Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este miércoles 9 de octubre
Antonio Ojeda Bordón, el Rubio, a su salida de la cárcel el 9 de marzo de 2020 tras cumplir condena por abusar de otro niño de 9 años en Vecindario. Arcadio Suárez
Caso Yéremi, el podcast | Capítulo 5

El Rubio, el eterno sospechoso

La investigación policial del caso Yéremi situó a Antonio Ojeda Bordón, alias el Rubio, como único investigado por la desaparición del pequeño, aunque todavía no ha sido juzgado por este delito | El abogado de la familia es optimista

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 23:05

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

Antonio Ojeda Bordón, más conocido como Juan el Rubio, es el único investigado por la desaparición de Yéremi Vargas el 10 de marzo de 2007 en Vecindario, Gran Canaria, cuando tenía siete años, aunque todavía no ha sido juzgado por este delito. El abogado de la familia del pequeño, Marcos García Montes, es optimista, pues además de los numerosos indicios en su contra recabados en la extensa investigación policial de los últimos 17 años, están a la espera de unos dictámenes que, confía, serán claves para dar un giro a la instrucción de la causa y sentarlo en el banquillo de los acusados.

La investigación del caso Yéremi dio un importante giro a mediados de 2016, nueve años después de su desaparición, cuando el Rubio fue detenido y condenado por agredir sexualmente a otro niño de 9 años en la misma localidad de Santa Lucía de Tirajana.

'Caso Yéremi, el podcast'

No era un desconocido para los agentes. Tras la desaparición de Yéremi, el Rubio llegó a presentarse ante la Guardia Civil para ofrecer pistas, pero no se tuvo en cuenta su testimonio por falta de rigor en su relato. Su detención años después por abusar de otro niño lo cambió todo: se revisó su perfil, sus declaraciones, se le investigó a fondo y el Rubio pasó a ser el único investigado del caso.

La madre de Yéremi, Ithaisa Suárez, recuerda la primera vez que los investigadores le hablaron del Rubio. «Me enseñaron su foto en comisaría. Yo pensaba que era un vecino extranjero y que tenía siete hijos pequeños que se los había quitado la asistencia social (...) Siempre estaba sentado en la puerta del bar cuando iba con Yéremi al gimnasio; él siempre estaba allí, siempre callado. Cuando lo vi hablando canario en televisión, me sorprendió. Digo, no, ¿cómo va a hablar canario? Y luego me empezaron a decir que era un testigo», recuerda Ithaisa.

Antonio Ojeda siempre estuvo allí. En el día a día de ese barrio tranquilo que nunca imaginó la tragedia que estaba a punto de vivir. Una presencia discreta y silenciosa, invisible en el trasiego diario, pero registrada de forma clara en el subconsciente de los vecinos.

Todo cambió en 2015, nueve años después de la desaparición de Yéremi, cuando el Rubio fue detenido, juzgado y condenado por abusar de un niño de 9 años en el mismo barrio en el que desapareció el pequeño Vargas. Ithaisa se armó de valor y acudió a ese juicio. Llegó a la sala con un nudo en el estómago, se sentó en la cuarta fila y contuvo el aliento para escuchar al presunto asesino de su hijo.

«Quería verlo. Y no solo verlo, sino darle apoyo también a la familia del otro pequeño para que cumpliese condena (...) Quería ver las manos que me quitaron a mi hijo. Y cuando lo vi, me horroricé total. No pensaba que me fuera a horrorizar tanto, pero sentí y me imaginé lo que había hecho con el niño. Como el que ve un monstruo. Y después yo decía, ¿cómo puede ser tan mentiroso? Digo, si está mintiendo con este caso, con el mío está haciendo lo mismo. Porque el niño explicaba todo muy bien y lo reconoció muy bien. Y él decía que no lo conocía a ese niño de nada. Y cómo lo decía, cómo mentía. Y pensé desde ese momento que con lo mío iba a hacer lo mismo. Y lo ha hecho».

Ithaisa Suárez, madre de Yéremi Vargas, el 7 de noviembre de 2016 durante el juicio contra El Rubio por abusar de otro niño de 9 años. Juan Carlos Alonso
Imagen principal - Ithaisa Suárez, madre de Yéremi Vargas, el 7 de noviembre de 2016 durante el juicio contra El Rubio por abusar de otro niño de 9 años.
Imagen secundaria 1 - Ithaisa Suárez, madre de Yéremi Vargas, el 7 de noviembre de 2016 durante el juicio contra El Rubio por abusar de otro niño de 9 años.
Imagen secundaria 2 - Ithaisa Suárez, madre de Yéremi Vargas, el 7 de noviembre de 2016 durante el juicio contra El Rubio por abusar de otro niño de 9 años.

