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Uno llega a la poltrona política y qué difícil es ver a alguien que asuma errores y se marche. Cuando se habla de que viven ... alejados de la cruda realidad cada día se hace más que notorio. Lo sucedido en Valencia sigue alterando el día a día de la sociedad. La gestión de la tragedia ha sido nefasta, pero ya han pasado dos semanas y no ha dimitido nadie. Ahora Mazón habla de posible reforma de su gobierno, pero ya todo llega demasiado tarde. Nadie levanta la mano, pide perdón y se va. Eso parece una misión imposible en política. Y así nos va.
Los valencianos seguirán sufriendo durante meses y años los irreparables daños de la DANA, pero tras la inacción, frases inapropiadas y respuestas lamentables, el pueblo se ha apoyado en el pueblo para salir adelante como buenamente se pueda. Ahora llegan las promesas de las ayudas, pero mientras esto sucede con cifras y más cifras no se olviden de los palmeros que siguen viviendo tres años después de la erupción del volcán en barracones. La DANA de Valencia ha dejado en evidencia el país que somos y de qué manera estamos gestionados.
Y puede producirse un punto de inflexión. El pueblo ya calla menos y cada vez es más consciente que para protestar hay que salir a la calle y que más de uno se sonroje. Mientras los políticos siguen inmersos en lo suyo, en las fotos y en presentaciones inútiles, la gente ya no calla y se manifiesta y reclama.
Valencia caerá en el olvido dentro de un tiempo y saldrán a la luz nuevas noticias convulsas que se van eclipsando unas a otras, mientras la noria continúa girando en un sistema político que merece un cambio estructural profundo. Nadie tiene la culpa de nada, todo lo que sucede es por el contrario o porque algo se hizo mal hace años. Sobre la mesa no hay proyectos que contribuyan a un bienestar general, sino se ha entrado en la dinámica del suma y sigue que ya produce hastío.
Los políticos se preocupan de lo suyo y cuando se acercan los periodos electorales se ponen nerviosos porque las urnas pueden provocar que muchos abandonen sus poltronas, pero no se preocupen que hay echaderos de sobras, porque les invito a que entren en alguna de las administraciones y empiecen a ver el número infinito de cargos que existen -consejeros, viceconsejeros, directores generales, asesores, secretarías generales, gerentes, etc-, un reflejo del caos que se produce cuando surge un problema, ya que cada uno mira al de enfrente pero no soluciona absolutamente nada. Esto empieza a ser insoportable.
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