30 minutos
entre tres y cinco días a la semana bastan para empezar a sentir los beneficios de la natación
Otra curiosidad es por qué esta práctica nos pone de buen humor. Y la explicación la tiene la ciencia. «Porque liberamos endorfinas», responde Morales. Estas hormonas son la «droga natural de nuestro cerebro», continúa el investigador, y eso tiene unos efectos muy recomendables: «Reduce la percepción del dolor, nos proporciona placer y también nos aporta una sensación de bienestar y felicidad». Así que es totalmente cierto eso de que los problemas no saben nadar porque a la piscina entras tú con ellos, pero a la salida ya solo quedas tú.
No obstante, no solo hace esto por nosotros, también estimula el sistema cardiovascular y nos hace trabajar mucho más que en otros deportes por la resistencia del agua. Y da igual que se tenga 8 años que 80. A cada edad le podemos sacar su partido.
1
Muchos padres apuntan a sus hijos a nadar por una cuestión de seguridad. Y sí, es un buen motivo que sepan qué hacer en el agua si caen por accidente. Pero este no es el único beneficio que tiene. A partir de los tres años, se puede llevar a un bebé a que dé clases para «favorecer su desarrollo psicomotriz», remarca Mario Lloret Riera, profesor del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña y médico, además de nadador olímpico en 1976.
Eso sí, hay que hacerlo con paciencia. Es decir, eso que nos hacían a aquellos que tenemos una edad de tirarnos al agua aunque no queramos es una muy mala idea. El método ha de ser siempre desde el respeto y el juego: «Es importante no forzar al niño a entrar en el agua. Animarlo sí, tirarlo o sumergirlo, no», continúa el doctor. Aprender a nadar no debe ser una experiencia traumática y menos a esas edades.
Además, este ejercicio favorecerá que los más pequeños mejoren la coordinación y el sistema cardiovascular, añade Clemente. Pero hay todavía algo mejor: «Se ha demostrado que niños de entre 6 y 12 años tienen más capacidad para recordar vocabulario tras haber nadado varios minutos», apunta Morales. Vamos, que también entrena las neuronas.
2
Nadar en la adolescencia y la juventud es también muy necesario. Ambas etapas de la vida son complicadas por los cambios físicos y psicológicos que se experimentan. Y en ambos campos puede aportar mucho este deporte. «A los adolescentes les ayuda a fortalecer los músculos y mejorar su capacidad pulmonar», relata el experto en entrenamiento deportivo. Y ayuda a corregir posturas en una edad en la que todavía el cuerpo es muy maleable. Más adelante, los jóvenes «pueden mantener su forma física» con esta práctica y, además «socializar», sobre todo si se nada al aire libre o en el mar.
En el plano mental tiene todavía más beneficios: ayuda a sobrellevar el estrés y «reduce la tensión emocional, puesto que baja los niveles de cortisol y sube los de la serotonina, otra hormona de la felicidad», explica el investigador de la Universidad Complutense. Y nos ayuda a meditar: «El movimiento rítmico de la natación nos hace entrar en un estado meditativo. A lo que se une que en el agua podemos desconectar de los sonidos que nos rodean y oír solo nuestra respiración».
3
A partir de los 30, se multiplican las obligaciones y se reduce el tiempo para dedicarse a uno mismo, por lo que nadar es un buen deporte ya que nos ayuda a economizar ambas variables: tiempo y esfuerzo. «Es un buen deporte para mantener un peso saludable», destaca Clemente. También nos ayuda «a mejorar resistencia y tonificar los músculos». Y no necesitamos hacer sesiones maratonianas para ello. Los beneficios se empiezan a notar con solo un poco de regularidad. «¿Lo ideal? Media hora de tres a cinco veces por semana». Y si se puede, «combínalo con otras disciplinas como el entrenamiento de fuerza, yoga o ejercicios aeróbicos para tener un régimen de actividad mucho más completo».
En el caso de las mujeres, nadar también es una opción ideal para practicar deporte durante el embarazo. «Trabaja muchos grupos musculares tanto de tren inferior como superior, se hace con menos peso corporal por la flotación, no tiene impacto en las articulaciones, se puede hacer boca arriba...», enumera Alberto García, doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Solo hay tres cosas a tener en cuenta: a partir del segundo trimestre no se debe hacer el giro al acabar un largo y empezar otro, mejor cualquier otro estilo que el de mariposa y evita apneas y zambullidas de pie o de cabeza. También es una buena opción durante la menopausia, especialmente si se sufre osteoporosis.
4
A partir de la tercera edad no hay que descuidar el deporte. Es verdad que se tienen más achaques, pero también que este nos ayuda a superar los baches e, incluso, a evitar algunos de ellos. Físicamente, la natación es «muy buena opción en la senectud por su bajo impacto en las articulaciones», detalla Clemente. Además, mejora la movilidad y previene algunas enfermedades crónicas. Sobre esto, ahonda el médico Lloret Riera, que se la recomienda a sus pacientes para reducir, incluso, el número de pastillas que toman al día. En este caso, el plan es nadar «tres días a la semana durante 45 o 60 minutos». En «seis meses», dice, empezaremos a ver resultados.
Pero si algo preocupa a estas edades es el deterioro cognitivo. Y precisamente la natación es un buen antídoto para él. Lo destaca el investigador Morales: «Un estudio ha demostrado que lo suprime en ratones obesos». Lo que hace este deporte en parte es reducir la inflamación de bajo grado, responsable de diferentes dolencias, y estimular nuestras neuronas.
Esto último lo consigue permitiendo que «se desarrolle más el cuerpo calloso del cerebro, es decir, el cableado que comunica los dos hemisferios, por la precisión de las brazadas y la forma en que los nadadores usan los movimientos bilaterales cruzados». Consumen más oxígeno y esto supone un aumento de la cognición y mejores capacidades de aprendizaje.
Nadar no es algo que nos venga dado. No tenemos ese don, hay que aprenderlo. Aunque cada vez es más normal hacerlo desde pequeños, hay gente que no lo consigue o no tiene esa oportunidad. «La edad ideal para llevar a un niño a natación es a partir de los tres años», destaca el profesor de la Universidad Europea Vicente Javier Clemente, aunque también depende de su estado madurativo.
Sin embargo, lo que no hay es un límite de edad para aprender. «Se puede lograr a cualquiera», destaca el experto. Lo que varía con los años es «la rapidez y la facilidad» con la que fijamos los conocimientos. Incluso si sabemos nadar, pero nunca hemos hecho un cursillo conviene apuntarse. «Si no se domina la técnica, se puede experimentar fatiga rápidamente, aumenta el riesgo de lesiones y se es menos eficiente», concluye.
Publicidad
Carlos G. Fernández y Lidia Carvajal
Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.