Cinco años de prisión

El Rubio fue condenado a cinco años de prisión por los abusos a este otro niño y fue internado en varios centros penitenciarios. Durante su reclusión, los investigadores del caso Yéremi centraron sus esfuerzos en lograr una confesión, una prueba sólida que permitiera procesarle judicialmente.

Se le investigó día y noche y se le asignaron presos de confianza, con la esperanza de que se sincerara con ellos y confesara los hechos. Fue en ese momento cuando el Rubio ofreció datos que nunca habían salido a la luz, detalles que no tenía manera de conocer más que de primera mano, y que lo situaban en el lugar de los hechos. Como el color de las gafas que llevaba Yéremi el día de su desaparición, diferentes a las que llevaba en el cartel que empapeló las calles. O la referencia a la cianosis que sufría, esa tonalidad azul que tomaba la piel del pequeño cuando le faltaba el aire.

«Me llamó un periodista de Telecinco y me puso al teléfono a un interno de Algeciras. Cuando él me lo dice a mí, que le contó que el niño se le queda flácido y azulado de piel, me lo explica de tal manera que yo estoy reconociendo a mi hijo en ese momento», rememora Ithaisa. «Me dijo que no quería recompensa, solo justicia, que incluso le daban pesadillas pensando lo que le había dicho ese hombre, que tuvieron una gran discusión en la celda cuando él terminó de confesar todo, porque él se ponía como testigo. Y cuando me contó todas estas cosas, yo me horroricé (...) no lo podía saber de ninguna manera, porque nunca se lo dije a la Guardia Civil. Y lo de las gafas tampoco, los colores tan exactos, ¿cómo va a recordar exactamente los colores de las gafas? Cuando dice: 'No, el chiquillo no llevaba esas gafas, llevaba las azules y las verdes'. Y es verdad».

Antonio Ojeda Bordón, el Rubio, a su salida de la cárcel el 9 de marzo de 2020 tras cumplir condena por abusar de un niño de 9 años en Vecindario. Arcadio Suárez
Imagen principal - Antonio Ojeda Bordón, el Rubio, a su salida de la cárcel el 9 de marzo de 2020 tras cumplir condena por abusar de un niño de 9 años en Vecindario.
Imagen secundaria 1 - Antonio Ojeda Bordón, el Rubio, a su salida de la cárcel el 9 de marzo de 2020 tras cumplir condena por abusar de un niño de 9 años en Vecindario.
Imagen secundaria 2 - Antonio Ojeda Bordón, el Rubio, a su salida de la cárcel el 9 de marzo de 2020 tras cumplir condena por abusar de un niño de 9 años en Vecindario.

El abuelo de Yéremi, cara a cara con El Rubio

El abuelo de Yéremi, José Suárez, fue la única persona de la familia que se enfrentó cara a cara con el Rubio, a quien define con una frase demoledora: «Lo que vi delante de mí fue a un psicópata». El encuentro tuvo lugar en la prisión de Algeciras, donde cumplía condena por la agresión sexual a otro menor, y ya entonces figuraba como principal sospechoso de la desaparición de Yéremi. Fue el propio condenado quien propició el encuentro, solicitando por carta su presencia en la cárcel. Pepe se armó de coraje y tomó un avión para sentarse frente al presunto asesino de su nieto.

«Cuando este hombre mandó una carta para que fuera allá a hablar con él, me extrañó, pero me dije pues a lo mejor tiene algo bueno que decir. Tuve que entrar tranquilo para ver si soltaba algo, pero yo ya sabía que él se había cargado al niño, porque lo había reconocido por las fotos que me trajo la Guardia Civil», recuerda Pepe.

«Me pegó a decir cosas culpando a otras personas, cosas que no cuadraban, y le digo: 'Coño, si me dices que viste a la rubia cruzando el solar, la que crees que se llevó al niño, eso es que tú estabas allí, porque fuera de allí no se ve nada', y cogió una mosca de mucho cuidado», relata. «Se lo dije claramente: 'El niño te lo llevaste tú', y dio un jalón para atrás con la silla (...) También le dije que le veía cuando se ponía al pie del poste de la luz a ver a los niños, que iba sin gorra, pantalón corto y camisa abierta, porque lo que yo veo jamás se me olvida, y salió el hombre de allí echando hostias».

