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CANARIAS7
Martes, 23 de julio 2024, 11:48
Este libro es una autobiografía narrada a partir de historias, anécdotas, curiosidades y experiencias sobre el restaurante que no se han contado, a través de hechos y aventuras reales, además de ahondar con un gran humor y un estilo desenfadado en su visión y experiencia propia con las adicciones, especialmente con el alcohol, pues su profesión y pasión, el vino, se acabó convirtiendo en su enemigo número uno. Seijas relata cómo afrontó este dilema y cómo lo resolvió, consiguiendo seguir trabajando con el vino e inclusive catando y degustando vino mientras superaba su adicción. Una divertida, extraordinaria y sobrecogedora historia, siempre con el vino como protagonista, para aprender y disfrutar de una lectura que no dejará indiferente a nadie.
David Seijas, (1980, Seva, Barcelona) es sommelier y máster de viticultura, enología y marketing del vino.
Fue sommelier en elBulli durante doce años (de 2000 a 2011), ha formado parte de elBullifoundation hasta 2015 y ha sido sommelier en distintos establecimientos como el Hotel Arts, la bodega Herencia Altés y la Viniteca.
Ha sido reconocido con diversos galardones como el Premio Nariz de Oro al Mejor sommelier de España (2006), el Premio Nacional de Gastronomía (2010), el Premio a la Trayectoria en el mundo del vino por la Asociación Catalana de Sommeliers (2011), el Premio Prix International de Literatura Gastronómica (2011) o el Premio a la Creatividad enológica La Guía de vinos de La Vanguardia (2022). Es ponente en numerosos encuentros gastronómicos del país y participa en multitud de catas, cursos y asesoramientos enológicos.
Es autor de diversos libros como las guías anuales 110 vinos para el 2010, 111 vinos para el 2011, 112 vinos para el 2012, 113 vinos para el 2013 o Vinos imbatibles. Colabora actualmente con diferentes empresas del sector del vino como Wineissocial y es propietario y creador de la empresa Gallina de Piel Wines que elabora sus propios vinos en diferentes zonas de España. Es profesor de sumillería en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y en la Escuela de Hostelería de Girona, además de colaborar en distintos medios de comunicación como divulgador de la cultura del vino.
«Hay vicios en todos los sectores, en todos los trabajos y, en cualquier caso, hay gente que toma y gente que no. Tiene mucho que ver con la personalidad, con la forma de afrontar la vida. Pero es cierto que en unos sectores es más fácil caer que en otros y, en la restauración y la noche, el riesgo es muy elevado. Salvando las distancias, así como algunos trabajadores tienen que afrontar y convivir con el amianto, nosotros lo hacemos con el alcohol y la noche».
«Yo era adicto, me encantaba el ritmo, la intensidad, el compromiso, la exigencia diaria para hacer feliz al cliente, y me aplicaba a fondo. Pero sucedía exactamente lo contrario cuando llegaba a mi casa, con mi familia y mis amigos. No tenía ganas de hacer nada ni de servir a nadie, ni siquiera de hablar con ellos. Estaba exhausto y pagaban mi «quemada» los más cercanos. De modo que intentaba olvidar todo bebiendo y esnifando».
Sin duda, hay pocos sectores y/o negocios más bonitos y divertidos que el vino y la comida, pero también hay pocos tan peligrosos.
Los servicios en bares y restaurantes suelen terminar bien entrada la noche, inclusive de madrugada y, como el resto de los humanos, los trabajadores buscan su momento de ocio después del trabajo. Determinados oficios tienen horarios que permiten ir de compras, al cine, al teatro o al gimnasio. Pero con los horarios de cierre en la restauración, ¿adónde se puede ir? No conozco en nuestro país muchos cines, teatros o tiendas que abran de madrugada. De modo que la mayoría nos encontramos en otros locales que cierran más tarde que nosotros o hacemos nuestras propias fiestas en casas particulares o donde sea.
A esto hay que añadir la quemada que lleva encima mucha gente y la justificación a la que recurrimos: «Ahora me toca disfrutar a mí, que me sirvan a mí...».
Es un sector que quizá la gente no considera tan evidentemente peligroso como el de los y las camareras de discoteca, los DJ, los músicos de rock o artistas de variedades, en quienes casi se da por hecho, e incluso se acepta con naturalidad, el contacto con ciertos vicios.
«Puede parecer una auténtica locura que soñara con un proyecto de vinos propios cuando el alcohol me estaba jodiendo la vida. Con el tiempo he comprendido que mi pasión por el vino era mucho más fuerte que mi adicción por él y que querer sacar adelante un proyecto personal fue de gran ayuda. Por otro lado, también tenía la esperanza, ya fuera del restaurante, de poder formar una familia, ya que, trabajando en un restaurante estrellado, viviendo fuera de casa, con horarios de locos, esa idea era casi un imposible. Esto también me daba fuerzas para seguir luchando y no dejarme ir del todo».
Porque, David Seijas, fundó en 2017 el proyecto Gallina de Piel, con la ilusión de divulgar su propio vino. Desde este proyecto donde lo que se busca es divulgar y custodiar el vino, sin bodega propia, el sommelier aterriza en la isla de Tenerife, con su nuevo proyecto, Mazapé un vino de parcela única que ha desarrollado un lenguaje inspirado en la tabla periódica de los elementos, que incorpora los distintos factores que influyen en la elaboración de un vino: clima, añada, geología, viñedo y bodega.
Según cuenta Montse Perelló, grafóloga y grafoterapeuta, «lo que David buscó al escribir este libro desde el principio era que quería «encontrarse», ser él, salir de la sombra de su personaje, confiar más en sí mismo y disfrutar su profesión con otra mirada. Por eso lo pusimos todo al servicio de crear un David sommelier que le aportara armonía, que atenuara la queja, que le permitiera vivir sin tantas luchas y tabúes un acto tan habitual para él como era catar vinos».
«Y aquí lo tenemos. Un libro como él. Realista e innovador, lleno de pasión y humor. Claro y respetuoso con el tema de las adicciones. Un libro fresco, lleno de olores y sabores, que hace percibir la restauración desde otro punto de vista. Lleno de reconocimientos a las personas que lo han inspirado y aprecia. Un libro sencillo, humilde y valiente. Un libro sanador».
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