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Comenzar una carrera universitaria, sentir que no es el camino correcto y decidir tomar un giro hacia otro rumbo es una preocupación que resuena en muchos jóvenes. Sin embargo, dar ese paso hacia lo incierto puede ser mucho menos arriesgado de lo que parece. «El verdadero riesgo lo corre quien se sube a una patera y cruza el Atlántico para cambiar su vida, no quien decide cambiar de rumbo profesional», compartió el divulgador científico Javier Santaolalla este viernes durante su charla en el III Foro de Empleo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
Santaolalla, con una trayectoria que lo ha llevado desde la ingeniería en telecomunicaciones y la física de partículas hasta convertirse en divulgador científico y figura influyente en redes sociales, ofreció un mensaje claro y esperanzador a los estudiantes presentes: luchar por sus sueños y no dejarse paralizar por el miedo a un cambio profesional.
A lo largo de su intervención, el científico relató cómo su camino estuvo marcado por la curiosidad, la perseverancia y la valentía de reinventarse a sí mismo, con la certeza de que cambiar de profesión no significa perder la estabilidad. «El plato de comida siempre estará en la mesa. Lo esencial es tener la disposición de cambiar cuando sea necesario, sin que el miedo nos frene», explicó ante la mirada expectante del alumnado reunido en una sala de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicaciones en el campus de Tafira, donde Santaolalla estudió.
El divulgador recordó cómo, mientras cursaba Teleco en la ULPGC, descubrió que su verdadera pasión era la física, lo que lo llevó a estudiar la disciplina y, años después, a investigar en el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), el mayor laboratorio de física de partículas del mundo. Allí, participó activamente en el histórico descubrimiento del bosón de Higgs en 2012.
No obstante, el canario no se detuvo allí. Tras su experiencia en el CERN, sintió la necesidad de hacer una pausa y explorar nuevos horizontes. Fue en ese descanso cuando se dio cuenta de que lo que más le apasionaba era divulgar la ciencia, acercarla al público y despertar la curiosidad en las mentes jóvenes. Así, transformó su pasión en su proyecto de vida, conquistando más de siete millones de seguidores en sus plataformas sociales.
«Es difícil entregarse a algo si no encuentras en ello una pasión. Una vez que encuentras lo que te gusta, tu esfuerzo fluye con naturalidad», dijo con determinación tras contar su historia, lo que le llevó a animar al alumnado a encontrar su propia pasión y convertirla en su motor.
Pero su reinvención no termina aquí. Recientemente, Santaolalla decidió comenzar una nueva etapa académica, esta vez estudiando Humanidades. «Aprender me hace feliz», afirmó, dejando claro que nunca es tarde para seguir expandiendo los horizontes del conocimiento. Este giro en su carrera no es solo un testimonio de su apertura a nuevas perspectivas, sino también de su firme creencia en la importancia de una educación integral y el aprendizaje constante.
Para concluir su intervención, el físico recurrió a las tres leyes de Newton, instando a los estudiantes a aplicar principios como la inercia, la fuerza y la importancia de asumir las consecuencias de nuestras decisiones. «Lo más importante es recordar que la acción trae la acción y espero que mañana se levanten con aún más ganas de aprender, seguir y caminar por nuevos horizontes», concluyó, dejando a los estudiantes con una profunda reflexión sobre el poder de la curiosidad y el cambio.
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