Izquierda, solar donde jugaba Yéremi en eel momento de su desaparición. Derecha, vivienda de Antonio Ojeda el Rubio en Vecindario. CANARIAS7
Imagen secundaria 1 - Izquierda, solar donde jugaba Yéremi en eel momento de su desaparición. Derecha, vivienda de Antonio Ojeda el Rubio en Vecindario.
Imagen secundaria 2 - Izquierda, solar donde jugaba Yéremi en eel momento de su desaparición. Derecha, vivienda de Antonio Ojeda el Rubio en Vecindario.

El abogado García Montes y la reapertura del caso en 2021

Las confesiones del Rubio sirvieron para reactivar el caso Yéremi. En este punto fue clave la llegada del abogado Marcos García Montes, que representa a la familia desde 2019 y consiguió la reapertura del procedimiento dos años más tarde, en 2021. «Me contactó la tía coraje, Milagros, una gran persona. Le dije que para reaperturar un procedimiento hay que estudiarlo, porque no se puede reaperturar sin hechos nuevos o pruebas nuevas. Lo estudiamos durante siete u ocho meses y vimos que hacía agua por todos los sitios», explica el abogado.

«En las declaraciones del Rubio vi algo que era absolutamente nuevo -continúa-. Primero, que él se ubicaba allí. Si se ubica allí, tiene que dar explicaciones. En el caso de Bretón, él se ubica con los niños de la mano y a partir de aquí no es la prueba diabólica, es la contraprueba. Si usted tiene a los niños, dígame qué ha hecho con ellos». (...) El Rubio dice también algo que me sorprendió y era que el niño estaba azulado. El azul supone una pérdida de oxígeno en la sangre, una cianosis, y lo primero que hice fue preguntar a la familia si el niño tenía alguna enfermedad. Me dijeron: 'Claro', y recuerdo que se me pusieron los pelos de punta», relata el letrado.

García Montes recuerda que El Rubio se dirigió al programa Espejo Público por iniciativa propia y «reveló datos que nadie conocía», por lo que han pedido a la Guardia Civil que aporte las declaraciones al procedimiento. Señala también los comentarios a un compañero de celda donde habría afirmado que «se nos fue de las manos», así como un modus operandi «muy parecido al de la sentencia que El Rubio estaba cumpliendo posteriormente».

Y señala dos posibles escenarios: que colaborara en la desaparición, o que lo secuestrara y llevara al niño donde supuestamente habrían abusado de él. «Las dos hipótesis son válidas, pero en todo caso en su declaración dice que vio al niño y el que tiene que aclararlo es él. Y ahí es donde estamos, en esta reapertura del procedimiento, y con la esperanza de que la familia, que no quiere venganza sino justicia, sepa qué pasó».

Antonio Ojeda el Rubio en una calle del centro de Las Palmas de Gran Canaria el 9 de septiembre de 2021, tras cumplir la condena por abusar de un niño de 9 años en Vecindario. Juan Carlos Alonso

«Un hombre marginal, marginado y con una psicopatía»

Las conclusiones de la investigación policial sitúan al Rubio como único sospechoso en el caso Yéremi. Así lo confirma Alejandro Rodríguez, el agente de la Guardia Civil que vivió más de cerca el caso: más de 15 años trabajando en la Policía Judicial para recabar pruebas que permitan hacer justicia. «Si no hubiésemos tenido los indicios necesarios y la certeza no lo hubiésemos presentado a su señoría», defiende el agente.

El informe de la Guardia Civil dibuja al Rubio como una persona con ausencia de remordimiento, con capacidad para hacer cosas malas y sin el sentimiento de tener que rendir cuentas a nadie. Para el abogado García Montes, hablamos de «un hombre marginal y marginado, un hombre con una psicopatología, un trastorno asocial (...) Encima es un pederasta condenado, y hay que sumar todo: pederasta, psicópata, ánimo frío, los comentarios a compañeros de celda como el de 'se nos fue de las manos', o 'estaba cianótico' ... Hay que ir sumando y que esto dé lugar, por lo menos, a que se le procese. Luego ya tendrá un juicio con todas las garantías, se respetará su presunción de inocencia y, si hay pruebas, se le condenará».

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios